Si bien la secretaría de Hacienda, la de Finanzas o la de Presupuesto suelen ser los cargos más importantes para apuntalar al ministro de Economía, el verdadero corazón de la macroeconomía nacional, se encuentra en la secretaría de Energía.
Nadie puede implementar un plan económico sin contar con la coordinación de sus funcionarios. Cualquier medida financiera, cambiaria y presupuestaria que adopte Sergio Massa deberá contemplar el análisis que realicen los funcionarios del área energética que dependen del secretario Darío Martínez, secundado por el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo y el interventor del Enargas, Federico Bernal, referenciados en la conducción de la Vicepresidenta, Cristina Fernández.
En pocos días se conocerán los nombres y los planes que elegirá el denominado “superministro” de Economía, Sergio Massa.
Sin embargo, acerca del primer punto, es posible que si es su intención realizar profundos cambios en un área por el que se van 1.500 millones de dólares mensuales, no pueda llevarlos adelante, enseñando una limitación o un techo impenetrable a sus “superpoderes”.
La energía explica parte de la urgencia política y social que vive el país en momentos de tensiones internacionales profundas, producto del ataque de la Federación de Rusia a Ucrania,.
Fuentes del mercado explicaron a NA que “la buena onda y el entendimiento que han alcanzado Máximo Kirchner y Sergio harán que los Federicos y Darío Martínez sean parte del nuevo equipo”.
Una decisión que convalidaría Massa a pesar que cuenta entre sus fieles colaboradores con Miguel Peirano, titular de la poderosa Cámara Argentina de la Energía (CADE) y ex ministro de Economía en el año 2007.
Voceros cercanos al economista experto en temas de petróleo y gas señalaron que declinó aceptar la secretaría. Una versión que se reforzó por la danza de nombres que estuvieron siendo sondeados desde el jueves 28.
Desde Diego Bossio, vetado por el kirchnerismo, hasta nombres propuestos desde el lavagnismo. Si bien Sergio Massa podría comenzar su gestión con los actuales responsables de Energía algunos analistas políticos podrían anotar un símbolo de duda al lado del casillero donde se lee, superministro.
Las mejores intenciones pueden terminar en el basurero de la historia frente a los precios internacionales de la energía.
Los responsables de construir el gasoducto Néstor Kirchner que transportará hasta Salliquelo, en el oeste de la provincia de Buenos Aires, las riquezas extraídas del yacimiento de shale gas situado en la cuenca neuquina, sostienen que el país va a cambiar su tendencia a la decadencia cuando la obra esté finalizada.
Se trata de un pronóstico que comparten los ejecutivos de Techint, liderados por Paolo Rocca y de Sacde, conducidos por Marcelo Mindlin.
Razones no les faltan si se anotan las cuentas registradas en las columnas del debe de la administración nacional que enseñan el gasto mensual en energía cercano a los 1.500 millones de dólares que ha provocado una crisis cambiaria que terminó por implosionar la escasa armonía existente entre los integrantes de la coalición oficialista del Frente de Todos en el gobierno.
La urgencia exhibida por los funcionarios del área para realizar licitaciones tendientes a la construcción del gasoducto se debe a que las previsiones para el futuro no son las mejores. Sencillamente, el año entrante puede ser igual o peor que el actual si se tienen en cuenta los precios futuros del gas que se ubican en los 45 a 50 dólares el millón de BTU.
Estos contratos que se celebran a futuro muestran la complicada coyuntura actual que se vive por la guerra en el este europeo. En Europa, la preocupación por el suministro de gas natural no para de crecer. Rusia recortará esta semana los volúmenes de gas que envía a través del gasoducto Nord Stream, la mayor fuente de abastecimiento del fluido de Alemania. En el país teutón, muchos germanos están acopiando leña.
El nuevo recorte ordenado por Vladimir Putin incrementa la incertidumbre sobre el futuro del suministro de gas de Rusia y refuerza la competencia entre Europa y Asia por los cargamentos de Gas Natural Licuado (LNG, por sus siglas en inglés) pensando en el próximo invierno boreal.
Por ese motivo, los analistas financieros ubican a los productores de gas natural licuado (GNL) como los grandes beneficiados por esta coyuntura.
Economistas del Instituto de Energía de la Universidad Austral explicaron que “ medida que la demanda mundial de gas natural no ruso se dispara después de la invasión a Ucrania, las perspectivas a corto y mediano plazo para los desarrolladores y exportadores estadounidenses de gas natural licuado (GNL) son cada vez más brillantes”.
“Europa está compitiendo para reemplazar la mayor cantidad de gas ruso lo antes posible y para ser independiente de ese gas para 2027. La demanda de GNL está por las nubes, impulsando el desarrollo de una nueva capacidad de licuefacción de exportación de los Estados Unidos, ya que las perspectivas de demanda del mercado europeo de repente se volvieron mucho más brillantes que hace un año”, dice el informe.
El trabajo dice que “cada vez más compradores, incluso en Europa, se comprometen o piensan en comprometerse con acuerdos de GNL a largo plazo para protegerse de los altos y volátiles precios spot del GNL. Incluso Europa, motivada para eliminar su dependencia energética de Rusia, está considerando acuerdos a largo plazo con desarrolladores de GNL”.
La Argentina es uno de los países sedientos de Gas Natural Licuado y debe suplir sus necesidades importando, además, gas de Bolivia- Sin embargo la administración de Alberto Fernández ha decidido reactivar el proyecto de construcción de una instalación de licuefacción de gas natural a gran escala en la costa atlántica y apunta a su potencial de exportación hacia una Europa hambrienta de gas.
En el último encuentro del presidente Alberto Fernández y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, del 10 de mayo pasado, se destacó el potencial exportador de Argentina como productor de alimentos y energía y el canciller, Santiago Cafiero, afirmó que el nuevo gasoducto Néstor Kirchner generará posibilidades de exportación del país sudamericano al conectar la formación no convencional de shale oil y gas de Vaca Muerta con la ciudad portuaria de Bahía Blanca, donde se construiría el proyecto de licuefacción de GNL.
La urgencia fue desatada por las consecuencias de la guerra en Ucrania.
Lo cierto es que en noviembre de 2011, durante la administración de Cristina Fernández se anunció el “hallazgo de calidad mundial” al descubrir hidrocarburos no convencionales en la formación Vaca Muerta. Había que extraerlo y transportarlo y recién en 2019, el gobierno de Mauricio Macri convocaba a la construcción del proyecto del gasoducto Vaca Muerta- San NIcolás con el otorgamiento de una licencia por 35 años.
Además, el gobierno intentará retomar la construcción del Gasoducto del Noreste anunciado por el ex ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, hace 20 años. Un anuncio realizado durante la presidencia de Néstor Kirchner y que atravesó los dos mandatos de Cristina Fernández y el único de Mauricio Macri que freno las obras al surgir las revelaciones del chofer Oscar Centeno que derivaron en la denominada causa de “los cuadernos” de la obra pública.
El hábito de procrastinar, palabra de moda que explica la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes, había sido anotada como una de las características de los argentinos por el filósofo español José Ortega y Gasset cuando en la facultad de Filosofía y Letras de la UBA, en 1916, clamó “Argentinos, a las cosas, a las cosas”.
El llamado de atención no hizo efecto. El último gasoducto troncal debidamente finalizado en Argentina cumplirá 35 años de edad.
Fuente Mendoza Today