Buenos Aires- 18 de enero de 2025-Total News Agency-TNA- En los años 70, Henry Kissinger, el gran estratega a cargo del Departamento de Estado en las presidencias de Richard Nixon y Gerald Ford, tuvo varias iniciativas que marcarían camino.
Por entonces, Henry Kissinger ha expresado la preocupación de que la cooperación entre China y la Unión Soviética podría representar una amenaza para los intereses estadounidenses. A lo largo de su carrera, ha propuesto la doctrina de la “triangulación”, sugiriendo que Estados Unidos debería buscar formar alianzas estratégicas, por ejemplo, con Rusia, hoy aliada de Irán, para contrarrestar la influencia de China. Esta estrategia implica evitar que potencias rivales se unan, lo que podría alterar el balance de poder global. La actual competencia entre China y Estados Unidos en áreas como la tecnología y la economía también es un punto de preocupación para Kissinger.
¿Donald Trump busca implementar la política exterior señalada por Kissinger?
Por Daniel Romero
Ayer…
A solo tres días de su investidura, el presidente electo de EE.UU., Donald Trump, ha marcado un tono conciliador en su política exterior hacia China, su principal competidor global. En una conversación telefónica con el presidente chino, Xi Jinping, Trump expresó su optimismo sobre la posibilidad de resolver “muchos problemas juntos y de inmediato”. “La llamada fue muy buena tanto para China como para EE.UU.”, afirmó Trump en su red social, tal cual informo Javier Ansorena en ABC
Este diálogo se da en un contexto de cortesías diplomáticas, ya que el vicepresidente chino, Han Zheng, asistirá a la ceremonia de jura de Trump, un hecho inédito que subraya el deseo de Pekín de mantener buenas relaciones. Tradicionalmente, solo el embajador chino en Washington había representado a su país en tales actos.
Trump, rompiendo la tradición de invitar solo a líderes con quienes tiene afinidades ideológicas, ha extendido invitaciones a varios mandatarios, incluyendo al presidente argentino Javier Milei y a la primera ministra italiana Georgia Meloni. Aunque Xi no asistirá, la presencia de Han indica un interés por parte de China en una relación constructiva.
Estrategia de palo y zanahoria
La dinámica entre ambos líderes parece estar marcada por una estrategia de “palo y zanahoria”. En su primer mandato, Trump recibió a Xi en su residencia de Mar-a-Lago y posteriormente fue huésped en Pekín, pero luego se desató una intensa guerra comercial con aranceles que afectaron a ambas economías.
Xi felicitó a Trump por su victoria electoral, a pesar de que el nuevo presidente prometió imponer aranceles de hasta el 60% a productos chinos. En su sesión de confirmación, el futuro secretario de Estado, Marco Rubio, calificó a China como el “rival más potente y peligroso” que EE.UU. haya enfrentado, en un contexto donde el gigante asiático aumenta su influencia en el Pacífico y desafía a aliados estadounidenses como Filipinas, Japón y Taiwán.
Temas prioritarios en la agenda bilateral
En la conversación, Trump mencionó temas críticos como el “equilibrio comercial, el fentanilo y TikTok”, justo antes de que el Tribunal Supremo decidiera mantener la prohibición de esta red social. Sin embargo, la comunicación oficial china omitió estos puntos, enfocándose en la necesidad de un diálogo respetuoso y constructivo.
Xi Jinping, por su parte, advirtió a Trump sobre la delicada cuestión de Taiwán, instándole a manejarla con “gran cuidado”. Este tema es considerado una línea roja para Pekín, especialmente tras la llamada que en 2016 tuvo Trump con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, que marcó un hito en las relaciones entre EE.UU. y China.
Ambos mandatarios parecen estar buscando un equilibrio entre la cordialidad y la firmeza, mientras el mundo observa cómo se desarrollará esta compleja relación en el nuevo mandato de Trump, donde China se desarrolló de manera descomunal y puso a funcionar su caballos de Troya hace ya muchos años, La nueva Ruta de la Seda.