“El gobierno representa la más exitosa organización gangsteril” supo espetar el filósofo británico Alan Watts (1915- 1973) ;a no dudarlo dicha fantástica definición aplica a todo el sistema partidocrático argentino convertido desde el 10/12/83 en un significativo emprendimiento criminal de composición mixta, donde convergen factores vinculados tanto al sector público como el privado.
Comenzando con Delconte en la Aduana alfonsinista ( formidable caja negra política) siguiendo con los pollos de Mazzorin, el vaciamiento del Banco de Italia, y con el advenimiento del menemismo se recuerdan -entre otros- el PAMI de Víctor Alderete, la contratación fraudulenta de la multinacional IBM con la DGI ( Ricardo Cossio) y también con el Banco Nación (Aldo y Mario Daddone, Genaro Contartese, Hugo Gaggero).
Ni que hablar de Franco y Mauricio Macri (SEVEL S.A) otrora contrabandistas de auto partes en el marco de un régimen de intercambio compensado; La Aduana Paralela (Gustavo Parino a quien le fue extendido un certificado de impunidad).
La Mafia del Oro.(Enrique Piana éste doblemente condenado por contrabando y evasión fiscal y convicto de lavado de dinero en los EEUU); no sin olvidar la Banelco y los sobornos en el Senado, caso misericordiosamente absuelto merced a la pésima tarea instructora del juez federal Daniel Rafecas sumado al fiasco del “testigo estrella” Mario Pontaquarto,
Y ni que hablar a partir del advenimiento del binomio Kirchner a la comarca presidencial, donde se vio entronizada la cartelización de la obra pública y la definitiva consolidación de un empresariado corporativista y prebendario; y como olvidar las expresiones gangsteriles del señor José López revoleando nueve millones de dólares por un supuesto convento ( ¿aguantadero?.
El confeso coimero y condenado Ricardo Jaime; o como olvidar la reciente condena de Lázaro Báez y la demostrada vinculación del delito de lavado de dinero con las ilicitudes preexistentes ( corrupción estatal en la obra pública y evasión fiscal), etc. etc..
Por cierto esta batería de datos no hace más que reafirmar la incontrovertible veracidad acerca de la fantástica definición acuñada por el filósofo británico Alan Watts.(1915-1973), la cual aplica a todo el sistema partidocrático argentino.
De modo tal que no se observan significativas diferencias entre Delconte, Alfonsín, Mazzorín, Banco de Italia, Alderete, Cossio, Daddone, Contartese, Gággero, Parino, Franco y Mauricio Macri, Néstor y Cristina Kirchner, Julio De Vido, Amado Boudou, Ricardo Jaime, Lázaro Báez, o el formidable José López experto en revolear bolsos conteniendo nueve millones de dólares en un aguantadero disfrazado de convento.
¿Porque debiera sorprender entonces el caso vinculado al doctor Fabián Rodríguez Simón a quien la Emperatriz del Calafate supo adjetivar como un “apretador serial de jueces y de empresarios”No sin mencionar en este caso que el muerto se ríe del degollado. Hagamos un pequeño ejercicio de memoria: “ Oscar, hay que salir a apretar a los jueces; hay que inventar denuncias”; “ si claro Cristina, apretar a los jueces, inventar denuncias” ( imperdible diálogo telefónico que ubica a la Emperatriz del Calafate y al Mayordomo del Instituto Patria).

*Ex juez en lo Penal Económico