Por Ignacio Ortelli
Salvo excepciones, en el oficialismo no hay quienes se autopostulen sino al contrario: la mayoría busca salir del radar. En la Mesa de los lunes que reúne a la cúpula de la coalición no se avanzó en los nombres.
Ni el nombre ni el perfil del candidato. A diez días para el cierre de listas para las PASO, en el Frente de Todos no hay demasiadas certezas en torno a quién encabezará la lista de Diputados que afrontará la madre de todas las batallas en la provincia de Buenos Aires. Más: a diferencia de otras veces, en la coalición gobernante no abundan los autopostulados y son pocos los dirigentes con cierta relevancia y conocimiento que están dispuestos a dejar sus cargos justo cuando, luego de 20 meses de una gestión signada por la pandemia, comienza a vislumbrarse una etapa de cierta normalidad que abre un escenario distinto.
En medio de muchos interrogantes, una certeza surgió en las últimas horas. Y tiene que ver con el rol que tendrá Alberto Fernández en la elección del primer nombre de la boleta. Con Cristina Kirchner como accionista mayoritaria y marcado liderazgo en el Ejecutivo, todas las voces coincidían -algunas con resignación- en que sería quien impusiera la candidatura del espacio, más allá de las negociaciones y reflexiones que aporta la Mesa de los Lunes, el habitual almuerzo que reúne a la cúpula del Frente de Todos, con excepción del Presidente y de la vice.
Sin embargo, según pudo saber Clarín de fuentes inobjetables, la decisión es que sea Fernández quien lo elija. “Cristina y Sergio (por Massa) le pidieron que defina él”, confiaron a este diario. Fue un pedido en igual sentido, pero por separado. Mientras el contacto entre el Presidente y el titular de la Cámara de Diputados es cotidiano y las visitas del tigrense a Olivos y a la Rosada son frecuentes, la semana pasada hubo una cena en la residencia presidencial que unió a Alberto y a Cristina. Fue antes de que la vice viajara al Sur para instalarse en su casa de El Calafate y sirvió para ordenar el camino rumbo al cierre.
El razonamiento que hacen cerca de uno de los tres dirigentes para explicar la decisión de que elija el Presidente es que la nominación del candidato “es simbólica” y, en consecuencia, no debe leerse como una señal de debilidad de cara a la segunda mitad del mandato. “Hay que reforzar el concepto de que la unidad es fundamental y a nadie le sirve que se siga desgastando la figura de quien logró cerrar la unidad”, resume un interlocutor directo de la cúpula frentetodista.
Esto al mismo tiempo revela una primera certeza sobre el perfil: alguien que pueda ser considerado “albertista”, pero que pase el filtro ultrakirchnerista y tampoco haga ruido en el massismo. El universo, en un espacio tan diverso y con facciones bien nítidas, es más acotado de lo pensado, por lo que hay todavía menos margen para delinear las características individuales del candidato. “Lo ideal es que si (Leandro) Santoro es la cabeza en Ciudad, sea una mujer y con un perfil que lo complemente, pero no hay mucho para elegir”, es el dictamen de un hombre que se sienta en la mesa de la cúpula.
A pesar de las versiones, sin embargo, en Casa Rosada afirman que Alberto F. no tomará ninguna decisión en soledad. “Es con Cristina y con Sergio, Nadie puede pensar que algo tan importante se tome sin consultar a todos”, aseguran al señalar la triada de poder sobre la que se sostiene el FdT.
Con o sin consulta, el menú que tiene Alberto F. no es abundante. No son muchos los casos de funcionarios o dirigentes que sonrían cuando se les consulta por una eventual candidatura. Y no sólo por las dificultades para defender la gestión: hoy, con la Provincia en manos de Axel Kicillof, la candidatura y un eventual triunfo en las Legislativas no abre el escenario para apuntar a la gobernación, como se propuso -por ejemplo- Martín Insaurralde en 2013. Precisamente, el lomense, que recibió guiños de Alberto y Cristina públicamente, es uno de los intendentes que suena, a pesar de ser parte de la mesa de los lunes.
El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, impulsado con malicia por sectores de la coalición que pretenden su salida del despacho contiguo al Presidente, ya dejó saber que no quiere ser candidato. El propio Fernández lo descartó ni bien escuchó el rumor en un medio de comunicación y explicó que lo necesita cerca suyo. Pero, igual, los rumores son intensos.
El ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, otra de las figuras que sonó con fuerza por su gestión y por amalgamar a las tres patas fuertes del frentetodista, tiene un plan a cuatro años, con resultados que ya puede empezar a mostrar y que el oficialismo piensa exprimir al máximo en la campaña.
De hecho, fue ungido como la referencia de conexión -junto al ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro- con los gobernadores y será pieza fundamental en el esquema de desembarcos por las provincias que prepara Alberto F. “Su candidatura -razona un estratega oficialista- obligaría a cambiar todo a mitad de camino”. Katopodis, por lo pronto, no reniega de las versiones pero tampoco se muestra entusiasmado cuando le consultan públicamente.
El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, es otra posibilidad que se visibilizó en los últimos días. Clave en la contención de los sectores más vulnerables durante la pandemia e impulsor de medidas como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) que impactaron en sectores medios de la sociedad, sufrió también el embate del fuego amigo del FdT y debió lidiar con el loteo horizontal de su ministerio. Es, en consecuencia, uno de los pocos que no se atornilla a su cargo, en un escenario en el que en el oficialismo remarcan que no habrá candidaturas testimoniales.
Algo similar ocurre con la titular del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz. Cercana a Fernández pero también resaltada por Cristina por su férrea defensa del modelo K en medios no afines, no oculta su intención de ir por más. Con la expectativa de gobernar la ciudad de La Plata en 2023, hoy en manos del cambiemita Julio Garro, la exposición que le garantiza una candidatura va en esa línea.
Referente de Kicillof en materia de salud y elogiado por Cristina, el viceministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, es otro nombre que circuló con fuerza en las últimas horas. Días atrás el jefe de Gabinete provincial, Carlos Bianco, lo incluyó en la lista de compañeros que “representarían bien al espacio”. Y cuando fue consultado públicamente, siempre dejó en claro que priorizaría lo que defina la conducción. La contra: es un hombre más identificado con la vice que con Alberto.
Por otro lado, tanto la directora ejecutiva de la ANSeS, Fernanda Raverta; como la titular del PAMI, Luana Volnovich, dos dirigentes de La Cámpora pero con sólido vínculo con Alberto, no buscan cambiar de aire para volver al Congreso. Lo mismo que Malena Galmarini cuyo nombre volvió a retumbar en las últimas horas. Dato: según pudo saber este diario, desde la cúpula “le pidieron a Massa (NdeR: su pareja) que la convenza”.
Fuente Clarin