Por Hernán Cappiello
Lo propuso la fiscal federal Cecilia Incardona al juez Fedrico Villena; ahora el magistrado debe decidir si hace lugar al pedido de colaboración de la justicia norteamericana o si le devuelve la aeronave a Venezuela
En medio del aumento de la tensión diplomática entre la Argentina y Venezuela por el avión sospechoso con tripulantes iraníes y venezolanos retenido desde el 8 de junio en Ezeiza, la fiscal federal Cecilia Incardona dictaminó que corresponde hacer lugar al pedido de la justicia de Estados Unidos para incautar a su nombre la aeronave investigada por supuestas actividades preparatorias del terrorismo.
Tras el dictamen de la fiscal, ahora el juez federal Federico Villena debe decidir si acepta el pedido de colaboración norteamericano e incauta el avión a nombre del juez de Columbia que envió la solicitud. El magistrado debe resolver si retiene la aeronave como evidencia de estar ligada a algún delito o si la devuelve a la empresa estatal venezolana Conviasa, que la viene reclamando con presentaciones judiciales y con un reclamo del gobierno de Nicolás Maduro.
Venezuela hizo públicos reclamos de alto voltaje político contra la Argentina por haber “secuestrado” el avión y a sus tripulantes, según dijo el presidente Maduro. Legisladores venezolanos dijeron que Alberto Fernández era un “títere del imperio” por retener la aeronave y descalificaron al juez Villena y a la fiscal Incardona.
El embajador argentino en Venezuela Oscar Laborde se reunió con Pedro Carreño, el diputado de la Asamblea Nacional Constituyente venezolana que calificó a Fernández de “pelele, títere y jalabolas” por retener al avión de Emtrasur con tripulación iraní.
En tanto la Asociación de Magistrados, la DAIA y la Asociación de Fiscales salieron a respaldar la actuación de la fiscal y a repudiar las declaraciones que, entendieron, buscan presionarla. La Procuración General de la Nación envió además un oficio a la Cancillería en el que expresa “preocupación institucional”. El comunicado está firmado por Juan Manuel Olima, secretario de Coordinación.
La Justicia de Estados Unidos ordenó la incautación provisoria del Boeing 747 que permanece varado en la Argentina tras recibir evidencias de que los venezolanos le compraron el avión a los iraníes en violación de las leyes norteamericanas y mediante una triangulación solapada en los Emiratos Árabes, según surge de los documentos que presentó la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) ante la Corte federal en Washington.
La decisión la adoptó el juez federal Michael G. Harvey tras analizar la solicitud que le presentó el agente especial del FBI Adam Mastrianni, el 19 de julio pasado. Autorizó a efectivizar la incautación temporaria -y hasta tanto se resuelva el fondo de la cuestión- del Boeing 747 de la empresa venezolana Emtrasur “a cualquier hora del día o de la noche”, atento a la gravedad de lo requerido y el peligro en la demora.
Este pedido de colaboración de Estados Unidos llegó desde el Departamento de Justicia norteamericano al Ministerio de Justicia argentino, que lo envió al juez Villena para que lo tramite. Villena decidió tramitarlo como un expediente aparte de la causa principal en la que se investiga a los 19 tripulantes. Al ser un incidente aparte, Venezuela no es parte en ese trámite (la empresa estatal venezolana Conviasa es parte en la causa principal) por lo que no podría apelar una decisión del magistrado.
En ese incidente, el juez le pidió opinión a la fiscal Incardona antes de decidir. La fiscalía entendió que la petición de los Estados Unidos es formalmente procedente, que reúne los requisitos que prevé el tratado de colaboración mutua con los Estados Unidos (ley 24034) y que el juez Villena es competente para tramitar este pedido.
En el dictamen de la fiscalía se señala que el avión está retenido en jurisdicción del juez, que es competente y es quien investiga además a la tripulación. El tratado de colaboración mutua con Estados Unidos no requiere que en una incautación haya una doble subsunción, es decir no exige que los delitos cometidos en Estados Unidos por los que se pide la incautación estén contemplados en la ley argentina.
De hecho, Estados Unidos entiende que el avión debe ser incautado porque se violó una resolución de comercio que impone la autorización previa de su gobierno para vender determinados activos -entre ellos, aviones y sus repuestos-, como también le otorga la facultad de prohibirle la venta -o incluso la reventa a terceros- de esos mismos activos.
En particular cuando esas operaciones “podrían reportar una contribución significativa al potencial militar de otros países o podrían ir en detrimento de la política exterior o la seguridad nacional de Estados Unidos”. Así fue como la aerolínea iraní Mahan Air -exdueña del avión- no se encontraba habilitada para vender ese Boeing a terceros por encontrarse sancionada desde 2008, como tampoco Emtrasur requirió la autorización del gobierno de Estados Unidos para volar con esa aeronave y trasladar mercaderías desde y hacia Rusia e Irán, entre otros países.
Nada de eso es delito en la Argentina, donde se investiga si hay relación entre el avión y la tripulación con actividades terroristas de Hezbollah. Aún no hay evidencia y por eso el avión está retenido y los tripulantes con sus pasaportes en poder de la Justicia y se les prohíbe salir del país. No están presos.
El juez deberá al final del proceso decidir si tiene elementos para indagar a los tripulantes e incautar la aeronave a pedido de los Estados Unidos o devolverla a Venezuela.
Fuente La Nación