Tras una novela de mil capítulos, con idas y venidas y desconfianzas mutuas durante casi medio año, el Gobierno y los bloques de la oposición cerraron un acuerdo político para postergar la fecha de las elecciones: las PASO se harán el 12 de septiembre y las generales el 14 de noviembre. El proyecto de ley consensuado incluirá la célebre “cláusula cerrojo” que pretendía Juntos por el Cambio para bloquear la posibilidad de que las primarias se suspendan o que se vuelvan a introducir modificaciones en el calendario electoral.
El acuerdo fue tejido en secreto durante toda la semana con múltiples intercambios telefónicos entre el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro; el presidente de Diputados, Sergio Massa; el jefe del bloque oficialista Máximo Kirchner; el jefe del interbloque de Juntos por el Cambio Mario Negri y el titular del bloque de Pro, Cristian Ritondo.
Y se selló ayer, en una reunión virtual encabezada por De Pedro y Massa desde el Salón de los Escudos de la Casa Rosada y con todos los jefes de bloque de la Cámara baja conectados por videoconferencia y proyectados en una pantalla gigante montada especialmente para la ocasión. Esta vez, los líderes parlamentarios opositores optaron por no asistir personalmente, para no quedar plasmados en una foto incómoda si el Gobierno traicionaba el consenso previo en el último minuto.
Pero eso no pasó, y ambas partes salieron a ponderar el consenso político y a resaltar sus propias victorias. “En Argentina no habrá suspensión de elecciones, para nosotros esto es un gran logro. Para nosotros este acuerdo es un buen punto de partida porque aceptaron nuestra cláusula de garantía que implica que esta prórroga será por única vez y que habrá PASO”, dijo Negri tras la reunión.
Una importante figura del oficialismo, en cambio, resaltó: “El acuerdo es total entre el Gobierno y la oposición en el texto del proyecto. Pero no se trata solo de una cláusula cerrojo, porque una ley puede modificar otra ley. Lo que se hizo es un acuerdo político que es lo más importante”.
La iniciativa consensuada fija que se modificarán “por única vez” la fecha de las PASO para el segundo domingo de septiembre y la fecha de las generales para el segundo domingo de noviembre debido al avance de la segunda ola de Covid. El registro de candidatos y el inicio de la campaña electoral se hará 45 días antes de los comicios. Y se introducirá un artículo con la cláusula que exigió Juntos por Juntos por el Cambio para blindar la realización de las primarias.
De acuerdo al texto al que pudo acceder LA NACION, la cláusula quedará redactada del siguiente modo: “La presente ley no podrá ser modificada ni derogada durante el año calendario en curso en tanto regula un derecho subjetivo de los partidos políticos, instituciones fundamentales del sistema democrático, a elegir sus candidatos a los cargos electivos previstos en la Constitución Nacional”.
“Las PASO quedará programada para el 12 de septiembre, y las generales el 14 de noviembre”, proclamó Wado De Pedro.
Una alta fuente del Gobierno señaló que el texto tendrá la autoría del Poder Ejecutivo solo si el Presidente llega a firmarlo antes de su viaje a Europa. Pero la intención del oficialismo es que el próximo miércoles comience a ser tratado en comisión. Aún así, por una cuestión jurídica, Fernández deberá convocar oficialmente a elecciones antes del 10 de mayo con el calendario vigente. Pero, si todo sale como se acordó, será solo una formalidad que luego quedará superada por la nueva ley electoral.
“Lo trascendente es que hubo consenso en que la pandemia incide en el proceso electoral y ganamos un mes para vacunar”, comentó un alto funcionario al terminar el encuentro virtual.
Pantano y salida
Hasta la semana pasada, la discusión en torno a la fecha de las elecciones había caído en un pantano por la indefinición del Gobierno en torno a las PASO. Con gobernadores y referentes que clamaban borrar a las del calendario de este año, la actitud zigzagueante del oficialismo había sumido en la desconfianza a la oposición.
De Pedro y los jefes de bloque de Juntos por el Cambio se habían reunido en el Congreso a principios de abril para avanzar en un consenso en torno a la prórroga de las elecciones. De allí surgió el primer borrador de un proyecto con autoría del Poder Ejecutivo que circuló entre los bloques opositores.
Con ese papel en la mano, Juntos por el Cambio hizo una devolución y aceptó aplazar las fechas de los comicios aunque puso condiciones. La principal, que la nueva ley incluyera una cláusula que asegurara el respeto de la legislación electoral vigentes.
Todo parecía fluir pero, de un momento a otro, el Poder Ejecutivo frenó el envío del proyecto. Y la oposición quedó sumida en el desconcierto por una actitud que, entendía, reflejaba el desacuerdo interno en el oficialismo y una segunda intención para suspender definitivamente las PASO.
Esta semana, el Gobierno reflotó las negociaciones. Primero, desde el oficialismo hicieron una contrapropuesta con una cláusula gatillo “light”, que no conformó a la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio.
Finalmente la Casa Rosada aceptó las condiciones iniciales de la oposición. De Pedro, incluso, lo puso todo por escrito en un memo que le envió a Negri, y que luego circuló por la coalición opositora. “Ellos querían ganar un mes más para llegar mejor a la elección. Nosotros queríamos la cláusula gatillo para garantizar las PASO”, resumió un importante referente de la principal bancada opositora.