Por Marcos Ommati
En 2021, la Armada Colombiana batió su récord histórico de incautaciones de drogas con 403 toneladas de sustancias ilícitas confiscadas. Colombia representa dos tercios de la superficie mundial de cultivo de plantas de coca y de producción de cocaína, según el Informe mundial sobre las drogas 2021, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. La gran mayoría de los cultivos de coca tienen lugar en los departamentos de Antioquia, Caquetá, Guaviare, Meta, Nariño, Putumayo y Vichada, en zonas fronterizas con Venezuela -donde operan grupos armados y narcotraficantes- que han experimentado un reciente repunte. El régimen de Maduro “demuestra una total falta de voluntad para hacer los cambios políticos más que necesarios para hacer cumplir las leyes existentes. Esto crea un nivel extremo de impunidad, exacerbado por la falta de transparencia y los altos niveles de corrupción”, dice Sabrina Martin en un artículo para el PanAm Post. Esto funciona como un incentivo para los productores de coca, que ven a Venezuela como un refugio seguro. El que fuera el país más rico de Latinoamérica, sobre todo por el petróleo, se está convirtiendo en un eje central, no sólo para la venta de narcóticos en el mundo occidental, sino también para la producción de cocaína.
La fundación dedicada al estudio de las principales amenazas a la seguridad nacional e interna en Latinoamérica y el Caribe InSight Crime descubrió pruebas de la presencia de cantidades significativas de coca en al menos tres municipios del estado Zulia, y dos más al sur, en el estado de Apure; en cada ocasión verificadas y corroboradas por múltiples fuentes confiables. Además fuentes locales, organismos internacionales y los propios informes del régimen venezolano, muestran que los laboratorios de cristalización utilizados para procesar la pasta de coca en clorhidrato de cocaína proliferan en las mismas zonas, asegura Insight Crime.
Los cuatro países productores de cocaína del mundo
Desde hace un tiempo Venezuela está considerada como un importante país de tránsito marítimo de cocaína, tal y como se desprende del Informe de estrategia internacional de control de narcóticos, del Departamento de Estado de los Estados Unidos de 2021. El mismo informe señala que casi el 24 por ciento de la producción mundial de cocaína transita por Venezuela. El tráfico de cocaína desde Venezuela hacia los EE. UU. se está disparando, incluso mientras el país se hunde. Los funcionarios estadounidenses y de otros países de la región dicen que es la propia élite militar y política de Venezuela la que está facilitando el paso de la droga dentro y fuera del país, en cientos de aviones pequeños y sin identificación, informa el sitio web de CNN.
Por muy incipiente que sea la producción de cocaína en Venezuela no debe ser ignorada. La región fronteriza del país, pobre, aislada, abandonada por el régimen, y dominada por grupos armados, especialmente la guerrilla colombiana, representa un caldo de cultivo perfecto para que se extienda; y en un país atrapado en una crisis económica, dirigido por un régimen corrupto, y asolado por la criminalidad, es una conjunción peligrosa, dice Insight Crime. El mismo informe titulado La revolución de la cocaína en Venezuela, afirma que “hoy Venezuela corre el riesgo de convertirse en el cuarto país productor de cocaína del mundo”.
Mildred Camero, expresidenta de la Comisión Nacional Contra el Uso Ilícito de las Drogas de Venezuela (actual Oficina Nacional Antidrogas), dijo en una entrevista de 2020 con Diálogo que los cambios no sólo están relacionados con el uso del territorio nacional para producir drogas, sino también con la participación de los venezolanos en diferentes partes de este proceso, desde el cultivo de la coca hasta la distribución y el comercio. “Hay grupos dentro de la juventud venezolana que se dedican a los cultivos de coca”, dijo Camero. “Son muchachos que reciben 10 dólares por cada bolsa de hojas de coca”. Muchos de ellos cruzan la frontera para trabajar en los cultivos y cosechar hojas de coca. Pero según Camero, esta dinámica “creará en Venezuela una población que se dedique al cultivo [de drogas] en su propio país. Son desertores escolares que pueden crear un problema generacional a largo plazo, con consecuencias para la estabilidad democrática del país”, afirmó.
El régimen de Maduro estaría operando como regulador de este mercado ilícito. “Las organizaciones criminales se han infiltrado en todas las instituciones del Estado [de Venezuela]”, dijo un ex funcionario de la Fiscalía General, que habló en forma anónima con InSight Crime. “Todos tienen una serie de funcionarios pagados para poder mover sus cargamentos. Para ser un narco en Venezuela se necesita la bendición del régimen de Maduro, conexiones con los militares para mover la droga, y vínculos con las guerrillas colombianas para la producción”, concluyó Jeremy McDermott, director ejecutivo y cofundador de InSight Crime.
Fuente Dialogo-Americas