
Cerca de 2.000 personas despidieron ayer, con un libro en mano, a la escritora Almudena Grandes, fallecida el sábado, en un funeral celebrado en el Cementerio Civil de Madrid con la asistencia del primer ministro, Pedro Sánchez. El periodista Ramón Lobo había pedido durante el fin de semana que se despidiera a Grandes con libros, a semejanza de la despedida a José Saramago en Portugal. Los asistentes al entierro de la escritora, fallecida a los 61 años de un cáncer, llevaron también claveles rojos, banderas republicanas y del Atlético de Madrid, del que era seguidora.

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