El Banco Central Europeo (BCE) ha realizado su segunda subida de tipos consecutiva (y la más agresiva de su historia) para combatir la inflación, que ya ha alcanzado el 9,1% en la eurozona, tras el alza aplicada en su reunión de julio de 50 puntos básicos. La autoridad monetaria ha optado, en esta ocasión, por incrementar el precio del dinero desde el 0,5% hasta el 1,25%. Una decisión que está en línea con lo pronosticado por los expertos, que preveían una subida de 75 puntos básicos cuando hace pocos días su pronóstico era de 50.
Esta no será la única subida, ya que, como ha reconocido su propia presidenta, Christine Lagarde, “durante las próximas reuniones esperamos seguir aumentando los tipos para contener la demanda“, aunque después matizó sobre la cuantía que “las de 75 puntos básicos no serán la norma”. Así, el precio del dinero seguirá al alza, puesto que “el cero no es el tipo neutral y donde estamos tampoco, por lo que sabemos que acometeremos más subidas para llegar a este tipo neutral, ya que es el camino hacia el que vamos para alcanzar nuestro objetivo de inflación de un 2%”, precisando que “el BCE volverá a su objetivo en más de dos reuniones pero menos de cinco, contando esta celebración”.
En su comunicado, el BCE destaca que el Consejo de Gobierno “espera aumentar los tipos de interés aún más hasta amortiguar la demanda y protegerse contra el riesgo de un persistente cambio al alza en las expectativas de inflación”. Así, ha revisado al alza sus proyecciones sobre los precios y espera que la inflación promedio se sitúe en el 8,1% para 2022, 5,5% para 2023 y 2,3% en 2024, diferenciando que en el caso de la eurozona este repunte “se debe a los suministros y en EEUU a la demanda”.
En este comportamiento de los precios, según esgrime Lagarde, también ha jugado un papel destacado el euro, que “ha ayudado a la subida de la inflación”. Por lo tanto, “estamos muy atentos” a la caída del euro y, aunque no tienen objetivos de tipo de cambio, “monitorizamos su caída y sabemos que tiene un impacto sobre la inflación”. A pesar de la fuerte subida de los tipos, la moneda común reaccionó al mensaje del BCE con caídas, manteniéndose por debajo de la paridad con el dólar. Esta debilidad se explica porque el banco central anunció su intención de mantener sin cambios su balance por un periodo prolongado, lo que significa que no planea drenar a corto plazo el exceso de liquidez inyectado en los últimos años.
Como consecuencia de la subida de los tipos de interés, el tipo de interés de las operaciones principales de financiación y los tipos de interés de la facilidad marginal de crédito y de la facilidad de depósito aumentarán hasta el 1,25%, 1,50% y 0,75%, respectivamente, con efectos a partir del 14 de septiembre de 2022. Este movimiento “demuestra que se impone la visión de los partidarios de una subida agresiva como respuesta más clara y contundente sobre su determinación en la lucha contra la inflación”, apunta Gonzalo de Cadenas-Santiago, director ejecutivo de Mapfre Economics.
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La inflación tendrá su impacto en el crecimiento económico, ya que el BCE ha revisado a la baja (y fuertemente) su previsión de PIB para la eurozona del año que viene y de 2024 y al alza la de este año. Así, esperan que ahora el Viejo Continente crezca un 3,1% en 2022 —tres décimas más que antes—, un 0,9% en 2023 —1,2 puntos menos— y un 1,9% en 2024 —dos décimas menos—, por lo que “los datos recientes apuntan a una ralentización sustancial del crecimiento económico, ya que se espera que la economía se estanque más adelante en este año y en el primer trimestre de 2023”. De hecho, recalcan que “los altos precios de la energía están reduciendo el poder adquisitivo de los hogares y, aunque los cuellos de botella se están suavizando, siguen limitando la actividad económica”. Además, no da por finalizado el impacto de la guerra en Ucrania, ya que “sigue siendo una amenaza al crecimiento y la confianza se deteriorará más”.
Christine Lagarde ha arrojado cierto pesimismo sobre una de las grandes fortalezas de las principales economías europeas: su mercado de trabajo. “El frenazo de la economía acabará pasando factura a un mercado laboral que aún es robusto“, esgrimió.
El Banco Central Europeo (BCE) ha realizado su segunda subida de tipos consecutiva (y la más agresiva de su historia) para combatir la inflación, que ya ha alcanzado el 9,1% en la eurozona, tras el alza aplicada en su reunión de julio de 50 puntos básicos. La autoridad monetaria ha optado, en esta ocasión, por incrementar el precio del dinero desde el 0,5% hasta el 1,25%. Una decisión que está en línea con lo pronosticado por los expertos, que preveían una subida de 75 puntos básicos cuando hace pocos días su pronóstico era de 50.
Fuente El Confidencial