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De los más de 1.000 participantes (entre diputados, senadores y representantes de las regiones) 412 votaron en blanco, lo que refleja la ausencia de consenso sobre un candidato entre los mayores partidos.
El presidente saliente, Sergio Mattarella, de 80 años, quien descartó presentarse para un segundo mandato, fue el más votado, con 125 adhesiones.
El jueves se llevará a cabo la cuarta ronda de votaciones, en la que se reduce a la mitad mas uno (505) los votos necesarios para ser ungido.
Las funciones del presidente son esencialmente honorarias en Italia, donde rige el sistema parlamentario, pero este año está en juego el papel de Mario Draghi, una candidatura de mucho peso y prestigio, cuya elección pondría en crisis al actual gobierno.
Su elección podría provocar elecciones anticipadas y retrasar las reformas necesarias para garantizar la asignación de los colosales fondos de la Unión Europea para la recuperación económica prometidos a Italia.
El proceso para elegir a un presidente de Italia, con un mandato de siete años, es notoriamente difícil, con votaciones secretas, acuerdos entre bambalinas y sin candidatos oficiales, por lo que suele ser comparado con un cónclave papal.
Las negociaciones para trasladar a Draghi a la sede de la presidencia no han avanzado hasta ahora. La coalición de derecha liderada por el ultraderechista Matteo Salvini presentó la víspera a tres candidatos, pero esos nombres no convencen al bloque de centro-izquierda, indispensable para ganar.
Los observadores calculan que a partir del jueves, cuando se llevará a cabo la cuarta vuelta y se necesitará sólo la mayoría simple para ganar, aparecerá el candidato más probable.
Fuente Ambito
