El gobierno nacional no ha tenido problema en poner a los porteños en el medio de la pulseada política que libra con Horacio Rodríguez Larreta, uno de los principales referentes de la oposición.
En plena pandemia, le recortó por decreto parte de los fondos que recibía por el traspaso de la Policía Federal y ahora parece dispuesto a hacer algo similar con los subsidios que reciben las líneas de colectivos que operan en la Ciudad.
Hay un tercer factor que entra en la cuenta, y es que el plan de segmentación de los subsidios energéticos, que según lo informado solo consistió en identificar los barrios de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires que tienen las propiedades más caras, y aplicarles a sus propietarios la tarifa de la luz sin contabilizar el aporte estatal.
El oficialismo resigna, de este modo, la posibilidad de reconquistar adherentes en un distrito tradicionalmente esquivo al peronismo. Si CABA va a ser “amarilla”, el Ejecutivo no tiene empacho en aprovechar sus recursos para financiar sus políticas en el resto del territorio.
Lo que no esperaban las autoridades porteñas, es que entre los gobernadores que respaldaron la propuesta oficial de reducir los fondos que van a la Ciudad para el transporte, haya referentes de Juntos por el Cambio.
Es que en este terreno, la parcialidad política se diluye. Lo que resurge es más el espíritu de unitarios y federales, y en ese sentido no hay diferencias entre los mandatarios que cuestionan los beneficios que han recibido la Ciudad y también la provincia de Buenos Aires, por ser los territorios que concentran la mayor densidad de población “electoralmente activa”.
En el interior el costo de la electricidad ha sido tradicionalmente más alto que en el área metropolitana, y lo mismo sucede con el boleto de los colectivos. Por eso en la foto de apoyo que logró Alberto Fernández aparecieron radicales como Gerardo Morales y Gustavo Valdés.
Si la política no estuviera en el medio, Rodríguez Larreta no tendría problema en discutir un sendero que acerque el valor de las tarifas de los colectivos al costo real del servicio. La Ciudad, de hecho, ha logrado mantener un importante caudal de ingresos luego de instalar un régimen de actualización de ciertos precios, como la tasa del ABL, el valor de las multas o del peaje, que toma como base la inflación.
La Ciudad pide que se discuta un acuerdo y que se ratifique por ley.
Pero no queda claro qué debería pasar con la provincia de Buenos Aires, ya que crear una brecha más entre lo que pagarían los bonaerenses hasta la General Paz, y encarecer el resto del trayecto, no suena nada lógico. El transporte en el AMBA es un todo que debe funcionar coordinado.
Hubo batallas reales hace más de 150 años para levantar estas barreras. Reinstalarlas como si fueran ladrillos de un muro es una reacción improvisada que será difícil de instrumentar sin un diálogo tripartito de por medio.
Fuente El Cronista