Dr. Jorge Corrado* -Especial Total News Agency-TNA-
“La Geopolítica estudia los hechos políticos considerando al mundo como una unidad cerrada, en la que tienen repercusión según la importancia de los Estados. En este sentido, los factores geográficos, principalmente, la situación, extensión, población, recursos y comunicaciones de los Estados, si bien no son determinantes, tienen gran importancia, y deben ser tenidos en cuenta para orientar la Política Exterior”
Sir Halford J. Mackinder (1861-1947)
Esta disciplina, tan nombrada en los últimos tiempos por periodistas, opinólogos de turno, conductores televisivos, actores, músicos, amas de casa y hasta funcionarios públicos, autodenominados “científicos”, ha vuelto a resurgir desde las entrañas de la historia para situarse en el pedestal informativo, porque queda bien, es “de modé” hablar de conflicto geopolítico, o problema estratégico, como si esa adjetivación diera al interlocutor aire de sapiencia y “expertise” en el tema.
Similar a lo que ocurre con los pseudo marxistas de pacotilla, que ni siquiera han leído las tapa del libro “El Capital”. Pero peor aún, en Argentina como en muchos países del mundo, no existe ningún tipo de licenciatura o estudio de grado respecto a la Geopolítica y la Estrategia. Sólo hemos podido introducirlas en nuestras cátedras universitarias como asignaturas en la Licenciatura en Ciencia Política hace ya más de 20 años.
La carencia de éstos trascendentes conocimientos en el plano de la Gran Estrategia del Estado (hoy inexistente en Argentina) es una de las causas de nuestra decadencia institucional, dado que la Geopolítica se ubica en el ámbito de la Ciencia Política (no de la Ciencia Geográfica) y por ende es un instrumento más de Inteligencia Estratégica que nutre la toma de decisiones en la máximo nivel del conducción, vinculando en forma estrecha el Poder y la Geografía.
En su momento, Aristóteles expresó que: “El pueblo y su entorno son inseparables y se ven afectados tanto por la geografía como por sus instituciones políticas.”
La Geopolítica es una rama de la Ciencia Política que estudia las relaciones complejas de lo político con la multiplicidad de las configuraciones espaciales de la superficie terrestre y hoy además ciberespacial. En otras palabras, es un método que busca establecer la parte activa que ocupa la geografía en la determinación de los acontecimientos políticos e históricos mundiales. Se encarga a su vez de organizar la estrategia política de los Estados en la arena internacional, partiendo de una situación de conflicto permanente entre ellos, y cuyos intereses vienen definidos en términos de poder: militar, geográfico, político, cultural, económico, tecnológico, demográfico, etc.
Dicho esto, y teniendo en cuenta que en el marco de la geopolítica internacional se distinguen desde el fondo de la historia potencias “marítimas” por un lado y “continentales” por otro, es preciso realizar una clarificación sobre aquello que realmente constituye, a día de hoy, objeto de disputa fundamental entre este tipo de potencias, lo cual ha determinado su estrategia en política exterior. La guerra en Ucrania es el mejor ejemplo de esto.
Nos referimos al concepto geográfico central en las tesis expuestas por Mackinder, en 1904 y en sucesivos escritos, el Heartland o Tierra Corazón que constituye “el pivote geográfico de la historia”. Esta región del planeta que abarcaría las inmensas planicies centro-asiáticas, es imposible de controlar periféricamente desde el mar, ni tampoco invadir por completo debido a su gran extensión.
El valor geográfico de esta región, y Ucrania es el sector más occidental de la misma, estriba en su posición dentro de la Isla Mundo Euroasiática, disponiendo de una posición dominante desde la que ejercer un control sobre la periferia del gran continente. Si Eurasia abarca la mayor parte de la superficie terrestre del planeta, su control implica a su vez el dominio del conjunto del mundo, máxima ambición de toda potencia internacional en su lucha por el poder. El Heartland es, por así decirlo, el área geográfica central en esta gran masa continental cuyo dominio provee su hegemonía sobre el resto del continente euroasiático.
La Geopolítica se sistematiza a fines del siglo XIX, y llega hasta nuestros días, por autores como Ratzel, Vidal de la Blanche, Kjellen (quién le da esa denominación), Mahan, Mackinder, Haushofer, Spkyman, Dohuet, Kissinger, Brzezinski, y otros importantes pensadores.
