Por Cristina Seguí, especial Total News
Entre algunas otras cosas, España agoniza de provincianismo. Sus medios volcados en las tensiones sentimentales entre baronías provinciales, en el historial de prostitutas del ex ministro de Fomento de España, en si Ayuso bloquea a Teodoro en su WhatsApp.
El provincianismo reduce los enemigos a una décima parte de la real, alivia, funciona como placebo. Es lo que ha permitido que algunas provincias de España trabajen para ser saqueadas por separatistas vascos y catalanes delincuentes, estafadores, y recogedores de nueces, o que Teruel Existe, el partido de un cateto con ínfulas de nuevo rico, con un solo diputado, y que ?me se ocurre? haya auspiciado al poder a un Gobierno chavista en España.
En las últimas horas, han coincidido dos actos políticos muy distintos en España.
El primero ha sido un ágape privado del Partido Popular en Granada para que sus políticos se suban al atril para dejar claro quién en el sheriff del pueblo entre todos sus pistoleros de mecha corta, y entre los que figura Teodoro García Egea, quien todavía no se ha dignado en explicar sus reuniones tan clandestinas como obscenas con Zapatero.
Este Congreso provinciano copó el tabloide de todos los medios de comunicación, que hicieron un trabajo primoroso para crear algo con vanidades tan vacías como inservibles en el momento más grave que atraviesa España desde la instauración de la criminal Segunda República.
El segundo fue un acto tan inconcebible y aberrante como el aterrizaje de la genocida Delcy Rodríguez en Barajas mientras contaba, como en este momento, de una prohibición internacional de entrada en territorio español, y al resto del espacio Schengen, junto a 25 personas más de la narcodictadura de Nicolás Maduro, entre las que se encuentran el ministro del petróleo y auténtico hombre de la Inteligencia chavista, Tareck el Aissami y el ministro de Educación, Elías Jaua por ?ser responsables de violaciones de los derechos humanos y de socavar la democracia y el Estado de derecho en Venezuela”. Aquella recepción a todo lujo fue acordada entre Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Arancha González Laya, aunque se comiera el marrón en exclusiva el ministro honorífico de burdeles de carretera: la recepción en el anfiteatro de la Casa de América de Madrid del delincuente y fundador del Foro de Saö Paulo, Lula Da Silva en Madrid para comenzar su carrera preelectoral en la Península Ibérica, España y Portugal.
Al contrario que Delcy Rodríguez, Lula da Silva cuenta con dos ventajas a la hora de pasar desapercibido en España, a pesar de ser el mayor ladrón del mundo criminal Iberoamericano: el abrumador desconocimiento de los españoles, y la mayoría de los portugueses, sobre su persona, y su aparentemente frágil ancianidad, incluso su barriga más que incipiente, que le ayudan a la hora de blindar su imagen frente a cualquier idea de criminalidad. No tiene la cara ni la ergonomía de un narco, ni de un capo de La Mafia siciliana. Más bien parece un agricultor de vacas cuya fisonomía se asocia instintivamente a la de un abuelo que podría hacer de Papa Noel en cualquier centro comercial, pero lo cierto es que hasta Hitler hubiera parecido un abuelo de familia si no se hubiera suicidado junto a Eva Braun en aquel bunker de la cancillería a los 56, y hubiera llegado a los 76 años de Lula, recibido en el acto de Madrid por el actual secretario de Estado de Agenda 2030, diputado de Podemos, y abogado de los violadores de niñas de las FARC, Enrique Santiago, la ministra de Asuntos sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, y una mujer tan desconocida como significativa, Joana Mortágua, la hermana gemela de la diputada del Bloque de Izquierdas Portugués, Mariana Mortágua, escondida e involucrada en este momento junto al ex ministro de Defensa de España, José Bono, en una denuncia interpuesta por un ciudadano portugués que asegura haber transportado para ellos, durante años, sacas de dinero ilícito, a 250.000 euros por viaje, procedente de Luanda, Angola. Un asunto que está siendo investigado por la Fiscalía Portuguesa, su homóloga en Suiza, y que ya ha sido recepcionada por la Audiencia Nacional española. En ese sentido, la presencia de Joana Mortágua, delegada por su hermana Mariana, da la medida de hasta qué punto el Foro de Saö Paulo y su patrocinio de políticos, personalidades, periodistas, y empresarios, ha recalado en Portugal y ha tejido sus alianzas con la izquierda española para constituir en la Península Ibérica, el puesto de mando de la entidad marxista criminal en el continente europeo.
