Los acuerdos para normalizar las relaciones entre Israel y Emiratos Árabes Unidos y Bahréin se firmaron hace dos años, a los que se sumaron Marruecos y Sudán, aunque el acuerdo con este último aún no se ha concretado.
Por el Dr. Yoel Guzansky
Hasta el momento, se han firmado cientos de memorandos de entendimiento (aunque la mayoría aún no se han implementado) y acuerdos en diversos campos, se han abierto embajadas, se han realizado visitas de alto perfil y se han puesto en marcha rutas de tráfico aéreo.
Se celebraron más de 150 reuniones de funcionarios de seguridad con sus homólogos de la región y se firmaron acuerdos por un total de más de 3.000 millones de dólares en medios de seguridad israelíes para países de la región.
A pesar de estos logros, diferentes circunstancias y procesos profundos podrían enfriar la paz relativamente cálida.
Ciertos factores influyen en la posibilidad de desarrollar las relaciones y establecen un especie de techo de cristal, aunque de naturaleza dinámica; como hemos visto, en función de diferentes consideraciones, los estados árabes recorrerán un largo camino, incluso en contra de sus posiciones públicas anteriores.
En primer lugar, la cuestión palestina sigue teniendo mucho peso entre el público árabe.
El empeoramiento de la situación de seguridad entre Israel y Hamas y ciertamente en Cisjordania, a raíz del desafío al gobierno de la Autoridad Palestina, podría dañar las relaciones y la capacidad de expresarlas únicamente.
En segundo lugar, Irán se opone a los acuerdos y está especialmente preocupado por la cooperación en materia de seguridad entre Israel y los Países del Golfo.
Hará todo lo posible para abrir una brecha entre Israel y sus socios, amenazarlos e incluso tomar medidas por debajo del umbral de la guerra para obligarlos a alinearse con él y enfriar sus relaciones con Israel.
En tercer lugar, la proactividad política estadounidense es necesaria no sólo para promover las relaciones, sino a veces para acompañar a las partes en determinadas áreas, ciertamente en cuestiones de seguridad multilateral.
La Administración Biden apoya el proceso, principalmente retóricamente, y no está claro hasta qué punto está dispuesta a invertir lo que sea necesario para impulsarlo.
Además, los procesos internos en Israel, es decir, la inestabilidad política, tienen un efecto negativo en la capacidad de impulsar procesos e incluso implementar temas que han sido acordados.
De cualquier manera, la situación envía un mensaje negativo y daña la imagen de fortaleza israelí.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies
Fuente Aurora