La Audiencia de Valencia ha celebrado este miércoles la duodécima sesión del juicio contra Jorge Ignacio Palma, acusado de asesinar a tres mujeres -Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas- y abusar sexualmente de otras ocho introduciéndoles piedras de cocaína de gran pureza en los genitales sin su consentimiento. El cuerpo de la primera joven, desaparecida desde el 7 de noviembre de 2019 en la localidad valenciana de Manuel, todavía no ha sido hallado, pero su caso ayudó a destapar un reguero de hechos similares imputados a Palma. El procesado se entregó a la Guardia Civil el 4 de diciembre y confesó que la había descuartizado en el plato de ducha de su casa -tras observar que había muerto por consumo de drogas- y había distribuido sus restos por contenedores de la zona. Un relato que los especialistas en escenas del crimen de la Guardia Civil han puesto en duda ante el jurado popular. «En los últimos años he estado en cinco escenas de desmembramientos, siempre queda algún resto, es imposible limpiarlo todo, hay fluidos que no se pueden quitar, y aunque los limpies a la vista, el olor hubiese sido captado por el perro», ha explicado uno de los agentes que inspeccionaron la vivienda del procesado, que además ha recordado que participó en la investigación de un crimen cometido en Madrid en el que se encontraron restos del descuartizamiento hasta cinco años después. La búsqueda de cualquier resto biológico, incluso con los guías caninos, fue infructuosa: prácticamente arrancaron la ducha para inspeccionar hasta las cañerías. Tampoco hallaron rastro de químicos, pese a que las cámaras de seguridad y la geolocalización de su móvil sitúan a Palma en varias tiendas en las que compró sierras, guantes, bolsas y productos de limpieza. Los agentes que han testificado ante el tribunal han coincidido en señalar que es «imposible» desmembrar un cuerpo sin dejar rasto y «difícil» trasladarlo en bolsas de basuras en el maletero de un coche sin que puedas encontrarse pruebas. Según el acusado, seis de los sacos fueron a parar a contenedores de Alzira y tres a Silla, por lo que se removieron sin éxito unos 16.800 metros cúbicos de basura en el vertedero de Dos Aguas, un arduo trabajo que tuvieron que realizar durante nueves meses, incluso durante el confinamiento, una veintena de agentes de la Benemétira para cribar la basura que llegó a este espacio en las fechas posteriores a la desaparición de Calvo. De hecho, un agente de Homicidios ha señalado que, por el proceso que se sigue y que él mismo observó en las plantas de residuos a las que habrían llegado los restos de la joven, es «imposible» que no se hubiera detectado la presencia de un cuerpo humano o de partes de él. La Fiscalía solicita 130 años de cárcel para el acusado, que no declarará hasta el 6 de julio, mientras las acusaciones piden que se le aplique la prisión permanente revisable. Por su parte, la defensa pide la libre absolución. La juez ha decidido dividir la vista oral en once partes, con una exposición cronológica de los hechos por parte de testigos y peritos, para facilitar su comprensión a los miembros del jurado, que deliberarán a partir del día 13 del mismo mes, según el calendario inicial.
Fuente ABC