
El dólar blue, llamativamente, se ubicó por debajo de los dólares financieros y cerró el viernes a $201,5. La suba semanal fue menor (1,5) y como consecuencia, la brecha también se ubicó por niveles superiores al 100%.
En este marco, hoy el tipo de cambio oficial es el más barato del mercado pero es el más restringido, lo que genera una gran disyuntiva para los inversores que siguen con desconfianza en el gobierno y su “apetito” por la dolarización no cede.
Esta semana hubo señales del gobierno hacia los mercados: desde la rectificación de que no habrá una devaluación dicha por el propio Martín Guzmán hasta el anuncio de que el programa económico “plurianual” que contemple lineamientos principales sobre los entendimientos con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero hasta el momento, es la espera y la convicción entre los analistas consultados de la frase “si la devaluación no la hace el gobierno, la termina haciendo el mercado”.
Si bien se sobreentiende que es imposible predecir lo que ocurrirá con los dólares porque depende de los movimientos de la política cambiaria y nuevamente, sobre las expectativas, sí podemos avizorar lo que podría ocurrir los próximos meses con los dólares – oficial, alternativos y paralelo.
“Todos los dólares financieros y el dólar ilegal o dólar blue quedaron arriba de 200 pesos. No hay un motivo para pensar que vayan a subir a bajar más allá de entender que hoy una buena parte del mercado demanda esos dólares y cree que van a subir. Hoy se siguen viendo como baratos esos dólares pero hay análisis de que podrían seguir subiendo porque hay una creencia compartida de que no van a bajar. Entonces eso termina siendo una profecía autocumplida”, explicó Martín Kalos, Director de EPyCAConsult.
“Los canales para demandar dólar oficial son contados, por fuera de eso queda esta otra demanda de dólares que no va a dejar de insistir. Sigue habiendo incertidumbre, nadie sale a vender dólares. Todo el mundo intenta comprarlos, es probable que la demanda supere la oferta y que haya subas en todas sus versiones paralelas al oficial”, pronosticó.
En el mismo sentido, coincide el economista Eric Panigua: “El resultado electoral no parece haber trasado una senda clara en materia económica. Con todo lo que sucedió, la chance de una depreciación brusca continúa latente. Con esto, el dólar sigue siendo la apuesta clásica del grueso del público”.
¿Devaluación?
Un término que apareció en las últimas semanas es el “crawling peg” que en términos sencillos implica una devaluación progresiva y controlada de la moneda por el Banco Central. Responde a la idea de que la devaluación esté predeterminada y la tasa de cambio sea conocida con anterioridad para evitar la especulación sobre la divisa. Otra creencia compartida es que no es sostenible a largo plazo una brecha del 100% y que finalmente lo que pega más sobre la economía no es tanto el precio, sino la distancia entre las cotizaciones.
En ese sentido, Sabrina Corujo, Directora de PPI explicó : “El mercado sigue esperando una devaluación. No queda en claro -y de ahí, la volatilidad- si será vía un salto discreto, o aceleración del crawling peg. Pero lo que es seguro, es que una inflación corriendo en niveles de 3%, 3.5% ó 4%, no se condice con una tasa de devaluación sostenida mensualmente en el 1%-1.5%. En esto, creemos que existe coincidencia”.
“La brecha debería achicarse -una economía se sabe (otra coincidencia) no funciona así por largo plazo-, y esto podría darse desde una combinación de suba del piso y caída del techo. Desde el techo, un escenario de menor incertidumbre, con mayor proyección de políticas a futuro y acuerdo con el FMI, permitirá bajarlo o al menos estabilizarlo. Este techo podemos decir que es el que marca hoy el CCL niveles de $215/$216. Desde el lado del piso, lo que hablamos… por ejemplo, una aceleración de la tasa de devaluación que maneja el BCRA”.
Paniagua coincide pero establece que la devaluación no será en el corto plazo: “No la veo materializándose en el muy corto plazo, producto de que la situación social es demasiado frágil como para tolerar un salto discreto. Una depreciación de grandes proporciones, ocasionaría un aumento dramático de las estadísticas de pobreza, y no creo que el gobierno esté en condiciones de sobrellevar ese costo. No obstante, no se puede descartar que se produzca una corrección moderada en algún momento de los próximos meses”.
Martín Kalos concluye en la misma sintonía con una perspectiva de cara al 2022: “De alguna forma la devaluación sea gradual o con correcciones cada cierto periodo de tiempo, tenga que darse, apuntando más para el verano”.
Fuente Ambito