La Policía detuvo ayer a un hombre sin techo, de 38 años, como presunto autor del asesinato de Adela Corral Albarreal, de 69 años, que lo había acogido en su vivienda de Santander, según recoge ‘El Comercio’. Esta exauxiliar del viejo HUCA, ya jubilada, había trasladado su residencia a la capital cántabra tras cuatro décadas viviendo en Oviedo. Antes de morir, le dio tiempo a llamar a los servicios de emergencias en medio de una acalorada discusión. Después él la estranguló. Desde que se divorció hace varios años, Adela acostumbraba a rescatar indigentes de la calle. «Los cobijaba en casa y ellos la robaban, la pegaban…», cuentan quienes la conocían. Ayer uno de ellos, de 38 años y nacionalidad española, que estaba viviendo en casa de la ovetense, en el portal 1 del Edificio Castilla, la golpeó repetidas veces en la cabeza, la ató de pies y manos, la tumbó sobre la cama y la estranguló. A ella apenas le dio tiempo a llamar al 112 antes de morir; porque cuando minutos después llegó la Policía y los sanitarios del 061 le practicaron la reanimación cardiopulmonar, el pulso era muy débil y terminó falleciendo. Los agentes detuvieron al hombre, que aún se encontraba en la vivienda, un tercer piso, como presunto autor de los hechos y lo condujo hasta los calabozos de la comisaría de Policía en La Albericia, donde permanecerá hasta mañana, domingo, cuando será puesto a disposición judicial. El magistrado Miguel Ángel Aguero, del Juzgado de Instrucción Número 2 de Santander, se encargará de llevar el caso. Los vecinos habían oído muchas peleas desde que la ovetense llegó a vivir a este dirección el mismo día de Nochevieja, «pero nadie esperaba que esto fuera a terminar en una tragedia», cuenta una de las residentes en el número 72 del edificio del barrio santanderino de Castilla-Hermida. «No la conocíamos mucho, no se relacionaba con los demás vecinos. Lo que sí hacía era tener a un chico viviendo con ella», agregan los vecinos. Cuando hace más de tres años Adela Corral llegó a la ciudad cántabra, primero estuvo alquilada en otro inmueble de la calle Camilo Alonso Vega. Allí comenzó a acoger a personas sin techo. «Tenía ese problema. Ella sabía que estaba mal pero no podía evitar llevarlos a casa», narra una persona que conocía a la víctima y que relata que sufría problemas psiquiátricos. Llegó a estar ingresada por esta razón en el Hospital Valdecilla y se sentía muy sola porque no tenía buena relación con su familia, según dicen. «Quería a alguien en casa. Ella era muy dejada para las cosas de casa y lo que hacía, con una actitud patológica, era meter a estos indigentes en casa. Les ofrecía cobijo a cambio de que le hicieran las labores de casa y otros recados; pero siempre salía mal, claro», revela otra fuente. Así que los gritos a altas horas de la madrugada eran frecuentes en el interior de la vivienda. Golpes, broncas y amenazas… «Era algo habitual y molestaban pero ya no asustaban a los demás», explican quienes los oían «día sí, día también». «Pero anoche fueron quizá algo más lejos». Golpes y gritos
La disputa comenzó muy pronto, hacia las diez de la noche y se prolongó hasta altas horas de la madrugada. Se escuchaban objetos arrojados contra las paredes, según dicen. Ella intuyó el peligro porque a las dos y media de la madrugada llamó al 112 pidiendo ayuda. Los agentes llegaron minutos después con un equipo de Servicio Vital Básico (SVB) del 061. «No abrían, no había manera, y estaban los dos dentro. Los agentes estuvieron aporreando la puerta durante al menos media hora. Fue algo para olvidar», cuentan los vecinos de la misma escalera. Cuando al final consiguieron entrar, el espectáculo era dantesco. La mujer estaba amordazada, tumbada sobre la cama, atada de pies y manos, con golpes en la cabeza y con claros signos de haber sido estrangulada. Los sanitarios del 061 le practicaron las maniobras de reanimación cardiopulmonar, que continuó una Unidad de Soporte Vital Avanzado (SVA) que llegó minutos después, pero no tuvieron éxito. Adela Corral había fallecido apenas unos minutos antes. Lo sorprendente es que el hombre, presunto autor de los hechos, aún se encontraba en la vivienda. No había huido pese a todo lo sucedido. Allí permaneció el tiempo que los agentes lo retuvieron para interrogarlo y examinar el inmueble. Luego llegó la Policía Judicial, que practicó el levantamiento del cadáver y finalmente el hombre fue trasladado a los calabozos de la Policía en La Albericia. Los vecinos conocían poco a Adela. Llevaba apenas dos meses viviendo en el edificio y limitaba tanto sus relaciones sociales que nadie o casi nadie había coincidido con ella. Ni siquiera su vecino de puerta con puerta, que sólo pudo acreditar la discusión escuchada durante la noche y la llegada de la Policía, que también le preguntó acerca de lo ocurrido. «Lo que sí sabemos por cuestiones que no vienen al caso y que tienen que ver con la comunidad es que ella no veía bien. Era una persona un poco peculiar; aunque la casa la tenía normal, como una persona normal de clase media», revela un vecino que la conocía. Todo lo sucedido durante la noche era ayer motivo de rumores en el vecindario. En la cafetería, en la panadería… todos preguntaban a todos porque en realidad nadie conocía bien en qué condiciones la mujer había hospedado a este hombre en su casa, ni por qué razón.
Fuente ABC