El Comisario Osvaldo Mato esta muy vinculado con el poder político, es uno de sus seguidores que desde hace años milita en la PFA. Si bien es el segundo jefe de la PFA, es quien tiene maneja los hilos de la institución, donde oficiales de alto rango no ven con simpatía.
El oficial Mato conoció a su futura esposa Paula Nicoletti cuando ésta trabajaba en el Senado con Chacho Álvarez. La Sra Paula Mato, esposa del Subjefe de la PFA y actual funcionaria en la Cancillería argentina, es la hija de Máximo Nicoletti un ex terrorista que paso a colaborar con la Armada en los 70. Paula Nicoletti siempre admiro y protegió a su padre e incluso colaboró con el en algunos emprendimientos comerciales.
Asi todo, Paula cobro una jugosa indeminizacion como “victima de la dictadura”.
Su padre cayo preso por el robo de un camión blindado el 28 de febrero de 1994 junto a, Luis Campos, Juan Copes, Jorge Finochiaro y otros como Ricardo Cesar Fabian Solar Grillo (nombrado en el consejo de la Magistratura de CABA en 2015 mientras colaboraba en la SIDE de ese momento) y lograron salir en libertad, ni bien Chacho Álvarez llego a la vicepresidencia, en diciembre de 1999. Luego invertirían en una revista del momento y en propiedades en Barrio Norte.
A su vez, Máximo Nicoletti, alias Alfredito, fue quien planificó y llevo a cabo el asesinato del Crio Gral Alberto Villar y de su esposa Elsa Marina Pérez.
Hoy día, el Comisario Osvaldo Rubén Mato, es el jefe de la Policía Federal en las sombras, uno de los responsables de las fallas en la seguridad de la Vicepresidente, Cristina Kirchner.
Un articulo de Beto Baldez en el sitio MDZ, relata con precision la interna desatada:
Interna en la Policía Federal: cuestionamientos contra el comisario preferido de Aníbal Fernández
El frustrado atentado contra Cristina Fernández de Kirchner y la ineficiencia en la investigación dejaron en evidencia la interna dentro de la cúpula de la Policía Federal. Pelea entre el jefe Hernández y el número dos Matto. El comisario preferido de Aníbal avanza pero genera cuestionamientos.
La ineficiencia y las desprolijidades que se generaron antes, durante y después del intento de ataque a Cristina Fernández de Kirchner han puesto en evidencia la dura interna que se vive en la conducción de la Policía Federal con críticas al comisario preferido del ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, Alejandro Ñamandu y peleas porque nadie quiere pagar el costo político de la mala praxis.
La principal interna, al igual que en la Policía bonaerense, se da entre el jefe de la Federal, comisario Juan Carlos Hernández y el número dos, comisario Osvaldo Matto. El titular de la fuerza no es percibido por los efectivos como un jefe operativo, sino más bien un “jefe de relaciones públicas”, comentan a MDZ fuentes policiales. “Ni siquiera estaba en el país cuando le gatillaron a Cristina, vive viajando y no es un verdadero conductor de nuestra institución”, comentan en el edificio de la calle Moreno.
También destacan que nunca quedó claro el sospechoso choque que protagonizó a fines de 2020 con una camioneta Ranger que provocó heridos en los ocupantes de otros autos. Se comenta entre los hombres de azul que Hernández llegó al cargo mayor exclusivamente por su amistad con el amigo del presidente Alberto Fernández, Claudio Ferreño, presidente del bloque del Frente de Todos en la Legislatura porteña. El dirigente del PJ de CABA pasó por las filas de la Federal y perteneció a la promoción 82 al igual que Hernández donde se hicieron muy amigos.
De todas formas, también exhibe un CV muy completo ya que es licenciado en Ciencia Política y Gobierno, egresado de la UCES, con posgrados en Historia Política y en Estudios Estratégicos y Prospectiva. Aunque sus detractores sostienen que aprovechó muy bien su larga estadía en el área de Custodias que le permitió construir excelentes vínculos políticos.
Lo concreto es que Matos, el números dos, intenta consolidarse por mayor liderazgo. Pero también tiene algunas cuestiones que hacen ruido dentro de la fuerza. Fue parte del Centro de Entrenamiento y Doctrina Policial, que enfocaba a los policías en cuestiones de derechos humanos, un programa del Ministerio de Seguridad bajo la gestión de Nilda Garré que no dejó precisamente buenos recuerdos.
Pero tiene una trayectoria de un cuadro muy operativo. Se trata del primer efectivo del GEOF llega a comisario general y a subjefe de la fuerza. Un activo valioso para una policía que está en plena transición a convertirse en una especie de FBI local al no tener más el manejo de las comisarías de CABA.
Precisamente, por esa nueva función es que resulta inaceptable la ineficiencia demostrada por la conducción policial donde quedaron en evidencia las diferencias internas y el poder ascendente del comisario preferido de Aníbal. Ñamandu es el hombre de mayor confianza del jefe de cartera de Seguridad desde hace varios años. El vínculo comenzó cuando fue de la custodia de Fernández. Las fuentes policiales y expertos en inteligencia cuentan que Ñamandu desautorizó a Matto en la madrugada del intento de ataque a la vicepresidenta y quedó a cargo de la investigación. “El desastre comenzó ahí cuando decidieron enviar el celular del detenido en forma improvisada y estropearon todo”, comenta un vocero de Seguridad.
“Sospechosamente la movida de ese día se pareció mucho a lo qué pasó con el teléfono de Alberto Nisman, embarraron la cancha y por eso hay malestar contra el ministro y Ñamandu”, comentan con preocupación en fuentes de la Justicia Federal. Aníbal ha quedado golpeado luego de la ineficiencia demostrada por el manejo de la custodia y lo que ocurrió con el celular del detenido.
Seguramente el presidente Alberto Fernández lo va a sostener esperando que baje la espuma del escándalo, aunque sea el blanco de duras críticas provenientes del camporismo. “También aprovechan para pegarle porque fue uno de los pocos funcionarios del Gobierno nacional que se animaron a criticar a Máximo Kirchner por su renuncia a la presidencia del bloque y por haber militado contra el acuerdo con el FMI”, sostienen en la Casa Rosada.