El lamentable episodio de censura a Ricardo López Murphy en la Facultad de Derecho de la UBA, a manos de un grupo de fascistas de “La Cámpora”, revela la desidia con la que las autoridades universitarias protegen un derecho humano fundamental para el conocimiento, como es la libertad de expresión.
Según lo informado por medios nacionales, desde la Facultad se habría sostenido que se trató de “un tema leve que no pasó a mayores”, por lo que no adoptarían ninguna medida.
¿Cómo sería que pase a mayores? ¿Con muertos y heridos? ¿No les basta con que resulte muerta o herida la libertad de expresión?
La realidad es que si el hecho “no pasó a mayores” es porque ni el diputado censurado ni quienes lo acompañábamos optamos por la violencia. Nuestras profundas convicciones democráticas y republicanas lo impiden. Más aún, resultaría un gravísimo error que la oposición que es alternativa para gobernar el país se mostrase violenta e intolerante como el kirchnerismo. No solo porque no nos creería el electorado, sino porque perderíamos la chance de que el mundo vuelva a creer en Argentina.
Pero el de Ricardo López Murphy no fue el único caso: en plena pandemia, un grupo de kirchneristas logró que un área académica de la Facultad de Derecho, nada menos que el Centro de Estudios Sobre Transparencia y Lucha Contra la Corrupción, suspendiera una charla del ex Juez brasilero Sergio Moro. El propio Presidente de la Nación, Alberto Fernández, profesor interino de la casa, había firmado el petitorio contra el evento académico.
Tiempo atrás, en 2018, durante el Congreso de Derecho Argentino que se llevó a cabo en la Universidad Nacional del Litoral, los jueces de la Corte, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti, debieron suspender las conferencias que tenían previstas, porque un reducido grupo de manifestantes de organizaciones de derechos humanos llevaron adelante un escrache contra ellos.
Ya en 2014, fue interrumpida una disertación del Fiscal José María Campagnoli, cuando estudiantes de “La Cámpora” lo increparon con acusaciones falsas, en la mismísima Facultad de Derecho de la UBA.
Los mencionados son solo algunos de los casos, a los que también hay que agregar situaciones de autocensura: políticos de la oposición no se animan, hoy, a pisar determinadas universidades o facultades.
Para concluir, solo resta agregar que, como decía Néstor Kirchner, evidentemente, la izquierda da fueros. En efecto, la censura no se aplica contra kirchneristas, ni siquiera cuando el juez disertante posee departamentos alquilados con prostíbulos.
Fuente Mendoza Today