Por Paz Rodríguez Niell
Durante las primeras 48 horas, Seguridad no actuó para revisar el Boeing ni a sus tripulantes; pese a la alerta recibida, solo lo hizo cuando el vuelo volvió de Montevideo, que después de aceptarlo lo rechazó
El gobierno argentino sabía que enfrentaba un asunto internacional muy sensible desde, al menos, el 6 de junio, el mismo lunes en el que el avión venezolano con tripulantes iraníes aterrizó en Ezeiza. Lo reconoció el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, que dijo que el aviso llegó a Buenos Aires el lunes por la noche. Paraguay le había advertido al Gobierno que la empresa dueña de la aeronave, según Estados Unidos, tenía nexos con el terrorismo. Era el lunes que el Presidente preparaba su viaje a Los Ángeles y su discurso para la Cumbre de las Américas.
De acuerdo con el expediente judicial, ese día el avión tuvo en Ezeiza el tratamiento de cualquier otro carguero. Lo mismo su tripulación. Tampoco el martes se tomaron especiales precauciones. El giro, sin razón aparente, fue el miércoles, 48 horas después del arribo y de la advertencia reconocida por el Gobierno.
Para los tripulantes del avión, los problemas empezaron el martes, cuando no consiguieron que ninguna de las tres petroleras que tienen base en Ezeiza les cargaran combustible. La razón: la “nacionalidad” de la aeronave (venezolana) y el temor a sanciones en los Estados Unidos, dicen en las empresas. “Si les vendés, te convertís en un paria internacional”, admitieron en una de las compañías a LA NACION. Incluso YPF, de participación estatal, se negó. El argumento de la compañía es que cotiza en bolsa y debe manejarse como todas las demás empresas. “El tema no es ideológico, es empresario”, dijeron en YPF. Ese martes, el avión fue atrasando su partida (cambió de horario tres veces) hasta que la suspendió.
El miércoles, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), que depende del Ministerio de Seguridad, les pidió sin éxito a YPF, Shell y Axion que abastecieran al Boeing, según relataron fuentes de las compañías a LA NACION. En Seguridad niegan que esas gestiones hayan existido. “No es atribución de la PSA”, dijo un vocero oficial. Las petroleras, que sostienen que la PSA las contactó a cada una por separado, destacan que no suelen recibir pedidos como el que les hicieron aquel día.
Con poco combustible, la solución fue entonces que el avión marchara rumbo a Uruguay. La Argentina no envió una advertencia de que se trataba de un avión sospechado, cuentan altas fuentes gubernamentales en Montevideo. Por eso, Uruguay -que al parecer no tenía el dato de Paraguay o no le había dado entidad- en un primer momento aprobó el plan de vuelo para recibirlo ese miércoles. Pero cambió de idea repentinamente, tras la llamada de una “agencia extranjera”, informaron las fuentes. El rol de esas “agencias extranjeras” en este caso es un misterio. Un exfuncionario macrista dijo a LA NACION que a él “agencias de Estados Unidos” le habían avisado del problema del avión el lunes 6. No está transparentado qué diálogos tuvieron esas agencias con el gobierno nacional.
Según consta en el expediente, de acuerdo con el plan de vuelo, el Boeing 747 saldría de Ezeiza rumbo a Montevideo el miércoles 8 a las 15:00. Salió 15 minutos antes y esa diferencia casi le permite llegar. “Despegó a las 17:45 UTC, 14:45 hora local, -relata el juez Federico Villena en su fallo del domingo pasado- y cuando se lo transfirió a la jurisdicción del espacio aéreo de Montevideo, este país no lo acepta por no tener las autorizaciones de sobrevuelo para Uruguay, por lo tanto la aeronave procede a aterrizar nuevamente en Ezeiza a las 15:25 hora local”.
Tal como informó LA NACION, el ministro del Interior uruguayo, Luis Alberto Heber, llamó de urgencia al de Defensa, Javier García, cuando se enteró de las sospechas sobre el avión. “Te corto”, le dijo el receptor del aviso. No tenía tiempo. Debía detener la marcha del Boeing antes de que entrara en su espacio aéreo. Llegó justo a impartir la orden y el avión dio la vuelta. Uruguay, conforme con haberse evitado el problema, dio por cerrado el tema.
Recién entonces, cuando el Boeing estuvo otra vez en Ezeiza habiendo fracasado el plan Montevideo, la Argentina le dio un trato diferente. Relata Villena en el expediente: “La Dirección Nacional de Migraciones dispuso retener la documentación de los miembros de la tripulación y otorgar una autorización provisoria de permanencia que no implica ingreso legal a la República Argentina, dando intervención a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA)”.
No está claro el por qué del cambio, si el gobierno argentino ya tenía las advertencias internacionales desde al menos dos días antes (de mínima, la de Paraguay), pero ese miércoles el escenario en el aeropuerto ya era otro. Intervinieron entonces la PSA, la Aduana y la Policía Federal. Participaron “canes detectores de explosivos y de drogas”, se hizo un “escaneo aleatorio de la carga” y por la Policía Federal Argentina fue parte del operativo el Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista de la Superintendencia de Investigaciones Federales.
El Gobierno mantuvo el tema en total reserva y no restringió la posibilidad de que los 19 tripulantes dejaran el país por Ezeiza. Sí les retuvo los pasaportes -primero a los 19; después, solo a los iraníes-, que de todos modos seguían habilitados a salir de la Argentina, aunque no pudieran hacerlo en su avión.
La explicación oficial
¿Por qué el cambio entre el lunes y el miércoles?, le preguntó el abogado que presentó el habeas corpus en favor de los tripulantes, Rafael Resnick Brenner, a Manuel Sandoval, el representante de Migraciones en la audiencia judicial de ese habeas corpus. Sandoval dijo que se conjugaron “actores y factores”. Que fue determinante el rechazo de Uruguay por “los antecedentes iraníes del avión”, que cuando el Boeing regresó empezaron “a surgir varias cosas” (no explicó cuáles) y que todo eso encuadró en una “sospecha fundada” sobre la verdadera intención de ingreso al país de los tripulantes. Consultado sobre qué habían hecho para despejar esas dudas, dijo que se “cursaron notas a distintas agencias”. No informó con qué resultado.
Esta mañana, el ministro del Interior de Paraguay, Federico González, le dijo a Radio Mitre que “la semana pasada” los tripulantes del Boeing de Emtrasur habían vuelto “a solicitar autorización y les fue denegada”. No precisó qué día, pero relató que su gobierno les había rechazado incluso la posibilidad de “sobrevuelo”.
El jueves, Alberto Fernández habló en la Cumbre de las Américas en defensa de Venezuela y de Cuba. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, lo elogió desde Teherán. ¿Sabía a esa altura Alberto Fernández que tenía varado un avión conflictivo? En la Casa Rosada primero dijeron que no, que se había enterado el viernes pasado; después -cuando Paraguay contó de su advertencia-, que sí, que lo sabía desde el mismo lunes. Hasta el momento, no hay una respuesta oficial.
Fuente La Nación