Por Dante Romanoff
Ya comienza el segundo mes de una confrontación verdaderamente épica entre Ucrania y la brutal invasión-agresión sin precedentes de Rusia. La guerra que Ucrania está obligada a librar, ya se volvió una guerra popular.
Las Fuerzas Armadas de Ucrania destruyen el ejército enemigo en el campo de batalla, la economía está funcionando al límite donde la situación lo permite, los voluntarios asumen muchas funciones estatales, que el estado simplemente no puede realizar, los médicos permanecen en las salas de operaciones durante días, salvando vidas, los rescatistas lidian casi continuamente con las consecuencias de los ataques con misiles y bombas.
La siembra comenzó activamente en toda Ucrania, e incluso en el área de hostilidades activas en las regiones de Kherson, Zaporizhia, Mykolaiv. Resultará difícil de creer para la gente de países alejados de la guerra. ¡Pero es así!
Sin caer en excesos, se puede decir que la gran mayoría de los ucranianos, no solo en Ucrania, sino en todos los lugares del mundo, ayudan a su Patria de todas las formas posibles, acercándola a la victoria.
Hoy es evidente que todo el mundo civilizado está al lado de Ucrania. El país recibe ayuda humanitaria, muchos países acogen a millones de mujeres y niños que huyen de la guerra. Los mítines con miles de personas en apoyo de Ucrania se han convertido en algo comun en las ciudades de Europa, EE. UU., Canadá y Japón.
Para ser justos, se debe señalar que muchos países no se limitan a la ayuda humanitaria, proporcionando selectivamente a Ucrania armas letales defensivas. Pero la situación se está desarrollando de tal manera que tenemos que afirmar que esta ayuda no es suficiente.
Desafortunadamente, el mundo está en una especie de “cautiverio” de los estereotipos de percepción de lo que está sucediendo. A menudo en tiempos pacíficos la conciencia se niega a percibir la realidad. Las acciones reales, adecuadas y eficaces se ven obstaculizadas por el reaseguro repetido, la escrupulosidad malsana, la tendencia a seguir normas y procedimientos formales. Lo que es clave para el desarrollo en tiempos pacíficos es un gran problema en tiempos de guerra.
Hay que admitir que los expertos rusos en el campo de la influencia informativa y acción psicológica, aprendieron muy bien a ver a occidente como un enemigo futuro, encontraron sus lugares más vulnerables y, como resultado, desarrollaron una estrategia efectiva para la implementación de operaciones informativas y psicológicas. Junto con el componente militar, tales operaciones son un elemento más que se integra a las fuerzas de choque, lo más importante en la doctrina de la guerra híbrida.
“Eufemización” del concepto de guerra es una técnica simple, pero desafortunadamente efectiva. La sustitución de “guerra” por la frase “operación militar especial” “paraliza” a los juristas, que durante más de un mes buscan las respuestas a varias preguntas en las fuentes del derecho internacional: si existen indicios jurídicos de guerra en las acciones de Rusia y si las convenciones y otras fuentes del derecho internacional en las cuales se encuentra el concepto de “guerra” operan en las condiciones actuales.
Esta no es la primera vez que Rusia utiliza esta técnica de “romper la conciencia”. La “Imposición de la paz” en 2008 en Georgia, asegurar “no estamos allí” en Crimea y Donbas en 2014, “asistencia internacional al hermano pueblo sirio” en la ciudad de Alepo en Siria en 2021. Y esta es una lista sin límite de “pervertir la realidad” por parte de Rusia.
Desafortunadamente, esta técnica todavía funciona de manera efectiva. La justicia de los países civilizados “se atasca” en la casuística del derecho internacional, y no puede castigar no sólo a los autores de los crímenes, sino tampoco a los inspiradores
organizadores. En las condiciones actuales Rusia, por así decirlo, empuja al pensamiento: “¡no hay tema, no hay respuesta”! Rusia provoca: “Intentad demostrar que esto es una guerra. ¡Intentad justificar lo obvio!”
¿Qué hacer en esta situación? Es imprescindible devolver el sentido común a la ley, es decir, reconocer lo obvio sin demora y probar solo lo que no es evidente, para evitar al máximo que Rusia abuse la ley. Las cortes deben tomar decisiones rápidas y absolutamente inequívocas, a fin de evitar la posibilidad de una interpretación “conveniente” para Rusia. Ha llegado el momento de tomar no sólo decisiones jurídicas precisas sino también decisiones políticas. Todos los organizadores y autores de crímenes rusos deben recibir una señal: “¡Sus métodos ya no funcionan, responderéis!”
Hay algunos avances en esta dirección. El 7 de marzo, durante la audiencia en la Corte Internacional de Justicia sobre medidas provisionales en la disputa “Ucrania contra Rusia” Harold Hongju Koh, el profesor de la Universidad de Yale y el representante de los intereses de Ucrania, basando en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, presentó la posición de Ucrania y las medidas provisionales solicitadas. En su discurso muy emotivo y sustancioso, el señor Koh hizo un argumento político con respecto a la importancia a largo plazo de la decisión de la corte en esta disputa para todo el derecho internacional y el orden jurídico mundial.
Harold Hongju Koh, pidió a la Corte que reconozca que la Federación de Rusia, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, cometió un acto de agresión previamente planificada y no disimulada contra su estado vecino basándose de acusaciones sin sentido de “genocidio”. Además, agregó: “En tales condiciones, la Corte simplemente no tiene derecho a mostrar debilidad”.
El profesor Hongju Koh enfatizó la importancia de la decisión de la Corte como el precedente que debería “encender una chispa” en el trabajo de otras instituciones internacionales que se ocupan de la agresión rusa, de los crímenes de guerra y de las violaciones de los derechos humanos.
Según el profesor Koh: “Esta es una disputa entre Rusia y el orden jurídico mundial, formado después de la Segunda Guerra Mundial. La falta de voluntad de la Corte para oponerse decisivamente será una confirmación del colapso del orden jurídico mundial y la impotencia de la ONU, junto con la Corte como tal”.
Los argumentos dados por el jurista autorizado no eran puramente legales, sino políticos y legales. Sin embargo, sus argumentos funcionaron. Y este es el otro precedente. El 16 de marzo, el Presidente de la Corte Internacional de Justicia de la ONU, Joan Donoghue, ordenó en la decisión de la Corte: “La Federación Rusa debe, hasta tanto se dicte una decisión final sobre el caso, suspender inmediatamente las operaciones militares iniciadas el 24 de febrero pasado en el territorio de Ucrania”.
Esta decisión de la Corte Internacional de Justicia se convertirá en un punto de partida para optimizar las actividades prácticas de los tribunales internacionales en procesos judiciales sobre crímenes de Rusia en Ucrania.