Por Antonio D´Eramo
A pesar de las destempladas quejas de Nicolás Maduro y del silencio de radio de la administración de Joe Biden, la Justicia argentina mantiene las sospechas por actividades ilícitas de los tripulantes del intrigante vuelo.
La extensa trayectoria del capitán iraní Gholamreza Ghasemi, de 64 años, accionista y miembro de la junta directiva de la aerolínea persa Qeshm Fars Air y relacionado con el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRCG), no alcanzó para prever que durante el mes de Junio en la localidad de Ezeiza y, en general en toda la provincia de Buenos Aires, la niebla suele hacer su aparición para perjudicar todas las operaciones aéreas.
“Maldita niebla” suelen expresar los pilotos en cualquier idioma, porque saben que la baja visibilidad es una de las condiciones necesarias para que se produzcan accidentes. Por ello, necesitan que, al menos, este despejado por 700 metros para poder aterrizar.
Si su protocolo era descender en Ezeiza el sábado 6 de junio pasado, por efecto de las malas condiciones climatológicas, debió desviar el Boeing 747 de la aerolínea venezolana de carga Emtrasur hacia la provincia de Córdoba. Horas después logró aterrizar en el aeropuerto internacional de Ezeiza. La tripulación tenía previsto dirigirse el lunes 8 de junio a Montevideo, Uruguay, pero durante el vuelo al país oriental, se le negó el permiso de surcar aquellos cielos por lo que regresó a Buenos Aires, corto de combustible, para quedar varados en la estación aeroportuaria. En aquel momento fue que el diputado de Juntos por el Cambio, Gerardo Millman denunció el caso que tomó inmediato estado público.
Catorce tripulantes venezolanos y cinco iraníes para un avión de carga que transportó al país 47.822 kilos de autopartes para la empresa SAS Automotriz Argentina, proveedora de Volkswagen, además de 8.000 kilos registrados por la compañía norteamericana de aviación Skylease, con sede en Miami y oficinas en Greensboro, Carolina del Norte.
El juez federal de Lomas de Zamora, Federico Villena, ordenó a la Aduana liberar la carga de la automotriz pero, aún, resta conocer su resolución acerca del material de Skylease y de otros 7680 kilos que permanecen en un hangar.
Uno de los misterios a develar en relación con el cargamento proveniente de México es la extraña operación por la que la sospechada tripulación por actividades de contrabando, debió dejar unos 18 bultos por carecer de espacio. Extraño proceder teniendo en cuenta que el avión Boeing 747 posee una capacidad de 80 toneladas como mínimo y el avión volaba ligeramente liviano con un tonelaje cercano a las 63 toneladas.
¿Qué fue lo que ocupaba la bodega y generaba falta de espacio? Para el especialista en temas de terrorismo y seguridad el periodista Daniel Romero podría tratarse de “equipos tecnológicos de punta. Se intenta crear en Argentina un centro tecnológico de ciber inteligencia que pudiera operar aquí y en Brasil para las próximas elecciones de ambos países. Estos equipos estarían destinados a incidir en las elecciones para favorecer a Lula Da Silva, Cristina Kirchner y sus candidatos. El presidente Boric de Chile estaría entre los “beneficiarios”.
Una presunción que tiene sus fundamentos en los periplos del avión y su tripulación en cuestión por distintas capitales y ciudades latinoamericanas donde la diplomacia venezolana-iraní, que han firmado un pacto que podría considerarse como de “relaciones carnales”, intenta extender su área de influencia en detrimento de los lazos tradicionales de la región con los Estados Unidos.
Pero lo hechos muestran que el avión estuvo 48 horas en territorio nacional bajo estrecha reserva, luego que el gobierno uruguayo le impidiera a su tripulación recargar combustible, una situación de cierre de cielos adoptada por varias administraciones de la región que fueron alertadas por distintas agencias de inteligencia del vuelo venezolano-iraní.
A pesar de la alerta más sensible que llegó desde las oficinas gubernamentales de Asunción, Paraguay, el gobierno argentino permitió que la nave saliera del país de manera infructuosa por la actitud resuelta del gobierno uruguayo.
