Las autoridades de la isla suelen atribuir la culpa de las dificultades económicas que enfrenta la población al efecto de las sanciones estadounidenses, señalando que les dificultan el comercio y la obtención de inversiones y de financiamiento.
Sus críticos, sin embargo, apuntan que la isla mantiene relaciones comerciales con decenas de países de todo el mundo y que recibe importantes inversiones extranjeras, eso sí, en los sectores donde hay posibilidad de mantener operaciones rentables como el turismo.
Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional, señala que aunque el embargo de Estados Unidos ha tenido un impacto económico y social sobre la isla, el argumento de culpar a estas sanciones por los problemas cubanos es “obsoleto”.
“Ellos [el gobierno cubano] han generado una narrativa como si se tratara de un bloqueo completo y se trata de un embargo económico y financiero, con todas las implicaciones que eso tiene en la vida de las personas”, dijo Guevara-Rosas a BBC Mundo.
Recordó además que la isla tiene lazos estrechos de cooperación y de comercio con países europeos y que, de hecho, Estados Unidos es el principal exportador de alimentos y medicamentos a Cuba.
La lista de los principales socios comerciales de la isla es variada e incluye a países como Venezuela, China, España, Canadá, Rusia, México, Países Bajos, Italia, Francia, Alemania y el propio Estados Unidos, de acuerdo con cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba correspondientes a 2019.
Guevara-Rosas destaca que 80% del consumo de carne y pollo de la isla proviene de Estados Unidos.
John Kavulich, presidente del US-Cuba Trade and Economic Council, señaló a BBC Monitoring que este año las exportaciones de alimentos de EE.UU. a la isla han aumentado 60% en comparación con 2020 y que en lo que va de año suman unos US$140 millones, principalmente por la venta de pollo pero también por otros rubros.
Kavulich estima que en torno a 8% de los alimentos importados por Cuba proceden de Estados Unidos.
Así, a la hora de buscar el origen de las dificultades de la isla algunos analistas como Pedro Freyre miran más allá del embargo.
“El problema fundamental de la economía de Cuba es que su sistema es muy ineficiente”, dice.
“El planeamiento es central y la propiedad, el título de todos los bienes fundamentales de producción, es del Estado. Las empresas grandes son del Estado. El sector privado es relativamente pequeño y ha venido expandiéndose a duras penas, pero son muy pequeñitos, son negocios personales”, señala.
Afirma que quienes viajan a Cuba pueden notar el elevado estado de desgaste en la infraestructura, algo que atribuye a las dificultades del sistema para crear valor y capital.
“Entonces, en medio de todo ese desgaste ves un hotel nuevo, de primera línea. Ese hotel es un joint venture de una agencia del gobierno, normalmente con una empresa rusa, una empresa china, o lo que sea y es como un oasis de capitalización en medio de un océano de desgaste”, agrega.
Freyre asegura que en ese contexto, el embargo le impone a Cuba una carga adicional y hace las cosas más difíciles, pero que la raíz de todo está en la ineficiencia del sistema.
“Una Cuba capitalista bajo sanciones no tendría ni remotamente el nivel de problemas que tiene ahora. Tendría problemas, pero no el nivel de problemas que tiene ahora”, concluye.
Fuente El Nacional