
La primera versión se titulaba “Het Achterhuis” (“El anexo” en holandés) y en castellano fue publicada en 1955 como “Las habitaciones de atrás”.
“El anexo” o “Las habitaciones de atrás” hacen referencia al apartamento secreto que se hallaba detrás de una falsa biblioteca, en una casa de Ámsterdam, donde la familia Frank vivió escondida entre 1942 y 1944.
En el diario, Frank describe sus pensamientos y sentimientos durante el aislamiento forzado con su padre, su madre y su hermana y otros cuatro refugiados en aquel escondite frente a uno de los canales más icónicos de la capital holandesa. Con una prosa clara y brutal honestidad cuenta sus impresiones sobre los otros ocupantes, confiesa la difícil relación con su madre y también su ambición de convertirse un día en escritora para narrar sus experiencias durante la guerra. Son precisamente esos temas -en parte universales- los que hacen que el libro sea un clásico y que, a lo largo de los años, haya interpelado a los adolescentes y jóvenes de distintas generaciones.
Durante estos años, las reediciones de aquel original le han ido sumando capas de lectura a la obra. En Francia se publicó en 1950 por primera vez lengua no holandesa bajo la curaduría del editor Calmann-Lévy, y que ahora volverá a publicarlo en una versión “definitiva y en gran formato” porque incluye todas las versiones y un fragmento inédito que se descubrió en 1998.
En Argentina, Eudeba y el Centro Ana Frank editaron hace un año y por primera vez una versión completa e integrada de “El Diario de Ana Frank”, que articula la reescritura del original que encaró la autora mientras estuvo escondida con textos en borrador que corresponden a los últimos cuatro meses de su vida.