A punto de dejar la Cámara de Diputados luego de cumplir dos mandatos en la misma, el mendocino Luis Petri dice estar satisfecho por su trabajo de estos 8 años, pero tiene muy claras cuáles fueron las cuestiones que le quedaron pendientes. Como también qué cosas hizo mal el Gobierno de Cambiemos y qué debería hacer la oposición si en 2023 vuelve al poder: “Mantener la unidad del espacio y concentrarnos en generar una gran mayoría”. Para gobernar un país que, reconoce, “va a tener muchos desafíos, muchas complejidades, y es necesario desde el primer día ponerlos sobre la mesa y empezar a resolverlos”.
Llegó a la Cámara baja en 2013 y por lo tanto le tocó atravesar nada menos que tres gobiernos. Presidió la Comisión de Seguridad Interior siendo oficialista y fue vicepresidente de la Cámara entre 2017 y 2019. En diálogo con el portal parlamentario.com, analizó también la interna de Juntos por el Cambio en general y la de la UCR en particular. Y blanqueó un deseo: ser gobernador.
– Ha trascendido estos días que se viene un fallo de la Corte Suprema declarando la inconstitucionalidad de la reforma del Consejo de la Magistratura. ¿Qué cambiaría eso en el sistema judicial?
– Me parece que es trascendental que la Corte de una vez por todas se aboque a tratar el tema de la inconstitucionalidad de la reforma del Consejo de la Magistratura. Nosotros lo planteamos en su momento: claramente el Consejo de la Magistratura tiene que tener una composición equilibrada, que no está garantizada por la ley que impuso el kirchnerismo, y estamos hablando de un órgano clave tanto en el proceso de selección, como el de remoción de magistrados. Y claramente la reforma lo que intentó fue cooptar el Consejo para prácticamente maniatar a la justicia e impedir que los jueces actuaran con independencia. Con lo cual nos parece que es imprescindible recuperar al Consejo de la Magistratura con el sentido que tuvo su incorporación en la reforma del 94, que cuando lo creó lo que quiso era despolitizar el proceso de selección de magistrados, incorporando un órgano que de alguna manera se encargara de todo ese proceso sin que directamente las cuestiones se resolvieran entre el Poder Ejecutivo y el Senado de la Nación. Por lo tanto creo que es una institución imprescindible para garantizar la independencia del Poder Judicial, fundamentalmente frente a los embates del poder político, que han sido muchos.
– Y esto llega inmediatamente después del sobreseimiento de Cristina Kirchner en la causa Hotesur-Los Sauces. ¿Qué representó ese fallo del Tribunal Oral, que en cierta forma pareciera estar creando una suerte de jurisprudencia especial?
– Es gravísimo, porque pareciera que existe una justicia paralela y un Código de Procedimientos especial para Cristina Fernández de Kirchner. Para cualquier ciudadano, cuando se eleva una causa a juicio, su inocencia o su culpabilidad se define en un debate oral, pero tratándose de CFK, en las tres causas, dólar futuro, memorándum con Irán y la causa Los Sauces – Hotesur, pese a la elevación a juicio, en un precedente que es absolutamente nocivo a la hora de juzgar hechos de corrupción, la sobreseen sin llegar a ese necesario debate oral en donde se debe compulsar la prueba, en donde se deben escuchar testigos y peritos, en donde en un proceso totalmente transparente esa persona puede demostrar su inocencia; y esto no ha ocurrido acá. Y no hay norma procesal que habilite que en definitiva uno pueda escapar del juicio oral y obtener un sobreseimiento anticipado que claramente nosotros creemos que tiene que ser revisado por el Tribunal de Alzada. Estos procesos deben abrirse y la finalización del mismo debe darse en el debate oral.
– Hablando de Cristina, ¿qué opina de la última carta que difundió?
