El movimiento de Pedro Sánchez para resolver la crisis diplomática con Marruecos está complicando las relaciones con Argelia, uno de nuestros principales suministradores energéticos, en un momento determinante para las relaciones económicas y geopolíticas. La confianza del Ejecutivo de que Argel no rompiese los puentes con España se mantiene firme, pero se empieza a tambalear, después de que en el día de ayer llamasen a consultas a su embajador en Madrid, Said Musi. Argelia ha decidido además confrontar con la versión española respecto a la existencia de un contacto previo por parte de España para informar sobre su acuerdo con Rabat. Fuentes diplomáticas argelinas consultadas por el portal de noticias nacional Tout sur L’Algerie (TSA) y recabadas por Europa Prees manifestaron ayer que el Gobierno español nunca informó de antemano a Argel sobre su nueva posición respecto al Sahara Occidental. Una afirmación que entra en colisión directa con la versión defendida por el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Pero estas fuentes argelinas niegan categóricamente esta afirmación. «Se trata evidentemente de una mentira envuelta en una ambigüedad intencionada para intentar calmar las legítimas preocupaciones planteadas por la clase política española», aseguran. En la noche del sábado, fuentes gubernamentales manifestaron que «el Gobierno español informó previamente al argelino sobre la posición de España en relación al Sahara». Y añadían que para nuestro país «Argelia es un socio estratégico, prioritario y fiable, con el que pretendemos mantener una relación privilegiada». Esto último es fundamental porque en el Gobierno trasladan la idea de que para nuestro país lo fundamental en la relación con Argelia no es el Sahara, sino los acuerdos sobre el gas. Y en este sentido creen que el suministro no corre peligro. Así lo trasladan distintas fuentes gubernamentales, que se muestran convencidas de que no habrá complicaciones en este sentido. A comienzos de este mes de marzo, Pedro Sánchez llamó al presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, para abordar la situación derivada de la invasión de Rusia a Ucrania. Una conversación en la que el Gobierno asegura que Argelia «garantizó» el suministro de gas a nuestro país, algo fundamental en un contexto en el que el flujo ruso es inestable. Y muy importante dado que Argelia no condena las acciones rusas. Fue una de las 35 abstenciones en la votación de la ONU. Pero lo cierto es que esa conversación tuvo lugar antes del cambio de postura del Ejecutivo. Y en ningún caso desde el Gobierno se ha trasladado que en esa conversación se abordase esa cuestión. De hecho, fuentes gubernamentales sí admiten que la forma en la que se ha desvelado el acuerdo con Marruecos no estaba perfectamente orquestada. Sí se conoció la decisión de Rabat de publicar la carta que había remitido Pedro Sánchez, pero incluso en la versión que apuntan algunas fuentes gubernamentales ese aviso a Argelia, que ellos niegan, no se produjo en ningún caso con mucha antelación. Pero tras el desmentido de Argelia y la decisión de retirar a su embajador en Madrid, una fuente gubernamental insiste en que ese aviso sí se produjo. Y que fue en concreto fue el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares el que informó previamente al Gobierno argelino. La diplomacia del gas
El ministro, en su sobrevenida comparecencia del viernes en Barcelona, donde le sorprendió la comunicación del acuerdo por parte de Marruecos, insistió en la idea de que «Argelia ha demostrado repetidas veces que es un socio fiable» y defendió que mantiene una relación «fluida» con su homólogo argelino, Ramtane Lamamra. Además, Albares sostuvo que en un contexto de inestabilidad como el actual el gasoducto por el que Argelia suministra gas a España «puede poner todavía más en valor la asociación estratégica» entre los dos países. Argelia es un país clave para el gas que consume España. Históricamente ha sido nuestro principal proveedor y solo la fuerte irrupción de Estados Unidos en este mercado ha alterado las tornas. Según los últimos datos remitidos por Enagás, el operador del sistema gasista español, el gas procedente de Estados Unidos representó en el mes de febrero un 33,8% del total importado por España. Mientras que el argelino alcanzaba un 24,3%. El panorama ha cambiado en este sentido, ya que en el conjunto de 2021 Argelia proporcionó un 39% y Estados Unidos se quedaba en el 19%. Pero en cualquier caso sigue siendo fundamental. Más si cabe con los flujos procedentes de Rusia, que en el caso español representaba en torno al 8%, a la baja. El descenso argelino tiene que ver con que desde el mes de septiembre solo estamos recibiendo gas a través del gasoducto Medgaz que cruza el mediterráneo y entra en la península a través de Almería. A finales de agosto del año pasado Argelia rescindió el contrato del segundo gasoducto que conectaba con nuestro país por sus desavenencias con Rabat, ya que el gasoducto del Magreb que entra a España por Tarifa recorre previamente todo el territorio marroquí. En el Gobierno reconocen que en esa conversación de Sánchez con Tebboune que tuvo lugar hace dos semanas no se abordó la posibilidad de restablecer el funcionamiento de ese gasoducto. El enfado argelino por el pacto con Marruecos hacen impensable que eso se resuelva ahora. Pese al fuerte repunte de Estados Unidos en este mercado, algo positivo para los intereses de España, la dependencia argelina es fundamental. Y aparece como pieza clave en el plan de que nuestrompaís se convierta en «hub energético» y plataforma emisora para el resto de Europa. Para ello debe solucionarse el debate sobre las interconexiones energéticas. Una infraestructura a la que España fue tradicionalmente reacia, que además nunca ha agradado a Francia, y que ahora el Gobierno está abierto a valorar si es financiada por Europa y además de gas puede transportar hidrógeno verde. De salir adelante este proyecto, las demandas del gas argelino subirían exponencialmente. Y eso hace pensar a España que Argelia no tiene incentivos para que la enemistad con España llegue al plano del suministro energético. Fuentes gubernamentales creen que la expresión de su enfado por el acuerdo con Marruecos entra «dentro de lo previsto». Pero insisten en que es el gas y no el Sahara la clave de la relación bilateral. Estas fuentes argelinas citadas ayer por TSA insisten en lamentar el giro adoptado por España, que califican como un «deshonroso cambio de actitud» e interpretan como «sinónimo de sometimiento rotundo a Marruecos». Y remarcan que que no hubo advertencia «en ningún momento y a ningún nivel» de lo que califican como «un vil regateo concluido con la potencia de ocupación marroquí a espaldas del pueblo saharaui». Como ya trasladaron en una primera reacción en el día de ayer, definen este cambio de actitud como «segunda traición histórica a los saharauis» que «causa graves perjuicios a la reputación y credibilidad de España como miembro de la comunidad internacional». Y terminan advirtiendo al Gobierno de España respecto a los acuerdos alcanzados con Rabat: «Nunca estarán garantizados frente a un oligarca calculador, cínico, polifacético y vengativo que no vacilará a la hora de recurrir de nuevo al uso del chantaje de la inmigración ilegal como instrumento de presión».
Fuente ABC