Han pasado dos años, pero, todavía hoy, cuando uno circula por la autopista que va de Bilbao a San Sebastián, es perfectamente reconocible el boquete que dejó aquella lengua de más de medio millón de metros cúbicos de residuos que cayeron del vertedero. Desde finales de agosto ya no hay restos de excavadoras ni operarios trabajando en la zona, y la hierba ha vuelto a crecer sobre la ladera donde reposan para siempre los restos de Joaquín Beltrán. Hace tiempo que las calles de Eibar, Ermua o Zaldívar, los tres municipios limítrofes con el vertedero, también han recobrado la normalidad, aunque sus vecinos aún recuerdan conmocionados cómo a las cuatro de la tarde del 6 de febrero de 2020 un fuerte… Ver Más
Fuente ABC