– Prácticamente se está desligando de cualquier tipo de acuerdo y negociación con el Fondo; no quiere hacerse cargo, no quiere asumir la responsabilidad que tiene; está claro que si el Gobierno en estos dos años no ha cerrado con el Fondo Monetario Internacional ha sido por la decisión de Cristina Fernández de Kirchner. Ella es la responsable de los efectos perjudiciales que tiene eso para la República Argentina: de los más de 1900 puntos de riesgo país; de los más de 8.000 millones de dólares que Argentina ha perdido por no acordar con el Fondo, y de estar a las puertas de un posible default, que sería gravísimo para la República Argentina y que hay que impedir por todos los medios. El principal obstáculo no ha sido la oposición, que por el contrario ha manifestado que cualquier acuerdo que firme con el presidente de la Nación va a ser debatido y eventualmente aprobado en el Congreso. El principal escollo para cerrar un acuerdo con el FMI ha sido la expresidenta de la Nación, que lo ha dejado explicitado en esta carta, donde ha dicho que ella no va a acompañar un eventual acuerdo con el Fondo; claramente su intención a priori es que la responsabilidad de un acuerdo sea exclusiva y excluyentemente del presidente de la Nación y de la oposición.
– ¿La oposición está dispuesta a acceder a este llamado al diálogo del oficialismo?
– Dos cosas: si se trata de un acuerdo con el FMI, yo creo que la oposición lo debe acompañar, porque no acordar con el Fondo supone irnos del mundo, y ya sabemos lo que ocurrió cuando un 23 de diciembre, mientras gobernaba (Adolfo) Rodríguez Saá un Congreso aplaudía el default de la República Argentina y cuáles fueron las consecuencias de la salida del mundo. Defaultear la deuda supone menos inversiones; supone créditos más caros tanto para el Gobierno, como para los privados; supone cerrar las puertas para que vengan inversores a la Argentina. Me parece que no es una alternativa hoy por hoy que nosotros podamos evaluar, que la Argentina tiene alcanzar un acuerdo razonable, sustentable, y cumplible, fundamentalmente. Y allí van a encontrar a la oposición acompañando.
Ahora, respecto de la convocatoria al diálogo, la verdad que yo no le creo al Gobierno cuando convoca, no le creo. Primero, porque tenemos un presidente devaluado, que no solamente está devaluada su autoridad, sino que está devaluada su palabra; entonces es muy difícil creerle al presidente de la Nación cuando convoca al diálogo, pero inmediatamente después critica a la oposición. Segundo, porque no sabemos a qué diálogo nos quieren convocar. ¿A dialogar en qué aspectos? Es un diálogo vacío, carente de contenidos específicos. Si vamos a dialogar sobre cómo reinsertamos a la Argentina al mundo, si vamos a hablar de cómo relanzamos el Mercosur y avanzamos con el acuerdo con la Comunidad Económica Europea, si vamos a hablar de boleta única, o de extinción de dominio, o del tratamiento de un Código Penal para la República Argentina, seguramente vamos a poder ponernos de acuerdo… Ahora, creo que el Gobierno tiene una agenda diametralmente opuesta a esa y creo que no es la agenda tampoco de los argentinos.
– ¿Cree que después de esta derrota que tuvo, el peronismo le marcará la cancha al kirchnerismo, o incluso que se le ha “picado el boleto” dentro del frente?
– Yo no lo subestimo… ¿Por qué? Porque uno con repasar la historia se da cuenta de que en 2009 nosotros desde la oposición ganábamos una elección y dos años después la perdíamos frente a Cristina Fernández de Kirchner. La gran diferencia que existe respecto de ese momento es que hoy encuentra el kirchnerismo una oposición unida, consolidada, que tiene musculatura política y que tiene ambiciones de generar una alternancia en el 2023, algo que no ocurría allá por 2009. No obstante lo cual creo que hay que trabajar mucho, fundamentalmente hay que construir una gran mayoría no solamente para ganar una elección, sino que creo que la gran responsabilidad de la oposición es construir una mayoría para gobernar un país; un país que va a tener muchísimas dificultades, grandes desafíos, y que los tenemos que sortear. Y tenemos que hablarle al electorado respecto de las grandes reformas que necesariamente reclama y requiere la República Argentina para terminar con el problema del desempleo, que arrastramos desde décadas; para terminar con el problema de la inflación, que ya la Argentina viene padeciendo desde hace más de 70 años; para terminar con el cáncer estructural del déficit fiscal que tienen todas las administraciones, un déficit que la Argentina arrastra por más de 100 años y que obliga a todos los gobiernos a tomar deuda, a abusar de la emisión monetaria, o eventualmente a subir los impuestos para financiar ese déficit y termina siendo una bola de nieve impagable y que supone un ancla al crecimiento y al desarrollo del país. Y esto tiene consecuencias en la pobreza, donde hoy ya tenemos más del 50% de la población, y creo que es uno de los grandes desafíos que tiene el futuro gobierno en 2023. Que claramente este gobierno no los va a poder resolver.
