Sin embargo, se apuntó que “tres importantes estudios de largo plazo, publicados en los últimos meses, intentaron caracterizar los tipos, intensidades y duraciones de la actividad física que confieren la protección más general contra la demencia”.
Los mismos, “confirman que la actividad física regular, en muchas formas, juega un papel importante en la disminución del riesgo de desarrollar demencia”.
“El ejercicio vigoroso parece ser lo mejor, pero incluso el ejercicio no tradicional, como hacer las tareas del hogar, puede ofrecer un beneficio significativo. Incluso es igual de eficaz para reducir el riesgo en personas con antecedentes familiares de demencia”, se añadió.
Varios ejercicios para evitar la demencia
El estudio encontró que, en los participantes que realizaban actividades regulares y vigorosas, como practicar deportes o hacer ejercicio, el riesgo de desarrollar demencia se redujo en un 35 por ciento.
En el estudio de la revista Neurology, los investigadores analizaron la información de salud de poco más de 500 mil participantes que no tenían demencia, en una base de datos británica llamada UK Biobank, para establecer vínculos entre la actividad física y el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Una de las principales ventajas de esta base de datos fue que tenía “datos muy enriquecidos sobre la genética” de los participantes, dijo el Dr. Huan Song, investigador del Hospital West China de la Universidad de Sichuan, quien fue uno de los autores del estudio.
Incluyó un perfil de riesgo de los participantes en función de si tenían variantes genéticas asociadas con la demencia o si tenían familiares inmediatos con la afección.
Al comienzo del estudio, los participantes completaron cuestionarios detallados sobre su participación en actividades físicas, como practicar deportes, subir escaleras o caminar, y si regularmente caminaban o iban en bicicleta al trabajo. También se les preguntó sobre varios factores del estilo de vida, incluida la frecuencia con la que completaban las tareas del hogar.
Una de las principales limitaciones de los estudios anteriores fue que “la definición de actividad física es bastante débil. Algunos usan la cantidad total y otros solo se enfocan en un modo de actividad”, advirtió Song. Los cuestionarios británicos ofrecieron especificidad sobre exactamente qué actividades realizaban los participantes de manera regular.
Los participantes fueron seguidos durante 11 años, tiempo durante el cual 5185 desarrollaron demencia. El estudio encontró que, en los participantes que realizaban actividades regulares y vigorosas, como practicar deportes o hacer ejercicio, el riesgo de desarrollar demencia se redujo en un 35 por ciento.
Sorprendentemente, las personas que reportaron completar regularmente las tareas del hogar también experimentaron un beneficio significativo; tenían un 21 por ciento menos de riesgo.
“Puede ser que hacer tres horas de tareas domésticas, sea tan bueno como si hicieras 30 minutos de ejercicio aeróbico”, se concluyó.
Por ello, se indicó que hacer ejercicio regular de moderado a vigoroso puede promover la salud del cerebro.
Lo más alentador fue que la relación entre la actividad física y un menor riesgo de demencia se extendió a los participantes que tenían antecedentes familiares de demencia.
“Es muy importante saber que si tiene antecedentes familiares de demencia, también puede utilizar la actividad física para reducir el riesgo”, dijo el Dr. Song.
Fuente Ambito