Tras la gira por Europa en la que se tomó descanso de la agenda local y las internas en el oficialismo, Alberto Fernández volvió este lunes a la Casa Rosada y empieza a transitar el camino rumbo a un nuevo anuncio por las restricciones para frenar el avance del coronavirus.
El Presidente llegó cerca de las 11, solo, y se dirigió rumbo a su despacho ubicado en el primer piso. Luego, minutos después, trazó una reunión con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, para evaluar las medidas que deberá adoptar a partir del próximo viernes, cuando vence el decreto de necesidad y urgencia.
Aunque aclaran que falta toda una semana de evaluación, en el Gobierno admiten que “no es descabellado” pensar en un cierre fuerte de la cuarentena, por un tiempo acotado, como propone la Provincia, para cortar con el crecimiento de la curva de contagios.
Como indicó este domingo a la noche en C5N, el jefe de Estado se prepara para firmar un nuevo DNU si finalmente el Congreso no aprueba la ley para el manejo de la pandemia, proyecto que recién podría tener media sanción del Senado este miércoles.
“Si no está la ley, la única alternativa es que un DNU vuelva a poner en vigencia las restricciones, que son muy necesarias”, dijo Fernández, que junto a sus colaboradores debe definir si, tras el fallo adverso de la Corte Suprema de Justicia por las clases presenciales en la Ciudad de Buenos Aires, vuelve a insistir la suspensión en el texto del decreto. Todo hace pensar que así será.
En cualquier caso, respecto a las restricciones, en Balcarce 50 descuentan que “como mínimo se renovarán las vigentes” y no descartan que haya nuevas medidas. Se apunta a continuar con una baja en la circulación.
Las declaraciones del viceministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, quien volvió a pedir “un cierre fuerte”, no sonaron desmesuradas a los funcionarios nacionales. Más: hay quienes sostienen que la situación sanitaria no mejoró respecto a lo previsto el 30 de abril, cuando Alberto F. extendió la cuarentena. “No es descabellado pensar en eso. Hay una meseta de casos demasiado alta”, consideran.
Y advierten que tampoco cambió el relajamiento social: “Los casos bajaron al principio y ahora estamos en una meseta”.
El análisis va en la misma línea que lo expuesto por Fernández, quien analizó que “se observa una suerte de amesetamiento un poco por debajo, pero se necesita bajar más”.
Para cortar con ese relajamiento, surge una medida alternativa en evaluación, que ya se discutió semanas atrás, pero que finalmente no tuvo consenso en el Gobierno: un cierre fuerte al menos el fin de semana. La administración de Axel Kicillof, con los controles en Panamericana aquel sábado 1 de mayo, ya hizo su propia prueba piloto.
Fuente Clarin