– Cambiemos en 2015 o JxC a partir de 2019, fue una respuesta de la oposición a un peronismo que con la oposición desunida era imbatible. Ahora se demostró que un peronismo unido puede limitarse al 30% de la sociedad. ¿Cree que esto puede llevar a que alguno de los partidos de la oposición se tiente de enfrentar y tratar de vencer al peronismo solo?
– Yo creo que hay un mandato de la ciudadanía a mantener la unidad de Juntos por el Cambio y así lo han interpretado los principales dirigentes; siempre desde que se conformó Juntos por el Cambio el kirchnerismo intentó romperlo y cada tanto lanzaba la posibilidad de que terminara fracturado ni bien iniciamos el Gobierno, o con posterioridad a dejarlo, y esto no ocurrió. Ha habido una gran virtud por parte de todos los dirigentes de Juntos por el Cambio de mantener la unidad del mismo, siendo gobierno y fundamentalmente después de dejar el gobierno, y creo que ese es el gran activo con el cual tenemos que llegar a 2023: con un espacio consolidado, probablemente ampliado, pero fundamentalmente unidos. Creo que no hay posibilidades de derrotar al kirchnerismo si se fractura el espacio de JxC, pero hoy no veo que exista esa posibilidad.
– ¿Se puede hablar de la vuelta del bipartidismo?
– Yo creo que hay “bifrentismo”. No estamos en presencia del bipartidismo tradicional, que se vivió hasta la irrupción del FrePaSo en la Argentina, entre radicalismo y peronismo, sino que estamos ante un bifrentismo entre dos grandes frentes que terminan acaparando un gran porcentaje del electorado y terminan siendo los que dirimen las candidaturas presidenciales y las mayorías en el Congreso.
– Esto me lleva a la interna del radicalismo. ¿Cómo se para en esta discusión que se está dando en el bloque? Si siguiera en el Congreso, ¿de qué lado estaría?
– Lo importante es que esa discusión ya se resolvió. Yo hoy no integro ese bloque, me parece que se han logrado dirimir las diferencias y creo que hay amplitud a la hora de integrar a quienes no lograron por ejemplo alcanzar la presidencia del bloque. Me parece que lo primero que hay que hacer para salir a la cancha es ordenar los bloques y eso es lo que está haciendo el radicalismo. Y después viene una discusión mucho más amplia que es la integración del interbloque, pero sin lugar a dudas quienes ejerzan esos cargos, van a ejercer las vocerías del espacio, la representación de los bloques y el interbloque y no es un tema menor a definir, porque si nosotros pensamos en un proyecto de país, ese proyecto no solamente se construye desde las intendencias, desde las gobernaciones que administre el espacio, sino también desde las peleas que podamos dar en el Congreso de la Nación y para eso es muy importante el desempeño de los bloques y fundamentalmente el interbloque.
– ¿Cómo le cayeron las expresiones de Elisa Carrió en el Congreso de la Coalición Cívica?
– Bueno, yo tengo un profundo respeto por Lilita, creo que es una suerte de reserva moral del espacio. Lógicamente creo que hay que administrar las tensiones y evitar las fisuras y hay que evitar las tensiones que se puedan generar, porque es un espacio que tenemos que cuidar entre todos. Es un espacio que tenemos que abonar entre todos y me parece que las diferencias que podamos tener hay que dirimirlas puertas adentro; en términos futbolísticos, en el vestuario. Me parece que no contribuyen al fortalecimiento del espacio, pero claramente hay que tratar por sobre todas las cosas DE preservar al espacio, a los integrantes de Juntos por el Cambio, y claramente Lilita es una de las protagonistas y fundadoras del espacio.
– Estos ruidos que se dan en JxC son atribuidos en muchos casos a la falta de liderazgos consolidados. ¿Esto pone en riesgo a la principal oposición?
