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Un diplomático alemán que viajó la semana pasada a Madrid con motivo de la cumbre de la OTAN se mostró muy interesado en conocer la situación real de la economía española. Le hablé del contraste entre el verano histórico que se presenta y el otoño negro que se vislumbra justo después, y la peor percepción que muchos tienen sobre la economía en general y su economía doméstica particular. Me respondió que los medios de comunicación deberíamos difundir mensajes optimistas para así evitar la recesión. Le recordé que eso ya lo intentaron algunos en la crisis de 2008-2013 y, spoiler, no salió bien. “Solo estaba bromeando, claro”, me dijo. Algunos ven incluso fruición y brillo en la mirada entre los que advierten contra el riesgo de recesión. Tal vez se inspiren en eso que dicen que dijo Montoro, pero la labor de un periodista no es ni provocar ni aliviar recesiones. Es contar las cosas como son. Y lo que viene no es bonito: los aterrizajes suaves con inflación de dos dígitos son animales mitológicos.
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Fuente El Confidencial
