El magistrado Federico Villena mantuvo bajo custodia la aeronave desde que la sacaron de la pista de Ezeiza. Los tripulantes no pueden salir del país, y sus pasaportes fueron retenidos.
En el marco de la causa penal que busca esclarecer las sospechas sobre el avión venezolano-iraní que hace más de una semana se encuentra en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, el juez federal Federico Villena secuestró el Boeing 747, que estaba bajo custodia judicial desde que lo retiraron de la pista de Ezeiza. En el juzgado se preparan para inspeccionarlo en las próximas horas y también buscan determinar de manera fehaciente a quién pertenece.
Con el expediente abierto hace 48 horas, Villena prohibió la salida del país de toda la tripulación, tanto de los catorce venezolanos como de los cinco iraníes.
Como paso siguiente, el juzgado ordenó el secuestro de la aeronave que en la actualidad cuenta con bandera venezolana, bajo el nombre de la empresa Emtrasur, con sede en Caracas. La subsidiaria de la firma estatal registró la aeronave el 23 de enero pasado. Pero antes, durante 15 años, el Boeing 747 operó para la compañía iraní Mahan Air.
Según los Estados Unidos, Mahan Air sería un brazo operativo de la fuerza Al Quds, una división de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica especializada en operaciones de inteligencia militar a la que Estados Unidos considera un grupo terrorista.
Cuando impidió que la tripulación abandone nuestro país, el juez Villena había requerido al director ejecutivo del Centro de Análisis, Comando y Control de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), comisionado mayor Maximiliano Lencina, que “se informe cualquier movimiento que se produzca sobre la aeronave matrícula venezolana YV3531 Boeing 747 Dreamliner de la empresa Emtrasur”.
La faja de secuestro del avión se colocó hace dos días, señalaron fuentes del caso a Clarín. Sin embargo, la aeronave está bajo custodia desde que fue sacado de pista.
En principio, la PSA será la responsable de inspeccionar la aeronave.
La Justicia Federal busca esclarecer el motivo por el cual el avión terminó aterrizando en nuestro país, y la documentación que respalde ese objetivo.
Además, tal como consta en la denuncia radicada por la DAIA y que dio origen a la investigación penal, se tratará de determinar si hay alguna conexión entre la llegada a la Argentina y las rutas previas de la aeronave venezolana-iraní.
Fue en ese marco que después de que la Dirección de Migraciones entregó al juzgado de Lomas de Zamora los pasaportes de los ciudadanos iraníes, se dictó la orden de prohibición de salida del país de toda la tripulación.
La aeronave se encuentra en las instalaciones del aeropuerto de Ezeiza, no tiene combustible y ninguna empresa -hasta ahora- se animó a cargarle. De hecho, YPF y Shell se negaron a venderle nafta por las alertas internacionales que saltaron tras conocerse el vínculo de Mahan Air -la empresa iraní a la que pertenecía el avión hasta su incorporación a la flota de la venezolana Emtrasur- con la fuerza de elite iraní Quds, pues Washington sanciona a las firmas que dan algún tipo de apoyo logístico a grupos vinculados al terrorismo y tiene a los Quds y a la firma Mahan Air en esa lista negra.
El plan de vuelo sospechado
El 6 de junio, el cuestionado avión venezolano-iraní ingresó al país proveniente de México con destino al Aeropuerto Internacional de Ezeiza, pero como no pudo aterrizar allí, se dirigió hacia la ciudad de Córdoba, al aeropuerto alternativo de Taravella.
Esa misma tarde, volvió a despegar y aterrizó en Ezeiza. El 8 de junio partió de allí, pero luego de sobrevolar el Río de La Plata durante 20 minutos regresó a Ezeiza por motivos desconocidos.
Para entonces Uruguay ya había informado que no habilitó el aterrizaje del avión, cerrando los cielos a la nave sujeta a las sanciones por parte de Estados Unidos.
Lo que alertó a las autoridades judiciales, entre otros aspectos, fueron los recorridos previos del Boeing 747. La DAIA detalló que la aeronave se encontraba en viaje desde Caracas, previa escala en Ciudad del Este, Paraguay, “donde se sospecha que hay una fuerte presencia de Hezbollah, el grupo terrorista libanés financiado por Teherán y acusado por el atentado terrorista a la AMIA”.
Este último trayecto del viaje, se denunció, se habría hecho con el transponder -el aparato que emite la señal que permite seguir el recorrido de avión- apagado, “es decir que no se habría transmitido información de identificación a las torres de control”.
Para la DAIA, es un hecho “de extrema gravedad que un avión de semejante tamaño y en estas condiciones viaje de esta manera dentro de nuestro país, tratando de ocultar algo que todavía se ignora”.
A estos viajes que despertaron todo tipo de sospechas se sumó otro dato: el avión de carga viajaba con 19 tripulantes (14 de origen venezolano y 5 de origen iraní): “Los aviones cargueros siempre traen 6 o 7 tripulantes; llamó la atención que haya venido más gente”, reconoció el director de Aeropuertos de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac) de Paraguay”.
Fuente Clarin