La historia transcurre en los ´70, lo que le da un toque nostálgico, y se centra en Howard Beale, un presentador de noticias de TV que tras 25 años es despedido por la caída abrupta del rating. En su desesperación, hace un anuncio macabro que sube el rating del canal y lleva a los ejecutivos a darle una segunda oportunidad. Dialogamos con Bordón.
Periodista: La película transcurre en tiempos en que el poder estaba en las grandes cadenas televisivas y estudios de Hollywood. Hoy es otro el mundo, el de las redes y las plataformas.
César Bordón: Esta una adaptación para teatro basada en la película pero está muy aggiornada. Hoy la TV ya no es el medio por excelencia como en el film, de hecho creo que es uno de los medios más obsoletos. El presidente de la compañía dice en su texto que disfruta de los programas pero que las ideas tienen muchas maneras de ser distribuidas, y ahí alude a nuevos medios como plataformas y redes. En el espectáculo se conjugan varios lenguajes, excede un solo punto de vista y cuando el público se siente en su butaca verá una gran pantalla que es la de TV, pero otras tantas que son cámaras cómplices y cuentan distintos aspectos de la historia y los personajes. No es un musical, no es una obra filmada, se puede consultar en la pantalla lo que no se ve desde la platea.
P.: ¿Qué temas aborda el espectáculo?
C.B.: Habla de la manipulación de la mente del público, de cómo se puede vender descaradamente cualquier cosa. Hay una crítica a cómo viven los ídolos o los famosos, que no muestran la realidad tal cual es, de hecho nadie de nosotros lo hace en Instagram. Me levanto a la mañana en ojotas y no posteo eso, muestro la realidad como me conviene. Hay un debate ético que tiene que ver con qué mostrar como noticia pese a que puede arruinarle la vida a alguien. Hay algo emblemático del actor en mi caso, si hacer lo que vende o lo que da prestigio y calidad, y esto último me ha dado resultado en el tiempo. La fama es efímera y el prestigio eterno. Los medios de comunicación fagocitan una noticia que mañana tal vez es otra, en eso se centra Network también. Pone una vara ética para trazar una disputa entre los personajes.
P.: ¿En qué se asemejan el film y la obra?
C.B.: Cuenta historias de poder de quienes mandan y controlan el mundo, desde poner una noticia a vender un medicamento, decir qué comer, qué votar y hasta bajar un Papa. Sigue siendo una era en que la comunicación es líder sobre las cosas que rigen al mundo. Hace años si el diario lo publicaba, se daba por verdadero, ahora hay más debate por las fake news. Y todo eso lleva a que alguien esté sentenciado de antemano por la sociedad e inclusive ejerza presión sobre los jueces. Me refiero a aquello que la comunicación sentencia.
P.: ¿Es musical, es teatro, es audiovisual?
C.B.: No es un musical, tiene música, tiene humor sarcástico, es una sátira a los medios y maneja un punto muy delicado y sutil por el que la gente puede reír o sentir tocada. Tiene humor negro, patético, sobre lo real. Tiene un despliegue tecnológico único que hace que sea un show imponente.
P.: La película es excelente. ¿Diría que este espectáculo la supera?
C.B.: Supera a la película en cuanto a modernidad y frescura. La película es fantástica, pero tiene cosas de estilo y época que aquí se aggiornaron. Mi personaje pasó de comprar una cadena enorme a CEO, que toma decisiones sobre lo que cree que la empresa quiere. Vive y muere por el éxito o el fracaso de los negocios, tiene toda la jactancia sobre el éxito y la depresión con el fracaso.
P.: ¿Cómo es el regreso a espectáculos de gran escala en las primeras vacaciones pospandemia?
C.B.: Es muy meritorio producir en un mercado que es chico en relación a las grandes apuestas, esta es una. Esperamos que aumente la demanda y la necesidad del público de salir. La gente quiere grandes espectáculos en Buenos Aires, hay avidez, hay turismo interno. Siempre habrá teatro más clásico pero a veces es menos requerido que estas apuestas de gran despliegue. Esto es algo único.