El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, habló de “medidas sociales excepcionales” si vuelve a repetirse un escenario de cuarentena. Y el de Economía, Martín Guzmán, aseguró el jueves en Entre Ríos que “se continuará protegiendo a los sectores que estén en una situación más crítica”. Antes, Matías Kulfas, había afirmado que “la ayuda del Estado estuvo, está y estará presente para cada sector que lo necesite”.
Desde el Gobierno no descartan volver a las ayudas directas -como fueron el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y el programa ATP para las empresas-. Pero, por ahora, los funcionarios prefieren hablar con eufemismos.
El Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) llegó a 9 millones de personas con tres pagos de $ 10.000 cada uno que se concretaron entre abril y septiembre de 2020. El Estado destinó $ 270.000 millones a esta ayuda que llegaba a desocupados, titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUH), empleadas domésticas, trabajadores informales y monotributistas de las categorías A y B.
El año pasado también se desarrolló el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), una pieza clave para sostener la actividad privada en medio de la cuarentena estricta. A través del ATP el Estado se hacía cargo del pago de hasta el 50% de los salarios. A medida que se retomaron las aperturas esa asistencia se fue achicando hasta que el programa terminó en diciembre.
El IFE y ATP se fueron discontinuando mientras la pandemia mostraba signos de retracción y se confiaba en el avance de las vacunas. El motivo principal para acotar estas ayudas fue ponerle límites al déficit fiscal. El año pasado el rojo en las cuentas publicas superó el 7% y el Banco Central emitió 2 billones de pesos para cubrir estas ayudas y otros gastos del Estado.
Ahora con la expansión del rebrote sanitario y el análisis diario acerca de si hay que volver o no al confinamiento, los funcionarios deslizan que la chance de reactivar el IFE y el ATP vuelve a aparecer. “Aún no hay nada definido, dependerá de cómo vaya evolucionando la pandemia. Lo que está claro es que no vamos a dejar a la gente sin ayuda”, aseguran.
El viernes pasado se conoció el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central. Los economistas mejoraron la proyección de suba de la actividad para 2021. Pasó de 4,8% a 5,5%. Pero esta mejora está atada al supuesto de que se avance con la vacunación, la pandemia retroceda y no haya un nuevo confinamiento. Si esto último ocurriera, habrá que rehacer los pronósticos con perspectivas más sombrías.
El problema es que en el presupuesto 2021 no se contemplaron ayudas, porque está armado sobre un esquema de no pandemia o de no rebrote. Pero desde el Gobierno minimizan esa situación, poniendo como ejemplo el 2020, en el que tampoco estaban contemplados los gastos del IFE y el ATP en el presupuesto y, sin embargo, se hicieron.
Los funcionarios remarcan que si los contagios se aceleran y hubiera que volver a cerrar va a ser muy distinto de lo que ocurrió en la fase inicial. Esto es porque las industrias ya adaptaron sus protocolos y a medida que fueron abriendo se demostró que la industria no fue un factor de contagio ni de circulación del virus. Y de hecho es un factor de detención temprana: se trabaja en formato de burbujas y si hay algún caso, se aísla a todo el mismo turno.
AQ NE
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