
Pero, claro, eso era para los cantantes, nunca para un baterista, de modo que Sam Lay tenía que ganarse incansablemente la vida como sesionista de casi todos los artistas que caían en el estudio de la Avenida South Michigan 2120. No por nada así se llama un tema tocado por los Rolling Stones en sus inicios, y justamente uno de los mejores alumnos de Lay fue el joven Charlie Watts, quien cuando fue convocado por Jagger, Richards y Brian Jones, sólo tocaba jazz y no sabía nada de blues. Fue asi como Watts se encerró a escuchar una y otra vez cómo sonaba la batería en temas clásicos de Howlin Woolf, como “Little Red Rooster” y “Killing Floor”. Lay también grabó con otros grandes bluseros como John Lee Hooker, Magic Slim y Lightning Hopkins, además de tocar en el álbum más vendido de Muddy Waters, “Fathers and Sons”.
Si bien todo lo que había hecho previamente bastaba para convertirlo en el gran baterista de blues de la época, luego Lay fue protagonista de uno de los momentos claves de la historia de la música popular, el día en el que Bob Dylan dejó el folk y tocó en el festival de Newport asistido por la Paul Butterfield Blues Band, de la que por entonces Lay era el baterista. En 2015 Lay fue incluido en el Rock and Roll Hall of Fame junto a esa banda, la primera que mezcló músicos blancos y negros de Chicago, y tocó para todo el rango de público. Entonces, cuando Dylan armó su primera y verdadera banda de rock para su álbum esencial “Highway 61 Revisited”, incluyó a este baterista que decían que no tocaba la batería sino que “hacia cantar a sus tambores”.
Lay mantuvo una larga amistad con Dylan, quien estuvo presente o apareció a la distancia cada vez que le dieron premios o le rindieron honores. Músicos como Iggy Pop aseguraron que era una figura única más allá de lo musical, por su extrovertido y carnavalesco look de músico de banda militar que hasta incluía toda la parafernalia del bastonero, que es lo que fascinó al cantante de The Stooges cuando era muy joven. Quienes quieran conocer más de Sam Lay deberían ver el documental nominado al Grammy de Alan Johnson “Sam Lay en Bluesland” donde el baterista cuenta cómo bromeaba con Dylan sobre su look y su peinado de los ’60. diciendole que parecía salido de una canción de Muddy Waters, “Econtre el nido de un pájaro en el piso”