La guerra desatada en Ucrania en estos días, en su faz operacional militar, pero comenzada hace ya algunos años por el poder central ruso, a través de una maniobra estratégica de tipo indirecta, denominada en doctrina “Guerra Híbrida”, responde a criterios y fundamentos geopolíticos de primer orden y que detallaremos al final del presente informe.
En esa zona, hace un siglo y medio, los pueblos locales eran sujetos pasivos mientras las energías políticas surgían del Imperio Británico para impedir el acceso de Rusia al Océano Indico, y abrirse paso hacia el sur buscando salida en las “aguas tibias”. Afganistán, región de choque, se constituyó en “estado tapón”, con predominio ruso en el norte y británico en el sur.
El descubrimiento de los yacimientos de petróleo y de gas trastornó el sistema geopolítico hasta hoy. El dominio británico con la British Petroleum y Shell, quedó disminuido por la llegada de los petroleros y militares norteamericanos después de la segunda guerra mundial. El Sha de Irán y Arabia Saudita iniciaron una hegemonía que duró poco en Teherán, cuando cambió la estrategia antisoviética del presidente Carter.
Los hidrocarburos y el gas son los pivotes económicos que presiden el atractivo geopolítico. Si Estados Unidos es el principal consumidor, China ya es el segundo y en constante aumento por un crecimiento económico que no se detiene. Posiblemente, la irrupción de China en la categoría de principal potencia mundial en el año 2030, ha planteado ya las posiciones previas para lesionarla en su incesante necesidad de energía.
El control sobre las reservas gasíferas y petroleras dará a Rusia poder de maniobra política para las próximas décadas, hasta el momento que llegará inexorablemente, con el reemplazo de los hidrocarburos por sustitutos. Por ahora y por un tiempo más, el petróleo y el gas tendrán “olor a pólvora”, escapando a las leyes económicas e incorporándose a las leyes del Poder.
Ucrania constituye una zona de paso para el transporte de gas y petróleo, y es una región de influencia e interés natural para las actuales potencias euroasiáticas: China, India y Rusia. La principal línea estratégica de los EE.UU. ha sido establecida hasta ahora por la doctrina Carter, por la cual se debía asegurar una ruta de abastecimiento segura y permanente en el golfo pérsico, lo que hacía de dicha zona una cuestión de seguridad nacional completamente prioritaria en el ámbito geopolítico e internacional. A esto se le suma la perentoria necesidad de reducir la dependencia energética con Arabia Saudita y buscar nuevas fuentes de abastecimiento
Sir Halford John Mackinder, profesor de Geopolítica de la universidad de Oxford y el más destacado Geopolítico inglés, expresó su pensamiento en una conferencia dictada ante la Real Sociedad Geográfica de Londres el 23 de enero de 1904, bajo el título “El pivote geográfico de la historia”. Lo que Mackinder se propuso fue enfatizar el peligro que para el Imperio Británico, basado en un poder marítimo, suponía la consolidación de poder de cualquier gobierno sobre el continente Euro-Asiático. En su obra conceptualizó el mundo en términos de un área pivote Euro-Asiática rodeada por un semicírculo interior y un semicírculo exterior o insular; hizo resaltar la facilidad de movimiento sobre las praderas del continente de Eurasia, indicando que la posesión de un área geográfica ubicada en esa zona, la Rusia actual, estaba en condiciones de poseer el poder terrestre. Esa zona que denominó el Heartland (Tierra Corazón) constituía el centro del poder, expresado en los siguientes términos: “quien domina la Europa Oriental controla el Heartland; quien domina el Heartland controla la Isla Mundial y quien domina la Isla Mundial, domina el mundo.”
Si dejamos un poco la historia, y los fundamentos de la geopolítica, y nos transportamos al 2022 y nos concentramos en la crisis de Ucrania, podemos transpolar los conceptos anteriormente citados, y analizar las conductas y especular sobre las intenciones de los principales actores de la siguiente forma:
- Ucrania es la cuna de Rusia y forma parte de su cinturón defensivo sur. Lo demuestran las operaciones militares de Napoleón, Hitler, y la misma OTAN.
- Nunca el Imperio Ruso fue conquistado desde Occidente, solo Gengis Kan y sus mongoles pudieron lograrlo desde Oriente en el siglo XIII.
- La actual confrontación es entre Rusia y los EEUU, los demás actores (UE, ONU, OSEAN) son irrelevantes. Demostrando que el Realismo en las RRII no ha muerto y se ha sepultado al institucionalismo idealista.
