Publicado en julio, el informe, que pasó desapercibido hasta que el diario Nepszava la mencionó en un artículo el jueves, sostiene que “el fenómeno denominado ‘pink education‘ tiene numerosas consecuencias económicas y sociales”.
De acuerdo al Tribunal de Cuentas de Hungría, esta institución cercana al primer ministro nacionalista Viktor Orban, “si la educación favorece los rasgos femeninos” como “la madurez emocional y social” y “provoca una sobrerrepresentación de las mujeres en la universidad, la igualdad (de sexos) se verá significativamente debilitada”.
Los hombres más proclives a correr riesgos y emprender, según el estudio, no podrán encontrar su plenitud, situación que probablemente “provocará problemas mentales y de conducta“. Ello, cuando sus cualidades de creatividad e innovación son “necesarias para el desarrollo óptimo de la economía”, abunda el órgano judicial.
Asimismo, aleta contra los “problemas demográficos” que podría acarrear la educación universitaria de las mujeres para Hungría, ya que las graduadas podrían tener problemas para encontrar un compañero de igual estatus, “lo que podría conducir a una caída de la fecundidad“.
Víctor Orban, promotor de una “revolución conservadora” desde su regreso al poder en 2010, prometió promover la natalidad al tiempo que atacaba la migración.
En 2019, el Consejo de Europa lamentó “una regresión de la igualdad de género en Hungría”, señalando como ejemplo la baja representación política femenina. Aunque recientemente el país haya investido como presidenta de la República a una mujer, Katalin Novak, el gobierno húngaro sólo tiene una ministra y se sitúa en el antepenúltimo lugar de la Unión Europea por número de diputadas (el 12,6%), solo por delante de Malta.
Fuente Ambito