Apenas terminó el Quilmes 1-Ferro 0 con el insólito penal que Nicolás Lamolina dio para el Cervecero, y mientras los jugadores del equipo visitante se quejaban de manera vehemente con el juez, Hernán Grana lloró de manera desconsolada.
A los 36 años y en el final de su extensa carrera, Grana había convertido el gol del equipo de Caballito en la ida y dejó todo en le vuelta. Y tenía una gran ilusión para ascender, pero se rompió con la caída por una injusticia arbitral (Anselmo convirtió el penal).
EL INCREÍBLE PENAL PARA QUILMES
EL ENOJO DE TODO FERRO CON EL ÁRBITRO
Fuente OLE
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Olé
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