- Los actores principales son los Estados, articulando estratégicamente los factores de poder, que son cinco: Político, Económico, Psicosocial, Tecnológico y Militar. Los organismos supranacionales han sido incapaces de impedir la guerra.
- Rusia pasó en una generación a ser pro-occidental, no-occidental, anti-occidental.
- China se mantiene en silencio, apelando a la vieja sabiduría y estrategia oriental, esperando el desgaste de los actores centrales y beneficiándose por los réditos económicos subsiguientes (Ruta de la Seda y Collar de Perlas), acumulando reservas para una nueva edición de un Plan Marshall siglo XXI, que rescate a las decadentes sociedades europeas e hispanoamericanas.
- Europa ha perdido músculo, energía moral y minada su estructura social por “neo marxismo progresista”. Clausewitz decía “la guerra es un choque de voluntades”. Europa ya perdió de antemano. Putin empleó previamente conceptos de Guerra Híbrida (guerra cibernética, de información, medios legales e ilegales) y lanza su ofensiva cuando sabe que Occidente no reaccionará. El grifo del gas y el petróleo europeo está en sus manos y la OTAN no está dispuesta a una guerra que prive de esos recursos a Europa. Ergo sus compromisos comerciales.
- Seguramente Ucrania será dividida en varios países.
- Putin ha blindado su sistema de información interior para evitar la desinformación occidental que socave su frente interno (consolidando el principio básico clausewitziano de Gobierno- Fuerzas Armadas- Población), ante su invasión militar a un país independiente, constituyendo una explícita violación de las normas de derecho internacional, bombardeando objetivos civiles.
- Occidente no desarrolló el concepto estratégico de Disuasión. Para que exista debe haber una amenaza efectivizada en concreto que debe reunir tres elementos: Capacidad para llevarla a cabo, comunicación directa o indirectamente a mi enemigo y credibilidad de la misma. Nada de eso ocurrió y Putin apelando al sentimiento de reunificación ruso de gran parte de su población, y luego de una maniobra de acción psicológica, invade Ucrania, para evitar fundamentalmente una aproximación de la OTAN al bajo vientre ruso y el mantenimiento bajo su órbita de las bases navales en Crimea.
- La única forma de frenar a Putin es con más disuasión. La disuasión no es la guerra, es lo que la evita. Si nos encanta el pacifismo cuando nuestro oponente no lo es, constituye el pasaporte directo al desastre. Recordemos que la campaña pacifista en Francia entre guerras (1933-1939) donde los carteles decían “No a la Guerra si a la Paz”, era una maniobra de acción psicológica desarrollada encubiertamente por el ministerio de propaganda alemán. (Goebbels). En 1940 los panzers pusieron de rodillas a Francia en 20 días.
- La debilidad del gobierno demócrata en EEUU es evidente. Cada vez que Biden anunciaba que enviaría tropas a Polonia, el Báltico o Rumania, le estaba mostrando a los rusos que no defendería a Ucrania.
- Sin el liderazgo de EEUU, Europa y la OTAN solos, son irrelevantes frente a los rusos, militar y políticamente hablando. Carencia de liderazgo y sociedades nihilistas, relativizadas culturalmente. Vulnerabilidad perfecta para que líderes autocráticos y geopolíticamente avezados como Putin la aprovechen al extremo.
- El objetivo estratégico central de Putin no es el control de Ucrania, sino el debilitamiento de Europa y la alianza Euro Atlántica, restablecimiento de su rol como reconstructor de la gran Nación Rusa, implosionada en 1989-91. Ucrania es un medio más no un fin en sí mismo.
- Rusia no renunciará a Crimea y los puertos para su flota. En Ucrania aplicará la estrategia de frío-calor. Diálogo y misiles. Objetivo, control del poder efectivo y consolidación del liderazgo que coloque a Rusia nuevamente en el rol de superpotencia. Obligará a los ucranianos a sentarse a negociar, bajo sus condiciones.
- Occidente deberá de recurrir a estrategia indirectas. Económicas, políticas, psicosociales, tecnológicas y escasamente militares. Bloquear a Rusia del Swift apunta al aislamiento financiero de la economía y de la Mafiocracia Oligárquica Rusa, cuyos tentáculos incluyen lo más rancio del Crimen Organizado Transnacional.
- El éxito de Occidente dependerá de la estratégica híbrida que emplee, teniendo como objetivo la propia sociedad rusa, los factores de desestabiliación socio-políticos internos y el juego estratégico de Putin de mostrase como el “actor irracional” amenazando que utilizará armas nucleares en caso de ataque de la OTAN.
