Por James Wilson
Rusia no pierde oportunidad alguna para chantajear abiertamente al mundo. En esta ocasión ha afirmado haber minado y estar lista para volar la planta de energía nuclear de Zaporizhzhia. En un comunicado, el mayor general Valery Vasilyev, responsable de la unidad de defensa radiológica, química y biológica de las Fuerzas Armadas rusas, que en estos momentos está al frente de la guarnición de Zaporizhzhia en la central nuclear, manifestó que “aquí flameará la bandera rusa o quedará un desierto”.
Las tropas rusas están bombardeando la planta de energía nuclear más grande de Europa, destrozando su infraestructura y destruyendo las líneas eléctricas a través de las cuales fluye la electricidad hacia el sistema energético ucraniano. Este tipo de acciones implementadas por las fuerzas de ocupación podrían acabar provocando un apagón en las regiones del sur de Ucrania.
Si el ejército ruso continúa bombardeando la central nuclear de Zaporizhzhia, que como ya se señaló es la central nuclear más grande de Europa, podría producirse un accidente nuclear y radiactivo con consecuencias catastróficas para todo el continente europeo.
Según Rafael Grossi, director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica, la situación en la central nuclear de Zaporizhzhia – ocupada por el ejército ruso desde el 4 de marzo -, se vuelve cada día más grave.
Por primera vez en la historia, instalaciones nucleares civiles se han convertido en objetivos militares y en un depósito de armamentos. Los ocupantes rusos han desplegado dentro del recinto de la planta hasta 50 unidades de equipamiento militar y 500 efectivos. De hecho, el ejército invasor está utilizando la planta de energía nuclear como una auténtica base militar.
Las acciones de la ONU y el OIEA, así como de la comunidad internacional, que deberían estar influyendo en Rusia para que retire sus tropas del territorio de la central nuclear de Zaporizhzhia, podrían evitar que se desarrolle el peor escenario. El control de la planta debe necesariamente pasar a manos de una comisión especial.
Los expertos del Instituto Estadounidense para el Estudio de la Guerra (ISW) sugieren que el dictador ruso Vladimir Putin podría servirse del chantaje nuclear para frenar el contrataque ucraniano. A su vez, EE.UU. ha acusado a Rusia de utilizar la central nuclear de Zaporizhzhia como “escudo nuclear”. Por su parte, el secretario de Estado de los Estados Unidos, Anthony Blinken, manifestó que Rusia ha convertido la planta de Zaporizhzhia en una base militar.
El mundo se enfrenta a un descarado terrorismo nuclear patrocinado precisamente por un estado nuclear. Los países civilizados deberían tomar las medidas necesarias para evitar una catástrofe nuclear, empezando por cerrar el espacio aéreo sobre las plantas nucleares ucranianas, dotando a Ucrania de sistemas de defensa aérea y sentando a los responsables de la agresión en el banquillo de los acusados por los crímenes cometidos.
Fuente eupoliticalreport