El Kremlim está preparando una catástrofe energética inminente para la Unión Europea, según se desprende de los últimos acontecimientos en materia de suministro de gas ruso a Europa. El inicio de las acciones coincidirá con la llegada del frío y será utilizado por Putin como instrumento de chantaje político en un contexto de debilidad sistémica de Europa en lo económico, y los problemas sociopolíticos a los que se debe enfrentar Bruselas. Rusia está preparando cuidadosa y minuciosamente un “caballo de Troya” de gas para la UE, capaz de dividir y fragmentar el monolito geopolítico europeo en el futuro. Encontrar la manera de superar la actual crisis energética es una cuestión de supervivencia para Europa, tal como la conocemos en el presente.
El conjunto de fracasos militares en el frente que ha transformado la guerra ruso – ucraniana en un conflicto largo y lento, obligaron a Rusia a inventar nuevos instrumentos de presión sobre la UE para que deje de brindar apoyo a Ucrania. Después de 5 meses de guerra, Putin parece haber comprendido realmente la situación: el voluminoso y torpe ejército ruso, equipado con armas soviéticas arcaicas y cada vez más escasas, está estancado en intensos y extenuantes combates en el este de Ucrania, sufriendo un número sin precedentes de pérdidas entre sus jovenes, personas en plena vitalidad en un contexto de catástrofe demográfica dinámica que golpea a Rusia y que acabará por agotar rápidamente la economía del país. Incluso el suministro limitado de armas occidentales para las Fuerzas Armadas de Ucrania demostró su completa ventaja sobre el vetusto y obsoleto armamento heredado del régimen soviético. Es por eso que Putin está comenzando a usar las armas energéticas rusas para infligir un daño complejo a Europa. Así, Gazprom anunció que a partir del 27 de julio detendrá el funcionamiento de otra turbina del gasoducto Nord Stream 1, reduciendo el volumen de gas bombeado a la UE al 20% de la capacidad prevista. Según los responsables de la corporación, este hecho se debe a la necesidad de revisión y mantenimiento de la estación compresora de Portovaya. Cabe señalar que, como resultado de la reducción anunciada en el suministro de gas, Alemania, que es la principal economía de la UE, será la que más sufrirá. Putin está tratando de destruir la economía de la UE, que es el garante de la existencia estable de esta asociación supranacional. Varios medios internacionales de información, en particular El País y Reuters, ya han publicado artículos que predicen una posible fragmentación y el posterior caos político en Europa.
La lógica del Kremlin en relación al agravamiento de la crisis energética en la UE es bastante simple y consistente: se darán a conocer “reparaciones” imprevistas, fallos en los gasoductos (por supuesto, se culpará a Ucrania de ello) y otras situaciones de emergencia que acabarán por reducir a cero el volumen de gas ruso transportado a Europa. El plan de desestabilización energética de la UE está supervisado personalmente por Putin, quien el 20 de julio, durante una visita a Irán, manifestó que solo el lanzamiento del Nord Stream 2, que se detuvo antes del inicio de la guerra ruso-ucraniana, podría garantizar el suministro ininterrumpido del gas ruso a Europa. Estas palabras dejan entrever a Europa que sólo podrán obtener gas a cambio del levantamiento de las sanciones y el cese del apoyo a Ucrania.
Pero el gas ruso representa solo el 40% del consumo total de gas natural de la UE. Y esto es una gran ventaja para Europa. La principal tarea de Bruselas es encontrar suministros alternativos de esta materia prima energética y llenar las instalaciones de almacenamiento de gas antes de que lleguen los primeros fríos. De lo contrario, el chantaje del gas ruso surtirá efecto directo el próximo otoño en el contexto de una crisis sistémica en la UE y un flujo sin precedentes de refugiados de Oriente Medio y África. Rusia no puede considerarse a priori un socio fiable que cumpla con sus obligaciones. La única esperanza de revertir esta situación es el completo aislamiento de Rusia y el rechazo gradual de sus materias primas.
En estos momentos Europa se enfrenta a los desafíos más peligrosos desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y la integridad de la UE depende de que logre superarlos. Rusia está lanzando una nueva ola de amenazas híbridas que golpean directamente al corazón de Europa, amenazas que aún están a tiempo de ser contrarestadas de manera efectiva.