LA HABANA, Cuba. — Un tema muy poco abordado en la literatura cubana posterior a 1959 es la vida en las prisiones. Mujer adentro. Cuentos entre rejas, de Iliana Núñez Rodríguez y Felipe José Oliva Alicea, es un ejemplo excepcional. El libro recoge seis narraciones cortas con una imagen más testimonial que de ficción.
Iliana Núñez Rodríguez es Licenciada en Derecho y Máster en Comunicación Social, mientras que Felipe José Oliva Alicea es Licenciado en Artes Escénicas, con estudios en Derecho, Literatura y Música, y varios premios nacionales e internacionales en su haber.
En la escueta introducción del libro se dice: “…Sometida al rigor de tratar con internos y oficiales de prisión, rememoro ahora, sin tapujos y sin que la tinta de la realidad se agote, ese mundillo al cual muchos llaman El Tanque”.
El primer cuento, “Si tengo SIDA me salvo”, narra como Rigoberto Estrada García se inyectó sangre contaminada con una jeringuilla suministrada por otros presos para así obtener una licencia extrapenal.
“Ocho tiros y sanseacabó”, relata el caso del oficial de la Brigada Especial Ignacio López Medina, quien mató con alevosía a su esposa al sorprenderla con un amante tras regresar de la guerra de Angola.
Un fragmento dice: “…su caso se zambulló entre los miles de presos que, igual que él, deambulaban dentro del círculo vicioso que crea e impone la convivencia forzada en el marco nada ideal de una cárcel (ninguna resulta bienhechora)”.
Si la cárcel no es bienhechora, el castigo no generará un cambio de la conducta en los presos. Entonces; ¿para qué sirve la cárcel en Cuba? ¿Para exterminar a las personas que son perjudiciales a la sociedad?
Otro de los textos, “Toros, vacas y rosas”, presenta una historia con dos aristas: la de un nuevo jefe prepotente en la prisión, el cual quiere cambiar el entorno e intenta convertir tierras aledañas en zonas productivas con árboles frutales y sembrados sin tener en cuenta la calidad del terreno, que resulta un fracaso; y la de un preso llamado Mario Toro Gallo, quien cumple condena por “Hurto y Sacrificio de Ganado Mayor”.
Un planteamiento importante aquí es sobre el indulto, donde un consejo, que es el “evento más importante en una prisión”, analiza los beneficios a los reclusos.
Sobre el caso expresan: “…El problema más problemático… es cuando analizas a uno que no robó, no mató y no violó a nadie, sino que se comió una vaca o la hizo bistec para repartir…”.
Valga preguntarse: si no hay delito, ¿por qué está preso?
Las expresiones de los sancionados son muy elocuentes: “¡Si llego a saber que era peor que matar a una persona, me hubiera comido a mi suegra!”. “¡Yo solo tenía ganas de comer bistés, de los de verdad, con papitas fritas y plátanos tostones!”. “¡Qué cuento es ese de incrementar la producción cárnica! Con fulas compras hasta un búfalo en la shopping, lasqueadito y todo. ¡Y nadie va preso por venderlos!”
Una imagen brindada por la funcionaria de prisiones sobre el físico del nuevo jefe, quien censura la conducta de los matarifes, es: “…cuya barriga no es precisamente de vegetariano”. ¡Qué notable expresión!
Los cuentos contienen en cierta medida una crítica al régimen carcelario y al sistema. Reflejan violaciones cometidas por oficiales penitenciarios, los cuales se llevan, quitándoselo a los reclusos, hasta el sancocho para criar sus puercos, además de hacer otras barbaridades por incapacidad o negligencias en su labor.
Las historias contadas solamente se refieren solamente a presos comunes, donde aparecen supuestamente los nombres completos de los sancionados y de algunos funcionarios de orden interior.
Dentro del texto no encontramos ni una sola línea sobre los presos políticos, los cuales, para el sistema, parece que no existen en el país, aunque hay actualmente hay más de 1 000, según organismos de derechos humanos.
Es indudable que detrás del personaje de la funcionaria principal, que habla en primera persona, está alguien quien brindó a los autores una información detallada del mundo de las prisiones en Cuba.
El lenguaje empleado trata de mostrar sentimientos humanitarios de estos oficiales, aunque cumplan con sus deberes y obligaciones. Algo difícil de creer.
Este título, impreso en el año 2016, cuenta ya con una reimpresión hecha en el 2019 por la Editorial José Martí. Tal vez la nueva tirada se hizo debido a que el tema se presta para reafirmar la propaganda del régimen en torno al nuevo Código Penal propuesto por el régimen cubano, que se quiere presentar como un Estado socialista de derecho.
Una analítica lectura del libro permite echar un vistazo al mundo de las prisiones en Cuba. La realidad completa resulta imposible hallarla por la férrea censura existente. En algún momento, los hechos saldrán a la luz.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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Fuente Cubanet.org