– No, yo creo que esta es una virtud. Así como cuando nos tocó ser gobierno, tanto el radicalismo, como la Coalición Cívica y el propio Pro se encolumnaron tras la figura del presidente, y esto creo que lo empoderó a Mauricio Macri, esto no ocurre en el Frente de Todos, no ocurre con Alberto Fernández, del que creo que es el presidente más débil desde la vuelta de la democracia, porque claramente el poder real en su espacio no lo detenta él, sino la actual vicepresidenta de la Nación. Cuando nos tocó ser oposición, está claro que se horizontalizó el proceso de toma de decisiones entre los partidos que conforman el espacio y entre los principales protagonistas de esos partidos. Y me parece que es muy sano, con una condición: que existan reglas claras para dirimir las candidaturas, y esas reglas de juego están garantizadas porque la elección a través de las PASO se consolidó y se confirmó y nada dice que se vaya a modificar ese esquema en 2023. Creo que uno de los grandes temas a dirimir por el espacio es el establecimiento de reglas de juego claras que garanticen la competencia de todos los que quieran y que lo hagan en igualdad de condiciones.
– Usted dice que este es el peor gobierno de la historia…
– Sí, desde la vuelta a la democracia, no tengas dudas.
– Le van a contraponer con el ejemplo del gobierno de De la Rúa…
– Bueno, cuando uno analiza el manejo de la pandemia, que fue desastroso, no solamente porque no anticiparon la llegada del coronavirus a la Argentina, y por lo tanto no hicieron actos útiles para robustecer el sistema de salud; porque además nos sometieron a una de las cuarentenas más largas e ineficientes el mundo; porque hicieron de la cuestión de las vacunas algo ideológico, en lugar de salir a contratar la mayor cantidad de vacunas y con la mayor cantidad de laboratorios posible; porque sometieron a restricciones de libertades individuales y de derechos consagrados por la Constitución nacional como nunca se ha visto en la vida democrática, y no por los procedimientos institucionales que establece la Constitución, esto es: restringieron libertades sin apelar a los instrumentos que la Carta Magna prevé para que esas libertades sean restringidas. Sin pasar por el Congreso de la Nación, de manera autoritaria, por decretos de necesidad y urgencia amañados; y porque los resultados en materia económica y social son escalofriantes. El pueblo tiene muchísima angustia, porque hay más de un 50% de pobreza, más de un 52% de inflación acumulada, porque el desempleo no para de crecer; porque no hay posibilidades de generar inversiones que promuevan nuevos puestos de trabajo; porque la política exterior de la República Argentina prácticamente nos ha alineado a los países más autoritarios del mundo, como Nicaragua, Venezuela, o la propia Cuba; porque en materia de seguridad hemos desandado todo el camino que llevó adelante Patricia Bullrich, donde mejoraron todos los indicadores en materia de seguridad y de lucha contra el narcotráfico. Me parece que cuando uno hace la comparación área por área se da cuenta de que este Gobierno ha fracasado en todas y cada una de las áreas que le ha tocado gobernar. Y porque claramente no hay un plan económico y no hay un plan de gobierno, porque conviven expresiones claramente contrapuestas dentro del propio gobierno, con el objetivo común de concentrar poder y de consolidar poder, pero no hay un modelo de país detrás.
– ¿Qué fue lo mejor y qué lo peor del gobierno de Macri?
– Yo creo que el punto más alto fue el de la seguridad. Sin lugar a dudas la gestión de Patricia Bullrich al frente de la cartera de Seguridad, luchando decididamente contra el narcotráfico, con récord en incautaciones, en detenciones, con una política clara que empoderaba a las instituciones de las fuerzas de seguridad, con coordinación y articulación con las provincias, me parece que dio resultados muy claros, y rápidamente bajaron los homicidios, bajaron los principales delitos y aumentaron por ejemplo las personas privadas de la libertad por narcotráfico, o eventualmente disminuyó por ejemplo esa porosidad que existía en la frontera norte argentina, producto de la incorporación de tecnología y la radarización. El desplazamiento de las fuerzas de seguridad, hizo que la República Argentina disminuyera sensiblemente el grave problema del narcotráfico que aún se mantiene.
Creo que ese es el punto más alto, y si me preguntás por el punto más bajo que yo le encuentro, quizás fue el manejo de las tarifas, que claramente golpeó a los sectores medios y no tuvo en cuenta el impacto ni la capacidad para poder afrontarlo de esos sectores.
– Después de esta elección que tuvieron, ustedes están con la posibilidad grande de volver al poder. Qué tendrían que hacer para no repetir errores.