- Si bien la aprobación de la población a Putin por la invasión se ha incrementado, un estancamiento de la situación, una lucha de desgaste en Ucrania, un deterioro económico y las pérdidas económicas que irremediablemente ocasionará el conflicto, llevarían a un deterioro de su imagen de líder que logró el objetivo declarado de restablecer el orgullo de la Rusia Imperial. Putin en Rusia es más respetado que querido.
- En éste conflicto se juega el reordenamiento de las relaciones más profundo desde la caída del muro. Y como desde siglos la confrontación se da entre dos visiones geopolíticas antagónicas del mundo, la atlantista, culturalmente occidental y el continentalismo culturalmente opuesto. Siempre la cultura es lo que importa, siguiendo a Huntington.
- Y como siempre el equilibrio de poder será la herramienta esencial a encontrar por el sistema para evitar futuras guerras, de insospechado desenlace. Ucrania representa un ejemplo de concepciones geopolíticas en pugna. La vuelta de los clásicos, como Mackinder. Pero que no se leen en nuestras Universidades, dedicadas a la ideología barata “de cabotaje”.
- La Ciencia Geopolítica nunca se fue. Continúa como un río subterráneo nutriendo a la sabiduría política y a la correcta toma de decisiones. Desde el comienzo de los tiempos el poder se asienta en la geografía (hoy tridimensional con el ciberespacio) y desconocerla es acercarnos al suicidio político. Aflora en una vertiente para iluminarnos y considerar al espacio y al tiempo como los factores a considerar en Política Exterior, que es la verdadera POLITICA.
- Equivocarse en términos geopolíticos significa perder un partido de antemano, desconocer la historia y la geografía como elementos íntimamente incardinados con el Poder es caer al vacío sin red. Cuando el “presidente” argentino le dijo públicamente a Putin que “deseaba que Argentina fuese la puerta de entrada de Rusia a América Latina”, significó el símbolo más trágico de la incultura geopolítica y estratégica argentina. Símbolo absoluto de nuestra decadencia.
Si Mackinder viviera todavía, se le podría pedir una actualización del último de sus artículos, el de 1943. Posiblemente, el gran geógrafo inglés escribiría hoy que:
“…en aquella época de bélica mundial (1943), yo anuncié el surgimiento de dos “Heartlands”, uno atravesando el Atlántico (que después ‘ustedes’ convirtieron en la OTAN) y otro en Eurasia excluyendo (que después los soviéticos convirtieron en el Pacto de Varsovia).
“Pero ahora, respondiendo a vuestra consulta y comenzado ya el siglo XXI, compruebo que mi idea de incorporar a todas las grandes potencias a un sistema mundial (que comenzó en 1945 en la ciudad de San Francisco, como la ONU), no dio resultado conciliador alguno porque la lucha por la hegemonía mundial continuó”.
“El mundo, insisto, sigue siendo peligroso. Realmente, más peligroso que cuando yo escribía. En aquellos años yo predije que “el mundo se iba a cerrar”: no encontraría salida para las manifestaciones de poder, el mundo se iba a saturar de poder. Ya existen regiones saturadas de poder”.
“Mis concepciones sobre el ‘Corazón de la Tierra’ han caducado después de 80 años. Actualmente se ha valorizado el gran espacio que se extiende desde la ‘región de los cinco mares’ (Caspio, Negro, Mediterráneo, Rojo y Pérsico) hasta el pie del Pamir, dilatada geografía al sur del ‘transiberiano’ debido a los recursos naturales estratégicos del subsuelo. De manera que, tomad nota, mi nueva fórmula geopolítica es la siguiente”:
“Quien controle el Asia Central hasta el Golfo Pérsico en el sur, y hasta Ucrania en el Oeste controlará la principal producción de hidrocarburos (petróleo, gas y derivados)”. “Quien controle la principal producción de hidrocarburos, controlará el mercado energético mundial”. “Y quien controle el mercado energético mundial, tendrá en su poder el instrumento decisivo para el dominio mundial, por lo menos – agrega Mackinder – hasta que los hidrocarburos sean reemplazados y pierdan su valor estratégico, probablemente por el 5G y las nuevas tecnologías de la información. La geopolítica será tridimensional” |
“Y ahora, satisfecha vuestra curiosidad por mi nueva opinión, dejadme regresar a mi tumba. El siglo XXI es más geopolítico que el mío”.
*Profesor de Geopolítica y Estrategia. Universidad Católica de la Plata.
Director del Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires.