
En 1987, el thriller erótico “Atracción fatal” de Adrian Lyne, protagonizado por Glenn Close, Michael Douglas y Anne Archer, se convirtió en un éxito mundial sin precedentes. Un desliz de un hombre casado, profesional, Dan (Douglas) con una compañera de trabajo, Alex (Glenn Close), terminaba en una pesadilla de amenazas, sangre y muerte. Pese a que el hombre había sido muy claro en cuanto a su situación conyugal, y Alex le había correspondido con una madurez y comprensión absolutas, ella después reclamaba sus derechos a poseerlo para siempre y convertía su existencia en un infierno. Una de las escenas más famosas que quedaron en el imaginario popular fue la del conejo, mascota de la pequeña hija de Dan, hirviendo en una cacerola por obra de Alex.