“Decidí vacunarme. Me puse a averiguar dónde hacerlo, llamé a mi viejo amigo Ginés González García, a quien conozco desde mucho antes de que fuera ministro, y me dijo que tenía que ir al Hospital Posadas. Cuando estaba por ir, recibí un mensaje del secretario de Ginés que me dijo que iba a venir un equipo de vacunadores del Posadas al Ministerio y que fuera al Ministerio a darme la vacuna”.
Ese relato del periodista Horacio Verbitsky, que puede condensarse en un párrafo, fue caótico: no solo lo despidieron de El Destape Radio,donde con tranquilidad contó que se había inoculado contra el coronavirus irregularmente, por fuera del esquema oficial; sino que su relato también eclosionó las filas del gobierno nacional, que debió afrontar una de sus crisis más duras en la pandemia y precipitar la salida de Ginés González García, el sanitarista que lideraba la cartera de Salud.
Lo esbozado por Verbitsky, además, no fue individual. Se supo, luego, que al menos una decena de personas había sido vacunada con la primera dosis de la Sputnik V en la sede del Ministerio de Salud y la administración del Frente de Todos publicó una lista de 70 individuos que se vacunaron por gestiones oficiales. En ella estaban, por ejemplo, el expresidente Eduardo Duhalde y su esposa “Chiche”, que habían recibido el fármaco en su casa.
Y no solo fue eso. Se conoció, a su vez, que otros personajes públicos -que no accedieron a las dosis en el microcentro porteño y tampoco estaban en la lista- también habían sido inoculados, a pesar de no entrar en los grupos prioritarios. Dentro de ellos, y tal como publicó LA NACION, aparecieron el sindicalista Hugo Moyano -que dijo estar vacunado por ser el presidente de dos obras sociales-, su esposa y su hijo menor, Jerónimo.
Hasta ese 19 de febrero en que Verbitsky narró cómo accedió a la Sputnik V, mientras la campaña de vacunación oficial ocurría a cuentagotas, todo lo ocurrido se había dado en las tinieblas, no había trascendido. Ese mismo día, Roberto Navarro decidió echar al periodista de la radio ya que consideró una “inmoralidad que con 50.000 muertos haya vacunados vip” y, al día siguiente, la gestión del presidente Alberto Fernández formalizó en el Boletín Oficial la renuncia de González García y el nombramiento de la entonces secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, como su reemplazante.
“Nadie puede avalar que, en las circunstancias que vivimos, alguien tenga la posibilidad de adelantarse en la vacunación”, decía Fernández, unos días después, en una gira oficial desde México.
Mostrándose arrepentido, Verbitsky pidió disculpas y dijo que su vacunación “fue un error grave”. Y en la vorágine argentina, ya para el 9 de marzo tenía un nuevo quehacer radial: el programa El Cohete a La Luna, en Radio del Plata, que comenzaría a emitirse los domingos, de 9 a 12.
Justamente hoy, un domingo, el mismo domingo en que se había aprobado la media sanción en Diputados para el proyecto que modifica el impuesto a las ganancias -un alivio para la clase media que el oficialismo busca, también, capitalizar políticamente- el mismísimo Fernández -que condenó la vacunación vip, echó a un ministro, habló de una “campaña despiadada” de la oposición y comentó que algunos protocolos se saltearon porque en los diarios se escribía que el Gobierno estaba envenenando gente- levantó el teléfono para entrevistarse con Verbitsky y para así poner, él mismo, el tema nuevamente en agenda.
LA NACION