La crisis por el pacto de defensa entre Gran Bretaña, Estados Unidos y Australia, que anula la orden de construir 12 submarinos convencionales en Francia y los reemplaza por submarinos nucleares norteamericanos construidos en el reino, no cesa.
El primer ministro británico Boris Johnson y el presidente norteamericano Joe Biden subestimaron la reacción de Francia, que ordenó el retiro de embajadores de Washington y Canberra “por consultas”. Una grave decisión en diplomacia.
Aunque el presidente Biden hablará “en los próximos días” con su par francés Emmanuel Macron, este lunes se canceló una reunión de alto nivel entre Francia y Gran Bretaña como consecuencia de la crisis, que va a debilitar la OTAN y forzar a la UE a defenderse por si misma.
Biden, arquitecto de la polémica alianza, anda en bicicleta en Delaware. Foto: AFP
Florence Parly, la ministra de las fuerzas armadas francesas, ya no se reunirá con su homólogo británico esta semana, después de que su gobierno acusara a Gran Bretaña de “aceptar una forma de estatus de vasallo” a Estados Unidos.
Todo en medio de una disputa por la decisión de Australia de cancelar un acuerdo de compra de 56 .000 millones de euros por 12 submarinos franceses diesel-eléctricos, que originalmente eran nucleares pero fueron modificados a pedido de Australia.
Una relación atravesada por el Brexit
James Cleverly, el ministro de Relaciones Exteriores británico, no negó que la cancelación fuera una señal de la ira de Francia por el acuerdo, reconociendo “altibajos” en las relaciones.
Sin embargo, insistió en que el acuerdo de submarinos “no se trataba de Francia”. Agregó que estaba diseñado para fortalecer las relaciones con los EE.UU. y Australia, así como para “asegurarnos de que tengamos trabajos de fabricación de alta tecnología aquí en el Reino Unido”.
La alianza de defensa fue un desaire al presidente francés. Foto: AP
“Todas las relaciones bilaterales pasan por períodos de tensión. Esa es la inevitabilidad de las relaciones”, dijo y siguió: “No tengo absolutamente ninguna duda de que, en última instancia, nuestra relación con Francia perdurará”.
Australia canceló el contrato a favor de submarinos de propulsión nuclear más sofisticados de Gran Bretaña y Estados Unidos. La medida enfureció al presidente Macron. Probablemente el litigio termine en la justicia.
Australia dijo que había expresado preocupaciones “profundas y graves” sobre su acuerdo submarino con los franceses hace meses.
¿Un estado vasallo?
Clément Beaune, ministro de Europa de Francia, acusó a los británicos de inclinarse ante Washington. “Nuestros amigos británicos nos explicaron que iban a dejar la UE para crear la Gran Bretaña Global. Como puede ver, es un regreso al redil estadounidense y la aceptación de una forma de estatus de vasallo ”, dijo el secretario para Europa de Francia a Public Sénat, una estación de televisión estatal.
Alok Sharma, presidente de Cop26 en la Oficina del Gabinete, dijo a Times Radio: “No veo que tengamos el estatus de vasallo de nadie. Lo que tenemos aquí es un trato entre tres aliados cercanos. Se trata de seguridad en el IndoPacífico. En lo que respecta a Francia, seguiremos teniendo relaciones muy estrechas con ellos, en materia de seguridad a través de la OTAN”.
“Se trata de brindar estabilidad y seguridad en todo el mundo. También de trabajar más de cerca con algunos socios de defensa muy, muy antiguos. La relación con Francia. . . como digo, todas las relaciones bilaterales pasan por períodos de tensión. Esa es la inevitabilidad de las relaciones, tal como están ”.
De espaldas,espadas a Francia
Scott Morrison, el primer ministro australiano, rechazó las afirmaciones francesas de que Canberra había ocultado sus intenciones de abandonar el contrato, diciendo que su gobierno había expresado su preocupación sobre la capacidad de los submarinos de la clase Attack, que el Grupo Naval de Francia había contratado en 2016 para construir.
Scott Morrison, el primer ministro australiano. Foto: EFE
“Creo que habrían tenido todas las razones para saber que teníamos preocupaciones profundas y graves de que la capacidad que estaba entregando el submarino clase Attack no iba a satisfacer nuestros intereses estratégicos. Dejamos muy claro que tomaríamos una decisión basado en nuestro interés nacional estratégico”, dijo Morrison.
