Hay un Madrid del pueblo, y un Madrid de los turistas, y un Madrid de los edificios oficiales, y un Madrid de los chulapos y de las chulapas, y un Madrid de la historia que es todo arte, belleza. Y un Madrid de los que no son de Madrid pero viven en Madrid. Y hay un Madrid del silencio, del recogimiento, de la oración. Un Madrid oasis para el cansancio del camino. He aquí una parada obligatoria en ese Madrid que no se ve, que solo la Iglesia es capaz de custodiar y que perdura por los siglos: la Iglesia de la Concepción Real de Calatrava, calle Alcalá, 25. De esta Iglesia, que no es parroquia, pero es templo de mucho y buen culto, de mucha y buena caridad, de mucha y buena atención a la vida interior, espiritual, nos interesa algo más que la historia. De enseñar la historia de esta Iglesia, ligada a las órdenes militares españolas, que celebran aquí sus actos y cruzamientos, nos habla en visita doña Emilia María de Aragón, guía oficial. Cuentan las crónicas que la historia del convento está inseparablemente unida a la de la Orden Militar de Calatrava, fundada en el siglo XII para defender las posesiones cristianas del sur de la península de los ataques musulmanes. Las religiosas de Calatrava de Madrid habían ocupado primeramente un convento en Almonacid de Zorita (Guadalajara), localidad muy ligada a la historia de la Orden, pero en 1623, buscando cercanía de la Corte, trasladaron la casa a la capital por mandato de Felipe IV. Los edificios del convento y la iglesia se construyeron en esa época, convirtiéndose pronto en uno de los centros religiosos más populares y concurridos de Madrid. Como narra el periodista Ricardo Sepúlveda en ‘La Ilustración Española y Americana’, en 1888: «El convento de las Calatravas (que así le llaman las gentes), fue muy pronto un palacio de la Corte, por no decir un albergue suntuoso de la grandeza, donde se discutían, en capítulos de Caballeros, los asuntos de la Orden y se resolvían algunas cuestiones laicas, que tenían más que ver con las intrigas de las gentes que con las necesidades de la religión. El locutorio llegó a ser el primer salón de la Corte, y las Calatravas las primeras señoras que supieron recibir con modales finos a sus amigos. El trato era honesto y aristocrático. Olía a incienso y a ropa limpia, sin perder el dejo de los perfumes de las viviendas nobles». Mucho se podría decir del arte de esta Iglesia. Solo un apunte, el retablo mayor, una de las joyas de templo, es la última obra de José Benito de Churriguera y está datado hacia el 1724. Dejo al lector la invitación a una visita guiada para contemplar la serie artística. El Rector de esta Iglesia es el sacerdote P. Feliciano Rodríguez, del Instituto secular Stabat Mater, que vive del carisma del venerable P. Tomás Morales S. J. Le acompaña también el P. Pablo Abad. Con su trabajo han convertido esta histórica iglesia en un potente centro de vida espiritual. La atención a las personas que entran a hacer una visita al Santísimo, las frecuentes confesiones, los momentos de dirección espiritual, llenan de sentido esta presencia misionera en medio del bullicio de la calle Alcalá. Durante este mes de cuaresma, por ejemplo, los jueves, dedicados habitualmente al sacramento de la Eucaristía, con una exposición permanente del Santísismo, se convierten en jueves de charlas cuaresmales. La celebración diaria de la misa es a las 8 de la mañana. Muy frecuentada por las personas que después van a sus trabajos. Los jueves también se celebra una misa a las 19,30, que previamente ha tenido las vísperas y la bendición. Este templo es una Iglesia de puertas abiertas, como le gusta decir al Papa Francisco, en la que también se desarrollan relevantes actuaciones de Caridad, como el bocadillo solidario, que es algo más que un bocadillo. Un grupo de jóvenes universitarios semanalmente preparan comida para hacérsela llegar a las personas sin hogar que deambulan en la zona, que no son pocos. Una de los valores añadidos de la oferta formativa es la Escuela de santidad –Amigos fuertes de Dios– que aborda cada semana un tema de meditación y reflexión, con materiales apropiados. Algunos de estos materiales se han publicado posteriormente en la colección ‘Tronco y savia’, elaborada con la colaboración del citado Instituto secular. Los Ejercicos Espirituales en la vida corrinte son otras de las oportunidades para el crecimiento interior que ofrece esta iglesia. Además están los conciertos de música sacra y las conferencias de formación en la fe. Pero el tesoro de esta iglesia es su vinculación con el sentido martirial de la fe cristiana. Desde el pasado 9 de mayo de 2015 este templo alberga el icono de los santos mártires del siglo XX en Madrid y el icono de san Juan Pablo II, cuya autora es la pintora Nati Cañada. Esta presencia hace que este templo se convierta en una especie de Santuario de los mártires de Madrid en Madrid. De hecho se celebra solemnemente el día 6 de noviembre, festividad de los mártires del siglo XX, y el segundo domingo de Pascua, fiesta de la Divina Misericordia, devoción que estaba en el corazón de san Juan Pablo II y que ahora está presente en una de las arterias emblemáticas del Madrid de todos.
Fuente ABC