«Sean cuales sean las estrategias, deben seguir viniendo del pensamiento feminista», escribía en enero de 2017 el entonces líder de Podemos, Pablo Iglesias, que al mes siguiente iba a reforzarse como líder del partido en su segunda asamblea ciudadana, el cónclave conocido por Vistalegre II. La cúpula de Podemos pregonaba feminismo como seña de identidad, una de las marcas de la casa con la que la formación había nacido en 2014 y que en los años siguientes exprimió para aliñar su hoja de ruta hacia el Gobierno. Pero, al mismo tiempo, Podemos infringía la ley de Igualdad en la composición del Consejo Estatal, su órgano de dirección, el equivalente al Comité Ejecutivo Nacional del PP o a la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Lo acaba de poner en evidencia un reciente informe del Tribunal de Cuentas (TCu). Desde el año 2007, la ley de Igualdad indica que en las cúpulas directivas hay equilibrio cuando la proporción de miembros de uno y otro sexo no pasa del 60-40% –la cifra teórica ideal es ambos al 50%–. En ese órgano ejecutivo de Podemos, sin embargo, la desproporción era manifiesta, según los auditores del TCu, que analizan este aspecto en su último informe de fiscalización de partidos políticos, el que analiza las cuentas y la gestión interna de las formaciones en 2017. Los auditores son contundentes al indicar que, en aquella etapa, la ejecutiva –el secretariado directivo del partido– sí cumplía la igualdad, pero no el Consejo Estatal, que es el máximo órgano ejecutivo y cuyos «puestos de responsabilidad y personal de confianza» estaban copados muy mayoritariamente por hombres: solo el 28% los ocupaban mujeres. Pablo Iglesias y sus «mujeres feminizadas»
Al mismo tiempo, en 2017, Podemos creaba en su organigrama directivo la Secretaría de Feminismos y LGTBI que, al acabar el ejercicio, elaboró una memoria a modo de balance. En ella se aseguró que «el recorrido iniciado por la Secretaría de Feminismos Interseccional y LGTBI en marzo de 2017 ha supuesto un período intenso y fructífero en el que hemos apostado por que el sello feminista estuviera presente en la actividad de la organización». Todo ello bajo el mando supremo de Pablo Iglesias, que un año antes había urgido a enriquecer la política con «mujeres feminizadas», porque –decía– «es fundamental que haya una presencia mayor de mujeres en todos los ámbitos». Eso ocurría en plena carrera hacia el poder, que en enero de 2020 llevó a Podemos al Gobierno de la mano del PSOE de Pedro Sánchez, lo que convirtió a Irene Montero en ministra de Igualdad, cargo en el que sigue. Desigualdad en ERC y Bildu
De entre los partidos con representación parlamentaria, Podemos, Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) y los abertzales de EH Bildu eran en 2017 los que infringían de forma más notoria la ley de Igualdad. Ninguno de ellos tenía más de un 30% de mujeres en sus órganos colegiados de dirección, pese a que todos ellos compartían ímpetu en enarbolar electoralmente la bandera del feminismo. Los órganos ejecutivos de PP y Ciudadanos (Cs) tampoco cumplían en aquel momento (2017) el reparto equilibrado entre hombres y mujeres que marca la ley de Igualdad. Pero tanto PP como Cs lo incumplían de forma menos desproporcionada que Podemos, ERC y EH Bildu. PP y Cs
Según el informe de Tribunal de Cuentas, en aquel momento el Comité Ejecutivo Nacional del PP estaba copado al 65% por hombres, mientras que en la ejecutiva de ERC ellos suponían el 75%, y el 70% en el caso de EH Bildu. En Cs, por su parte, las mujeres ocupaban el 32% de los puestos de su comité ejecutivo. El PNV tampoco cumplía, y con acusada desproporción: los hombres copaban en ese momento el 71% de las sillas de su comité ejecutivo, el Euzkadi Buru Batzar. Eso sí, para trabajar en el partido, los nacionalistas vascos las prefieren a ellas: el 75% de su plantilla asalariada tenía nombre de mujer en 2017. PSOE, IU y Compromís
La auditoría de igualdad realizada por el Tribunal de Cuentas sí la han superado favorablemente el PSOE –aunque por la mínima–, el Partido Socialista de Cataluña (PSC) y Compromís, así como IU, salvo su federación andaluza. Así, en 2017, la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE estaba ocupada en un 41% por mujeres –a solo dos puntos porcentuales del incumplimiento–. En el PSC sí que cumplían con más holgura, con un 46% de mujeres en su comité ejecutivo. En Compromís, su ejecutiva era mayoritariamente femenina en aquel momento, un 52%. En IU también cumplían la paridad, pero no en Andalucía, donde el 70% de su órgano ejecutivo estaba copado por hombres en 2017. La paridad en las plantillas de los partidos
El informe del Tribunal de Cuentas sobre la gestión de los partidos en 2017, emitido recientemente, escruta –entre otros aspectos– la proporción de hombres y mujeres en las plantillas de las formaciones políticas. En 2017, el partido con más porcentaje de asalariadas era el PNV, un 75% de su plantilla, seguido del PSC (58%), Cs (55%) y el PSOE (52%). En el PP la plantilla de trabajadores era mayoritariamente masculina, un 53%. En ERC el 65% de sus empleados eran hombres, y un 68% en el caso de EHBildu.
Fuente ABC