¿A quién pertenece el avión?
En enero pasado, la aerolínea Emtrasur, con sede en Caracas, Venezuela, registró el avión como parte de su flota pero durante 15 años, el Boeing 747 operó para la compañía iraní Mahan Air.
Emtrasur es una compañía filial del estatal Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos (Conviasa). Tanto Conviasa como Mahan Air están sancionadas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros y Sanciones del Departamento del Tesoro de EE.UU(OFAC).
“La propiedad del Boeing 747 retenido en Argentina no tiene nada que ver con Mahan Airlines”, dijo Amir Hossein Zolanvari, un portavoz de esa aerolínea, en declaraciones a la agencia iraní IRNA citadas por el servicio persa de la BBC.
El funcionario aseguró que la propiedad de la aeronave fue transferida a la empresa venezolana y que no se trataba de un arrendamiento como han sugerido algunas fuentes no iraníes. El avión fue construido hace 36 años y en la actualidad está registrado con las siglas YV3531, correspondientes a aeronaves venezolanas.
La impostada indignación del presidente venezolano Nicolás Maduro y parte de su régimen para denunciar una práctica de “imperialismo” estadounidense ante el hecho decidido por la Justicia argentina de retener la aeronave bajo investigación parece olvidar que sobre Mahan Air recaen numerosas sospechas de tener vínculos con la Fuerza Quds, un poderoso brazo paramilitar de élite del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC). Estados Unidos acusa a Mahan Air de transportar cargas militares en aviones civiles, y en 2011 impuso sanciones para quienes operen con la aerolínea iraní.
Razón que explica la irrupción estadounidense en el caso que a través del Departamento de Justicia envió un exhorto a la República Argentina, tras la decisión de un tribunal del distrito de Columbia, solicitando incautar el B-747 que está retenido en Ezeiza.
Por otra parte, el Departamento de Comercio estadounidense emitió una “orden de denegación temporal” que suspende por 180 días los privilegios de importación de carga de la empresa venezolana Emtrasur para adquirir “la custodia o el control” del Boeing 747, retenido en Argentina.
Los argumentos de la medida administrativa son los mismos en los que se basa la medida judicial, que la aeronave es de origen estadounidense, por la compañía Boeing, y de la empresa Mahan Air de Irán. Esta orden está relacionada con la del Departamento de Justicia y fue firmada por el subsecretario de Control de Exportaciones, Matthew S. Axelrod.
Sin embargo, la administración demócrata de Joe Biden parece atender su propio juego y está sufriendo cuestionamientos de la oposición republicana por la escasa colaboración con los investigadores judiciales argentinos para develar detalles de las biografías de los miembros de la tripulación bajo investigación.
Si bien el FBI avanzó en pesquisas relacionadas con la trama de empresas fantasmas intermediarias que contrataron el sospechoso vuelo los funcionarios norteamericanos son renuentes a compartir con las autoridades argentinas los casos individuales de los cinco iraníes bajo investigación.
La razón habría que encontrarla en la estrategia desplegada por la diplomacia occidental para evitar que Irán posea la bomba atómica.
En las últimas horas se produjo un alivio para la estabilidad nuclear mundial. Se redactó un borrador final, con las directrices para revivir el acuerdo nuclear de Teherán con las potencias mundiales, en Viena. Así lo informó el principal diplomático de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, quien actúa como coordinador de las negociaciones.
El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, entregó un texto sobre la propuesta que había presentado hace dos semanas con el fin de reactivar el acuerdo conocido como Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA). “Nuestra gran expectativa es que el texto sea aceptado, porque es bueno para todas las partes”, aseguró.
Ahora, los negociadores jefe de Irán y Estados Unidos, Ali Bagherí Kaní y Robert Malley, tendrán que viajar a sus países a mostrar los resultados y ver si finalmente contarán con la aprobación de sus gobiernos.
En medio de esta partida de ajedrez se encuentra el caso del intrigante caso del avión venezolano iraní y su sospechada tripulación por actividades terroristas, de espionaje y contrabando.