Junto a los Castro, Lula da Silva es el fundador de El foro de Sao Paulo puesto de mando del comunismo, narcotráfico y crimen organizado americano por excelencia, cuya tapadera es la de una falsa filántropía climática, de identidades de ?género?, del aborigenismo fundamentalista…etc. Un ente administrativo pagado por el difunto Hugo Chávez, para que todos los jefes de gobierno y sus narcomafias pudieran tender su cabeza de puente para la penetración de la criminalidad en el Continente Europeo, y la dirección de Gobiernos de naciones extranjeras que están fuera de sus competencias, para lo cual Lula y sus secuaces también han diseñado grupos itinerantes de fraude electoral. Fundamentalmente, se nutre del tráfico de armas, de personas, de droga, reivindica el terrorismo marxista con nombramientos de criminales izquierdistas en toda Iberoamérica y partidarios del narcosocialismo. En México, Lopez Obrador, protector de narcos, en Perú Pedro Castillo, títere de Vladimir Cerrón, en Venezuela, Maduro, el genocida y traficante, Díaz Canel en Cuba…de las FARC en Colombia, en Bolivia, del narcoterrorista, sedicioso y pederasta Evo Morales. El Foro de Sao Paulo también colocó al terrorista comunista Jorge Tiana como nuevo ministro de Defensa de Argentina.
En España, por supuesto tienen a sus representantes: Baltasar Garzón, Zapatero, Enrique Santiago, e insignes socialistas que, con su fortuna, han comprado áticos a hijas menores de edad, y blanqueado el dinero con hípicas, caballos de élite y el mercado de arte.
Y para comprender hasta qué punto Lula es el germen del mal, bastaría con atender a varios hechos incontrovertibles:
Uno de ellos es que se vanagloria de contar con el apoyo de la organización terrorista de las FARC en la web de su partido.
Su mentor fue José Dirceu, un ex terrorista formado en Cuba, brazo derecho del Gobierno de Lula como jefe de gabinete entre 2003 y 2005, y condenado a cárcel en varias ocasiones.
En 1969 salió de su primera experiencia carcelaria tras ordenar a grupos de izquierda el secuestro del embajador estadounidense Charles Elbrick, para intercambiarle por él y otros líderes estudiantiles.
En 2012 fue condenado a 10 años. Y, la segunda, en 2017 a 32 años de cárcel junto a Lula da Silva por corrupción pasiva, lavado de dinero y asociación para delinquir. Inmerso en el escándalo de corrupción brasileño de la petrolera Petrobras, la equivalente a PDVSA en Venezuela, y la constructora Odebrecht, tentáculos de PT Lula e Irán para pagar a políticos portugueses y españoles con el fin de promover sus intereses en la Península Ibérica. Esta empresa protagonizó y dio nombre a uno de los casos de corrupción + grandes en la historia reciente de Iberoamérica, abarcando más de 30 años de investigación a la constructora. Odebrecht habría realizado coimas de dinero y sobornos, a presidentes, expresidentes y funcionarios del gobierno de 12 países: Angola, Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela, durante los últimos 20 años, para obtener beneficios en contrataciones públicas.
Para indignación de los fiscales que investigaron aquel leviatán de sobornos en Petrobras, Dirceu fue puesto en libertad condicional en 2017 a la espera de recurso con pulsera eléctronica para presos. Lula, con once causas pendientes fue puesto en libertad en 2019, tras haber pasado un año y siete meses en la cárcel gracias a un fallo judicial que determina que no se puede encarcelar a una persona condenada hasta que no se agoten todos los recursos para su defensa. La sentencia que le condenó no es firme y ese resorte le ayudó a volver a pisar la calle con once causas judiciales pendientes. Un delincuente vestido de mártir político por una izquierda occidental criminal que ya no concibe su razón de ser fuera de los márgenes de la criminalidad.
Cristina Seguí