Por Eduardo Paladini
Es un estudio nacional de Trespuntozero. Los números generales y según la afinidad política
Pese a la imagen del arma gatillando a centímetros de la cara de la vicepresidenta Cristina Kirchner, un sector de la sociedad mantiene dudas y sospechas. Esa es una de las primeras conclusiones de una encuesta nacional que Clarín adelanta este miércoles. Coincide con otros estudios preliminares. Pero el nuevo sondeo avanza un poco más: mide cómo impactó el atentado en la valoración que tiene la opinión pública de la vicepresidenta e incluso si hubo movimientos en la intención de voto 2023.
El relevamiento, de 1.650 casos a nivel nacional, es de Trespuntozero, una consultora que tiene clientes a ambos lados de la grieta. ¿Ejemplos? Hizo trabajos para el Gobierno nacional y para el PRO. Lo dirige la analista Shila Vilker, de habitual presencia en los medios.
El primer cuadro es una muy sintomática nube de palabras, donde se ve claramente la influencia de la grieta. El gráfico de los votantes de Macri-Pichetto está pintado de amarillo y allí se destacan “circo”, “mentira” y “teatro”. El de los votantes de los Fernández es azul y prevalecen “odio”, “violencia” y “locura”. Todo una definición de lo que piensan en cada bando.
La mirada sobre el hecho
Como vienen haciendo otras consultoras, Trespuntozero pregunta de arranque sobre el episodio en sí y las motivaciones del ataque. El descreimiento de un amplio sector de la sociedad es llamativo.
“¿Cuál de las siguientes frases se acerca más a su opinión sobre el hecho?”, plantea primero la consultora y un 53,6% responde que cree que fue “un hecho inventado usado por Cristina Kirchner para victimizarse”, contra un 30,8% que lo considera “un intento de asesinato” contra la vice. Lo curioso es que dentro del electorado oficialista, un 24,4% dice que fue “inventado”.
El ataque a Cristina Kirchner
En base a un estudio nacional de 1.650 casos.
Fuente: TrespuntozeroInfografía: Clarín
Luego sigue: “¿En su opinión el agresor que intentó dispararle a Cristina Kirchner es…?”. Ahí las opiniones están más divididas: para un 42,1% es “una persona totalmente desequilibrada” y para un 27,6%, “una persona incentivada por los discursos de odio de opositores y periodistas”.
Dato de contexto para los dos planteos: el relevamiento se hizo antes de que se conocieran las pruebas que para la Justicia ratifican que el ataque estuvo planeado.
El impacto en la imagen y los votos
Después sí, el estudio se mete en el impacto del ataque en la opinión pública, ahora y de cara al 2023. “¿Luego del hecho, la imagen que usted tiene de Cristina Kirchner…?“, pregunta. Y aquí también parecen haberse reafirmado opiniones, lo que en el balance no es bueno para la ex mandataria.
En el medio de las respuestas, un 19,7% asegura que su imagen sobre la vice “sigue igual de bien” y un 16,9%, que “sigue igual de mal”. Pero en los extremos, sólo 11,2% responde que “mejoró” contra un 45,3% que contesta que “empeoró”. El 6,9% “no sabe”.
Si se compara con los sondeos tradicionales de imagen, grosso modo los que la veían bien y mal mantienen esa mirada, mientras que los que la veían muy bien o muy mal profundizaron esa evaluación.
En el análisis más fino, otra vez lo que llama la atención es el desglose en el electorado que votó a los Fernández en 2019: un 62,4% se agrupa en la parte positiva del impacto (“igual de bien” o “mejoró”), pero un 32,3% queda del lado negativo (“igual de mal” o “empeoró”).
En cuanto a la intención de voto, no se ven grandes movimientos, lo cual tampoco es bueno para el oficialismo. Por un lado, un 6,1% “antes pensaba votar por el Frente de Todos pero ahora piensa votar por la oposición”; por el otro, un 4,3% “antes pensaba votar por la oposición pero ahora piensa votar por el Frente de Todos”. Casi que se neutralizan.
Pero lo que queda afuera, tiene balance claramente en contra para el Gobierno: un 44,5%, “antes pensaba votar por la oposición y luego del hecho sigue pensando lo mismo”; contra un 20,2%, que “antes pensaba votar por el Frente de Todos y luego del hecho sigue pensando lo mismo”. Completa 24,9% de “no sabe”.
El análisis de la especialista
A pedido de Clarín, Vilker analizó los resultados del estudio:
“El increscendo de las últimas dos semanas concluyó con el lamentable episodio que todos vimos, pero que no toda la sociedad procesó de la misma manera. El ataque a la vicepresidenta, conmoción de gran magnitud, lejos de suscitar repudio unánime en la ciudadanía, tendió a intensificar la grieta y las sospechas entre argentinos, en algunos casos más allá de la palabra de los dirigentes”.
“La toma del dato es ‘en caliente’, con un relevo durante viernes y sábado, los dos días posteriores al intento de asesinato de Cristina Kirchner. Por eso, su resultado puede leerse como un fenómeno de espontaneísmo mental. Veremos con el correr de los días si estas reacciones iniciales tienden a mantenerse o variar”.
“El atentado no sólo no logró modificar la grieta, sino que aumentó el descreimiento en la clase política, algo que ahora parece expandirse a los medios. La interpretación y las ideas de montaje, farsa, circo y todo el arco de su sinonimia aumenta la fuerza de las ideas conspiranoicas, que parten de esa desconfianza en la clase política pero encuentran un anclaje en el teléfono borrado, la ausencia de huellas en el arma o las reacciones de la custodia”.
La secuencia del ataque a Cristina Kirchner. Aunque se vio casi en vivo, mucha gente duda.
“Es preocupante. Las teorías conspirativas que se propagan por las redes tienen más adhesión que la información oficial difundida por los canales tradicionales. La dirigencia está, en cierta forma, aislada”.
“En el sector de votantes opositores predomina antes la sospecha que el repudio o la condena del hecho, aun cuando Mauricio Macri y Rodríguez Larreta hayan condenado el hecho a las pocas horas. Sus electores, en cambio, parecen más duros y más desconfiados y en esto se disocian de sus líderes”.
“Los votantes oficialistas, a su vez, parecen aceptar con más naturalidad la explicación del odio y sus discursos; pero un segmento de ellos también es tentado por la encuadre de la farsa. Y eso debe llamar la atención del oficialismo”.
Una imagen de la marcha de apoyo a la vicepresidenta, del último sábado. FOTO Germán García Adrasti.
“El odio y el circo, dos lecturas predominantes y enfrentadas del hecho, tienen sin embargo una coincidencia fundamental: la sospecha sobre el otro. El odiador es el otro; el que está dispuesto a realizar un montaje es el otro. Desconfianza profunda de una sociedad que ya no debe preguntar cómo convivir sino al menos cómo coexistir”.
“Los discursos de ambos lados parecen obedecer a los extremos, no hacen otra cosa que inflar las burbujas de opinión en la que habitan los núcleos duros. La posibilidad de un punto de encuentro se ve cada vez más lejano, y el ataque a CFK no cambia esa situación”.
“La opinión, como era de esperar, se organiza sobre las líneas de fuerza que nuestra sociedad viene marcando hace tiempo. Si podrá la dirigencia frenar esta dinámica de enfrentamiento y desconfianza no parece ser una pregunta fácil de responder”.
Fuente Clarin