Al despuntar el lunes, primero de los dos días del feriado largo, ardía el chat de whatsapp de los comerciantes de la avenida San Martín, en Capital. “¿Che, qué hago? ¿Ustedes abren o no?”; “Yo abro, pero dejo puesta la reja“. “Yo no voy a hacer nada, no quiero que me clausuren”; “Yo abro, después vemos“.
Con idas y vueltas de este tipo, prácticamente todos los centros comerciales de la Ciudad tuvieron el fin de semana y el lunes muchos de sus locales abiertos. De hecho, el DNU de la Nación establece que se puede entregar mercadería en la puerta, siempre que el cliente haya hecho la compra con antelación, por Internet o vía telefónica. Y fue por ahí, en esa zona gris y difícil de vigilar, donde muchos comercios canalizaron sus ventas, despachando tanto lo que vendían “online” como a los clientes que en no pocos casos se agolparon en la vereda.
“La verdad es que nadie quiere morir de Covid, pero tampoco de inanición. Aun antes de este último cierre, estábamos vendiendo un 40% de la cantidad de unidades que vendíamos en 2019″, señaló Fabián Castillo, presidente de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (FECOBA).
En la zona de Cabildo y Juramento, en Belgrano, los negocios abiertos eran de todo tipo: celulares, indumentaria, ropa deportiva, restaurantes. En la plaza Palermo Viejo, donde convergen una decena de cafés y restaurantes, abundaban los grupos de personas sin barbijo. Incluso en uno, donde conocido coreógrafo tomaba café con vasos descartables de un bar de enfrente en una ronda de unos ocho amigos, participaban dos policías de chaleco bordó. Dos cuadras más adelante, frente al bar de un hotel boutique palermitano, una concentración similar de gente ocurría alrededor de una panelista de un programa de televisión. Café en la vereda, de parados.
En otros centros comerciales como Once, Boedo, Caballito, Paternal y Mataderos se veía el lunes un discreto nivel de actividad, con muchos locales abiertos, aunque sin mesas a la vereda ni gente adentro de los comercios.
“Toda esta gente lleva un año y medio comiéndose sus ahorros, algunos vendieron cosas para poder mantener la actividad. Nosotros tenemos 70 centros comerciales a cielo abierto en Capital y en todas partes están con la misma disyuntiva, entre hacer lo que dice la ley y la propia supervivencia”, agregó Castillo.
En Córdoba hubo incluso manifestaciones de protesta. “En muchas ciudades hubo movilizaciones de diferente tipo, protestando contra el confinamiento”, dijo Enrique Cerezo, comerciante de Villa María y titular de la Federación Comercial de Córdoba (FEDECOM).
“El comercio minorista necesita de su recaudación diaria para poder hacer frente a sus obligaciones, a diferencia de otros rubros o sectores que pueden tener una previsión diferente”, agregó el directivo. “Lo que más duele, y molesta, es la falta de previsión. El viernes a las diez de la noche yo estaba en conversación con el secretario de Comercio y nadie sabía qué teníamos que decirles a los empleados. Nadie sabía si el sábado podíamos abrir o no”.
En Rosario, en cambio, el acatamiento fue parejo, con poco movimiento, según un relevamiento de la MEC Consultores, especializada en temas de actividad industrial y comercial de la Región Centro.
“Hay un enojo por parte de empresarios y emprendimientos sobre cómo ha sido manejado el tema de la pandemia, tanto por parte del Gobierno nacional como por el gobierno provincial de Omar Perotti”, dijo Ariel Secondo, titular de MEC. “Hay problemas de deudas por parte de los comerciantes, que se traduce en un brutal pasaje a la informalidad y muchos cierres, en una economía de subsistencia. Me hablan de volúmenes de venta del orden de 30% a 40% de lo que esperaban para este año, al menos por ahora”.
Pero, por otro lado, la pandemia también pegó fuerte en esta ciudad. “El acatamiento es masivo, limitado al take away para los negocios que despachan. En cuanto a los comercios esenciales, si bien están abiertos, hay poca circulación de gente y la consecuente baja de la actividad comercial. Hay angustia, por el lado de la situación económica, y por el otro hay temor y preocupación por la pandemia. El tema de la salud, acá en Rosario, se ha desbordado“.
Castillo, de FECOBA, agregó que le plantearon al ministro de Producción porteño, José Luis Giusti, que a nivel comercial ya no tienen más margen de maniobra. “Sólo en la calle Florida cerraron cerca de 500 locales, 170 a la calle y 300 dentro de galerías. Entendemos las necesidades sanitarias y de hecho fuimos los primeros en aplicar los protocolos. Pero estamos en una situación muy endeble”.
Fuente Clarin