– Lo primer es mantener la unidad del espacio; lo segundo es concentrarnos en generar una gran mayoría. Nosotros en los 4 años de Mauricio Macri gobernamos sin mayoría en ambas cámaras, con muy poquitos gobernadores, solamente cuatro, claramente al espacio le faltó músculo político para brindar los principales debates que reclama y requiere la Argentina en el Congreso de la Nación, porque no teníamos mayoría para imponernos. Para tratar una reforma impositiva que rebaje la carga impositiva a quienes producen, quienes desarrollan, quienes generan puestos de trabajo, una reforma previsional que haga sustentable el sistema; una reforma laboral que no solamente permita generar puestos de trabajo, sino que permita blanquear a los trabajadores que hoy están en la economía informal, que hoy están en negro, y que es un debate que está pendiente… Para hacer las transformaciones educativas que el país reclama y requiere a gritos, porque la situación de la educación en el país es calamitosa y requiere de un gran acuerdo político, y para eso se requiere una gran mayoría, para posteriormente salir al encuentro de otras fuerzas políticas que compartan esta visión de país. Y después, además de esa gran mayoría, creo que no solamente hay que prepararse para ganar la elección, sino -como decía al comienzo- para gobernar un país que va a tener muchos desafíos, muchas complejidades, y es necesario desde el primer día ponerlos sobre la mesa y empezar a resolverlos.
– ¿Qué opina del fenómeno Milei?
– Me parece que es un emergente del disgusto y el hartazgo de muchos sectores que ven en él una persona disruptiva, que no responde a los frentes tradicionales. Me parece que hay que observarlo y es una persona con la cual nosotros tenemos que tener la capacidad de acordar en el Congreso. Va a ser muy importante el trabajo legislativo que se pueda hacer, porque hay que convocarlo a que nos acompañe a la hora de empujar y traccionar contra el kirchnerismo, fundamentalmente cuando intenten embates contra la justicia, por ejemplo.
– A punto de terminar su segundo mandato como diputado, ¿qué le dejaron estos 8 años de gestión y qué le faltó cumplir?
– Yo soy un agradecido de haber ocupado una banca en representación del pueblo de Mendoza y soy un agradecido del reconocimiento que la ciudadanía me ha hecho estos 8 años de gestión en el Congreso. La verdad que después de darse la noticia de que no reelegía, miles de personas en la calle, en las redes sociales, me han manifestado su apoyo, y eso me llena de satisfacción, de orgullo, y me da fuerzas y energía para seguir peleando. ¿Deudas pendientes? Así como logré darle sanción a una ley de mi autoría que prohíbe las salidas transitorias a delincuentes violentos, me quedé en el tintero por ejemplo que se aprobara un sistema de responsabilidad penal juvenil que bajara la edad de imputabilidad de los menores a los 14 años, y aprobar una ley de extinción de dominio y el Código Penal que creo que son tres temas centrales para garantizarle la seguridad a los argentinos y para luchar contra las mafias y el crimen organizado. Ese es uno de los pendientes que me quedó, habiendo sido presidente de la Comisión de Seguridad Interior durante la gestión de Patricia y habiendo dado el debate en el Congreso de las principales leyes que se aprobaron durante la gestión de Mauricio Macri.
– ¿Qué va a hacer ahora que vuelve al llano?
– Voy a trabajar desde la actividad privada, pero voy a seguir militando, recorriendo la provincia de Mendoza. La verdad que yo tengo una vocación por la política que no voy a dejar, al contrario: creo que esto me va a permitir estar más en mi provincia, recorrerla, me va a permitir de alguna manera construir un espacio para fortalecer Juntos por el Cambio. Me parece que eso es clave, que nosotros trabajemos en la expansión y el fortalecimiento de Juntos por el Cambio a nivel provincial y a nivel nacional, y allí me van a encontrar, más allá de que voy a estar ejerciendo mi profesión y la docencia, sin lugar a dudas mi compromiso con la política va a aumentar, particularmente en mi provincia, Mendoza.
– ¿Quiere ser gobernador de Mendoza?
– Bueno, hay muchas personas que me proponen que encare la gobernación, y es uno de los grandes desafíos. Claro, ¿quién que esté en política puede no querer ser gobernador de su provincia? Y sin lugar a dudas vamos a trabajar para eso.
Fuente Mendoza Today