
El populista de derecha ha puesto públicamente en duda la validez del sistema electoral de Brasil. Algunos sondeos de opinión lo sitúan casi 20 puntos porcentuales por debajo del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores.
“Una disuasión creíble exige unas fuerzas militares y de seguridad preparadas, capaces y bajo un firme control civil”, dijo Austin en la capital, Brasilia, y añadió: “Cuanto más profundizamos nuestras democracias, más profundizamos nuestra seguridad”.
Austin, general retirado del ejército estadounidense, mantendrá hoy conversaciones bilaterales con las delegaciones de Brasil.
“A la sede en su conjunto, va a llevar un mensaje muy fuerte y claro sobre la necesidad de que los militares respeten las democracias”, dijo un alto funcionario de defensa de Estados Unidos, hablando bajo condición de anonimato. Sin embargo, el funcionario se negó a “prejuzgar” lo que Austin podría decir a sus pares brasileños.
Bolsonaro, un excapitán del Ejército, dijo a diplomáticos este mes que los militares brasileños deberían ser llamados para ayudar a garantizar la transparencia en las elecciones. El presidente ha presionado a las autoridades electorales para que acepten un recuento de votos paralelo a cargo de las fuerzas armadas, las que lo han descartado. Las maniobras han inquietado a observadores de Brasil en Washington, incluso en el Congreso.
“(Austin) debería simplemente dejar claro que los militares deben mantenerse al margen de las elecciones y permitir que cualquier disputa sobre las mismas se resuelva por medios constitucionales”, dijo a Reuters el representante estadounidense Tom Malinowski, demócrata y miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
“Y debería recordar a sus pares que la ley estadounidense restringe nuestra cooperación con militares extranjeros que participen en cualquier cosa que pueda parecerse a un golpe”.
Los líderes militares han dicho repetidamente que las fuerzas armadas de Brasil respetarán cualquier resultado de las elecciones.
Sin embargo, algunos oficiales militares han sido noticia porque se han hecho eco de los comentarios de Bolsonaro sobre posibles debilidades en el sistema de votación de Brasil.
Bolsonaro ha basado gran parte de su carrera política en la nostalgia por la dictadura militar brasileña de 1964 a 1985, en el despreció al Congreso y a los tribunales, además pobló su Gobierno con oficiales y miembros en retiro de las fuerzas armadas.
Thomas Shannon, exembajador de EE.UU. en Brasil, dijo que los brasileños estaban buscando señales sobre cómo podrían actuar sus militares si Bolsonaro se niega a aceptar una derrota en las urnas.
“El secretario Austin está caminando hacia una tempestad política en la que los brasileños están tratando de medir el nivel de apoyo institucional para un posible intento por deshacer los resultados de las elecciones”, dijo Shannon.
Exfuncionarios estadounidenses, incluyendo a Shannon, advirtieron de que Brasil no responde bien a las amenazas, y que cualquier mensaje tiene que centrarse en la asociación entre Estados Unidos y Brasil “en lugar de decir: ‘No hagas esto y no hagas aquello’”.
“Pero tiene que ser un mensaje que deje claro que la asociación militar entre Estados Unidos y Brasil depende de un compromiso común con los valores y la práctica democrática”, dijo Shannon.
El Departamento de Estado de Estados Unidos afirmó recientemente su confianza en el sistema electoral de Brasil, un paso poco habitual durante una campaña encarnizada y confrontacional.
Nicholas Zimmerman, un exfuncionario de alto rango de la Casa Blanca, afirmó que “el riesgo de que algunos elementos de los militares acompañen los esfuerzos antidemocráticos debe ser tomado en serio”.
Frente a un aumento de la tensión política, el jefe del Tribunal Electoral del país, Edson Fachin, advirtió a principios de julio de que Brasil corre el riesgo de enfrentarse a un incidente aún más grave que el ataque del 6 de enero de 2021 al Capitolio de Estados Unidos.
Fuente Ambito