
Periodista: ¿Por qué la temática de un embarazo inesperado y otro no logrado?
Pedro Gundesen: La escribí en la diplomatura de dramaturgia durante el debate por el aborto, que fue negativo, y de 18 alumnos, 11 abordamos ese tema. Mis últimas tres obras dan cuenta de momentos bisagra en Argentina. “Argentinien”, que se se estrenó en el Cervantes, transcurre cuando Perón nacionalizó los ferrocarriles; “Kilómetro limbo”, también en el Cervantes, transcurre en 2001 cuando vuelca un camión jaula y los habitantes carnean la carga; y estoy con “Viuda del matadero” que sucede en Buenos Aires en 1816 y es la visión de la viuda de un unitario, una suerte de continuación de “El matadero” de Echeverría.
P.: Esta es su primera obra que transcurre en la actualidad.
P.G.: Siempre decimos que el teatro toma posición sobre acontecimientos juzgados y digeridos, esa distancia es un elemento de comodidad para el teatro. Me metí con lo contemporáneo, con las nuevas formas de maternar, el aborto, y seres muy urbanos y vulnerables, seres solos, con relaciones humanas como mensajes de watasapp. El audio como necesidad y deseo de quien lo envía, sin la interacción de las relaciones a las que estábamos acostumbrados. Y es contemporánea no sólo en la temática sino en el dispositivo, porque esas 32 semanas se ven en diferentes escenas que no son exactamente 32 sino que están salteadas, y se construyen diferentes espacios. Son escenas cortas, cinematográficas, y tienen que ver con una ansiedad de estos tiempos de no aguantar una hora a dos personajes hablando.
P.: Dice que el público ya no tolera a dos personajes en escena durante más de una hora. ¿Qué sería de hitos como los de Bergman, Ibsen, Bretch o tantos más?
P.G.: Esta obra está basada en “Amor líquido” de Bauman, de quien se ha hecho muchísimo. Aquí hay relacionales amorosas que acaban convirtiéndose en breves episodios mostrando que cuando la pareja deja de ser rentable se busca una nueva. Son personajes que no buscan sino que encuentran. Hay una influencer que quiere ser madre a los 40 y busca un donante. La mujer que trabaja en su casa llega del interior y al quedar embarazada lo oculta para no perder el trabajo. Hay además un pastor evangelista y un camarógrafo. En un departamento se cruzan el embarazo que no se logra con todos los medios y el otro, falto de recursos, se oculta.
P.: La obra ganó el concurso de dramaturgia de Argentores, ¿por qué cree que lo premiaron?
P.G.: Hay algo interesante que son los personajes, muy porteños, al principio antipáticos pero todos tienen algún rasgo que genera identificación. Hay contradicción y piedad en estos seres. Las nuevas dramaturgias están en ebullición, y se sumaron nuevos medios por el streaming que proliferó en pandemia, fue la única salida y si bien ahora trato de evitarlo, ha dejado resabios en la duración y velocidad de las obras. El streaming sigue siendo el arma para conquistar nuevos públicos más allá del de 40 o 50 años y que va al teatro. Se forjó un cambio en las maneras de escribir, lo mismo la irrupción de microteatro, un subgénero que aporta en las nuevas dramaturgias. También lo corporal, el teatro danza, el biodrama, y no sé qué pasará con el teatro de texto más clásico, hay mucha diversidad y gente formándose.
P.: ¿Cómo ve este momento de las artes escénicas?
P.G.: Estamos en el pico de producción de obras de los últimos años por todo lo que quedó pendiente de la pandemia. Hay una sobreoferta para un público un poco diezmado en lo económico y eso es un macheo complicado. Formar parte del Cervantes o el San Martín es difícil porque se recicla lo de los últimos dos años. Hemos decidido con el director coproducir la obra con El Picadero luego de ver que es muy complicado para un autor independiente llegar al teatro comercial ante la gran presencia de extranjeros. Y el independiente sigue teniendo el compromiso de sus hacedores pero las condiciones económicas son difíciles, con entradas a 700 pesos se vuelve una aventura en la que uno comienza desde muy atrás. Logar una ganancia es casi imposible.