Después del extraño film de Russell a Hurt se lo vio, al año siguiente, en uno de los mejores thrillers eróticos de la época, “Cuerpos ardientes” (“Body Heat”), junto a Kathleen Turner, y dirigidos por quien hasta entonces había sido guionista principal de Steven Spielberg y que acá se mostraba como un excelente director, Lawrence Kasdan, con quien volvería a trabajar en otro éxito en la psicoanalizada Buenos Aires de los 80, “Reencuentro” (“The Big Chill”). También con Kasdan hizo “El turista accidental”, y con Michael Apted “Gorky Park” (donde interpretó a un verosímil policía ruso) .
William Hurt estaba a sólo unos meses de su papel consagratorio, el que le dio el Oscar, la fama mundial y una inesperada relación con la Argentina: fue el homosexual Molina de “El beso de la mujer araña” (1985), del marplatense Héctor Babenco, sobre la novela de Manuel Puig, y con Raúl Juliá como su compañero de celda Valentín. La película recorrió el planeta y se transformó, no mucho después, en un musical de Broadway.
Ese fue el pináculo de la carrera de Hurt, quien al año siguiente volvió a tener consideración en la Academia (fue nominado a Mejor Actor por “Te amaré en silencio”, aunque no lo ganó). Sus otras dos nominaciones fueron por “Detrás de las noticias” (1987) y la última, más reciente, como Mejor Actor de Reparto por su breve intervención en “Una historia de violencia”, de David Cronemberg.
Su filmografía es inmensa. Con Luis Puenzo actuó en la adaptación de “La peste”, de Albert Camus; con Woody Allen en “Alice” pero, como es lógico, las jóvenes generaciones lo conocen por sus apariciones en “The Incredible Hulk”, “Captain America: Civil War”, un par de “Avengers” y en “Black Widow.”