
El cierre complica los esfuerzos estadounidenses para combatir a bandas delictivas dentro de México, uno de los epicentros del multimillonario comercio mundial de drogas, y dificulta la captura y persecución de los líderes narcos, afirman los expertos en seguridad.
En su conferencia de prensa diaria, López Obrador explicó que la unidad se cerró “hace más de un año” y que la cooperación con los organismos internacionales de seguridad continúa, siempre que se respete la soberanía de su país.
“Ese grupo, que supuestamente era de muy alto nivel estratégico, estaba infiltrado (por los delincuentes) y sus jefes están siendo investigados y hay presos”, indicó.
El gobernante agregó que había puesto orden en las relaciones de México con Estados Unidos y reiteró sus denuncias de que administraciones anteriores habían permitido que esos vínculos vulneraran la soberanía nacional. “Ya no es así”, remarcó.
La unidad policial clausurada trabajó en casos importantes como la captura en 2016 de Joaquín “El Chapo” Guzmán, pero su reputación se vio perjudicada cuando un antiguo jefe fue detenido en 2017 y se declaró culpable ante un tribunal estadounidense de recibir sobornos para filtrar pistas a una banda de narcotraficantes.
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