Australia, Gran Bretaña y Estados Unidos han formado una alianza de seguridad, AUKUS, en virtud de la cual Reino Unido y Estados Unidos pondrán su tecnología de submarinos nucleares a disposición de Australia, que tiene la intención de construir ocho buques. El acuerdo se concluyó en pleno G7 en Cornwall, donde Macron estaba presente, a su espalda.
Esto llevó a Jean-Yves Le Drian, el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, a decir: “Ha habido mentiras, duplicidad, un gran abuso de confianza y desprecio”, denunció el canciller francés que era el ministro de defensa que negoció el acuerdo bajo el gobierno de Francois Hollande.
Liz Truss, la nueva canciller británica, aseguró que el acuerdo “muestra nuestra disposición a ser tercos en la defensa de nuestros intereses y en desafiar las prácticas injustas y los actos malignos”, visto como una referencia a China.
La alianza de seguridad se tejió en el G7 de espaldas a Francia. Foto: AP
Francia también está en disputa con Suiza, después de que los suizos optaran por comprar aviones de combate F-35 de Estados Unidos en lugar de aviones franceses Rafale. Se dice que Macron canceló una reunión con el presidente Parmelin, programada para noviembre.
“Entente cordial” en crisis
El primer ministro británico Boris Johnson ha dicho que Macron no necesita “preocuparse” por el pacto de seguridad. Johnson dijo que “nuestro amor por Francia es inerradicable” y que todavía había una “entente cordiale”.
“Estamos muy, muy orgullosos de nuestra relación con Francia y es de gran importancia para este país”, agregó.
El acuerdo no solo fue un golpe político indudable para Boris Johnson, que le dio contenido real a su visión posterior al Brexit de una Gran Bretaña global, sino que fue una humillación para el presidente Macron, cuyo gobierno no tenía ni idea del pacto.
La profundidad de la ira de Macron fue subrayada por su decisión de dar el paso sin precedentes de llamar a los embajadores de Francia a Estados Unidos y Australia. Su gobierno también arremetió verbalmente, refiriéndose al acuerdo como “traición” y etiquetando a Gran Bretaña como un “estado vasallo.
Francia es un importante aliado de la OTAN, uno de los mayores contribuyentes a la alianza, y ha tomado la iniciativa en misiones de combate contra los terroristas islamistas que operan en el Sahel y que representan una amenaza directa para Europa, incluida Gran Bretaña. Solo la semana pasada, las fuerzas francesas mataron al jefe del Estado Islámico en el Sahara.
El futuro de la OTAN
LA OTAN ya estaba bajo presión por el mal manejo de Estados Unidos de la retirada de Afganistán. Su cohesión se había puesto aún más en duda por el frecuente debilitamiento de los aliados por parte del ex presidente Trump, incluso si un efecto secundario bienvenido de sus críticas fue un aumento en el gasto militar de los miembros.
El propio Macron había contribuido a deshilachar las alianzas con sus afirmaciones de que la OTAN tenía “muerte cerebral” y repetidas demandas de “autonomía estratégica” europea.
Si se quiere cerrar la brecha entre unos y otros, es esencial que este episodio no conduzca a un mayor deterioro de las relaciones entre Gran Bretaña y Francia. Ya se encuentran en el punto más bajo en la memoria reciente, con los dos gobiernos en desacuerdo sobre los controles fronterizos posteriores al Brexit, los migrantes en el Canal y el protocolo de Irlanda del Norte.
Gran Bretaña y Francia son las dos principales potencias militares de Europa, con intereses estratégicos comunes en un vecindario en el que Estados Unidos ha señalado que claramente está perdiendo interés. Una forma de que las dos partes establezcan una relación más segura sería que Johnson aceptara una oferta de la UE de un nuevo pacto de seguridad y defensa posterior al Brexit.
Como principal actor estratégico de la UE en la región del Indo-Pacífico, Francia tiene un papel importante que desempeñar, incluso si en ocasiones ha rechazado el enfoque de línea dura de Estados Unidos hacia China.
El movimiento diplomáticamente inteligente sería que los socios de AUKUS expandieran la nueva alianza para incluir a Francia y, de hecho, a Canadá, su socio de inteligencia, igualmente despreciado en el acuerdo.
París, corresponsal
ap
Fuente Clarin